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Manatí de las Indias Occidentales (Trichechus manatus latirostris, Trichechus manatus manatus) Animales en peligro

Manatí de las Indias Occidentales (Trichechus manatus latirostris, Trichechus manatus manatus)
Brasil Colombia Costa Rica Cuba México Nicaragua Panamá Puerto Rico República Dominicana Venezuela
Filo Chordata
Clase Mammalia
Orden Sirenia
Familia Trichechidae
Status UICN ver 3.1 Vulnerable
Status CITES Apéndice I

U.I.CN. - Vulnerable

Nombre científico: Trichechus manatus latirostris, Trichechus manatus manatus (Linnaeus, 1758)

Otros nombres vulgares: Manatí de Florida, Manatí de las Antillas

Descripción general y características

Pueden llegar a medir hasta más de tres metros y pueden pesar una media de 500 a 600 kg. Las hembras son más grandes que los machos. Sin embargo, se han observado individuos que miden hasta cuatro metros con un peso de hasta 1.500 kilogramos.

Sus ojos son pequeños y sus orejas carecen de pabellón externo. Los huesos son extremadamente densos y los huesos largos y costillas carecen de cavidad para la médula. Su piel esta finamente arrugada, con cinco centímetros de espesor, cubierto generalmente por algas y pequeños moluscos. La cabeza se ensancha y se une sin cuello ni hombros.

Además su cuerpo es fusiforme, de color gris a negro, con una cola horizontalmente aplanada a modo de pala y sin miembros posteriores. Los miembros anteriores están modificados en aletas en forma de remos y presentan uñas a los extremos. Las aletas las usan para nadar, coger alimento, o incluso abrazar a otros manatíes. El hocico es chato y los carnosos labios flexibles están provistos de cerdas sensoriales.

Con respecto a su boca, está adaptada para la vida herbívora. No tienen dientes frontales, solo molares. Además, como ocurre en otras especies, al desgastarse un molar frontal se mueve hacia delante, y una nueva pieza brota atrás.

Tienen un labio superior grande y partido. Los lados derecho e izquierdo pueden moverse de manera independiente para atrapar y mover a la comida a su lugar. Detrás de los labios hay unos parches llenos de bordes que resquebrajan los alimentos en piezas más pequeñas antes de que los molares los muelan finalmente.

Con fuertes movimientos hacia arriba y hacia abajo, utilizan la cola para impulsarse por el agua. Generalmente se mueven a unos 4,8 a 8 km/h, por lo que ver nadar a los manatíes, es como ver un ballet en cámara lenta, mientras se retuercen y dan volteretas silenciosamente en su hogar acuático.

Tienen una esperanza de vida de unos 70 años.

Comportamiento

Los manatíes son los únicos mamíferos marinos exclusivamente herbívoros. Debido a que las plantas tienen un bajo contenido energético y a que estos son tan grandes, los manatíes necesitan comer nada menos que la décima parte de su peso cada día para obtener la energía necesaria. Es decir, necesitará consumir unos 50 kg de plantas diariamente. Por consiguiente su metabolismo es muy lento; esto también repercute en que al poder enfermar en zonas con temperaturas bajas, donde les costaría mantener la temperatura idónea, necesiten vivir en aguas tropicales o subtropicales.

Consumen plantas y pastos sumergidos, flotantes o emergentes de agua dulce, sin ser muy selectivos al respecto. Aun así, si puede ser, parece que prefieren consumir la hierba de manatí (Syringodium filiforme) y la hierba de tortuga (Thalassia testudinum).

Al igual que el resto de mamíferos marinos respiran aire fuera del agua, por lo que suben a la superficie a tomar aire. Cuando están descansando pueden subir a tomar aire cada 20 minutos, mientras que cuando están activos necesitan tomar aire cada 3 o 5 minutos. Además, necesitan renovar de manera muy eficaz el aire de sus pulmones para tomar el máximo de aire nuevo; así pues pueden llegar a intercambiar el 90 % del aire de sus pulmones cuando salen a respirar. Cuando se sumerge, los dos orificios nasales, localizados un poco más arriba de la boca, se cierran herméticamente.

Entre ellos se comunican mediante un coro de voces que suena como rechinidos. Los sonidos que hacen pueden se escuchados por el hombre.

Con respecto a sus hábitos, son generalmente solitarios, aunque pueden ser vistos en pares o en pequeños grupos hasta de 13 individuos a la vez. Estas agrupaciones sin embargo, la mayoría de las veces son temporales. En algunas zonas son más duraderas

Cuando una hembra puede reproducirse se congregan varios machos a su alrededor, formando una manada reproductora. Tras la reproducción se volverán a separar. Las madres y las crías sí que mantienen contacto durante un tiempo, comunicándose con sonidos. Las crías se alimentan de la madre durante casi un año, aunque permanecerán juntos durante dos años. Las crías de manatí al nacer pesan 30 kg y ya miden 1,20 m.

Son lentos reproductivamente hablando ya que alcanzan la madurez sexual a los 10 años, y su periodo de gestación dura un año, tras lo cual su cría permanecerá junto a ella unos dos años. Las hembras se reproducen cada 3 a 5 años.

Entre otras cosas, se sabe que ayudan a mantener libre de vegetación los canales de irrigación y de transporte, por lo que es un añadido a la importancia que pueda tener para el hombre esta especie.

Hábitat y distribución geográfica

El manatí habita en aguas tropicales y subtropicales. Se distribuye por la Costa atlántica y estuarios, desde el sureste de EE.UU. y la costa este de América Central hasta Brasil; Indias Occidentales (Bahamas, Cuba, República Dominicana, Haití, Jamaica, Puerto Rico, y anteriormente Islas Vírgenes). Se le encuentra en aguas poco profundas.

El manatí de las indias occidentales a su vez se diferencia en dos subespecies. El Estrecho de la Florida por un lado y las temperaturas frías del norte del Golfo de México por el otro, se cree que han fomentado esta diferenciación; se identifican con base en las características osteológicas:

1. el manatí de Florida (Trichechus manatus latirostris) que habita en Florida y en el norte del Golfo de México

2. el manatí de las Antillas (Trichechus manatus manatus) que se encuentra en las costas y los ríos desde México hasta el noroeste de Suramérica incluyendo el Gran Caribe. Es la que se encuentra también en Puerto Rico.

Como hábitat usan ríos, estuarios y áreas costeras movilizándose libremente entre áreas de agua dulce, salobre y salada; sin embargo, parecen requerir el acceso a agua dulce.

Necesitan además que estas zonas cuenten con abundante vegetación acuática para alimentarse, proximidad a hondos canales para movilizarse y refugios tranquilos para su protección.

En Suriname, los manatíes habitan en pantanos semisumergidos y las regiones de la sabana.

En Venezuela y Colombia los hábitats disponibles aumentan significativamente durante la época lluviosa, permitiendo acceso a los tributarios y lagunas. Durante la sequía, los manatíes pueden ser atrapados en cuerpos de aguas profundas. En Venezuela los manatíes comparten hábitats con las nutrias gigantes de río (Pteronura brasiliensis) y nutrias de río (Lutra longicaudis), los delfines de ríos (Inia geoffrensis) y el caimán (Cayman crocodilus) entre otros.

En México comparten hábitats con las tortugas verdes (Chelonia mydas), cocodrilos (Crocodilus acutus), delfines (Tursiops truncatus) y tiburones (Gicglymostoma cirratum). Las rémoras (Eheneis neucrotoides), se encuentran comúnmente adheridas a los cuerpos de los manatíes.

En Panamá están restringidos a dos áreas principales: La Provincia de Bocas del Toro (específicamente las áreas de Changuinola y Chiriquí Grande), y en el sistema del Canal de Panamá, (incluyendo el Lago Gatún y los ríos asociados). Además en ocasiones se les ve en Veraguas y Colón, en río San San y más específicamente en la laguna La Olla. La alta proporción de crías observadas (15.7%), la gran mayoría en el río San San, indica que la reproducción está tomando lugar en el área (Mou Sue et al. 1990).

A su vez en el área de Changuinola, los manatíes se encuentran en tres sitios principalmente: (a) río San San, especialmente en su tramo inferior, lejos de las poblaciones humanas y del tráfico de embarcaciones; (b) las lagunas de Changuinola; (c) la ensenada de Soropta, con praderas marinas y protección de arrecifes de corales.

En el área del Lago Gatún y del Canal de Panamá, se encuentran pequeños números de manatíes, a raíz, al menos en parte, de un proyecto de reubicación en los primeros años de la década de los 60 (MacLaren 1967).

Los manatíes en Puerto Rico habitan cerca de la costa y en áreas estuarias. Los conteos más altos ocurren al este y al sur de las costas de la isla. Estas áreas contienen extensas praderas de hierbas marinas, aguas relativamente calmadas y fuentes de agua fresca provenientes principalmente de ríos. Las praderas de Thallassia testudinum han sido identificadas como la principal fuente de alimento de estos mamíferos en Puerto Rico.

Causas de disminución

Estos animales, con población muy reducida actualmente y con hábitats muy específicos, en Panamá y en otros lugares donde habita se le relaciona con los animales denominados “comida de monte”, ya que han sido utilizados por las personas para alimentarse a pesar de los problemas de reproducción que tienen.

Actualmente hay otros problemas también como son el intenso desarrollo en las zonas costeras o los vehículos acuáticos. El que los manatíes no naden muy rápido debido a su peso y tamaño los hace vulnerables ante la dificultad de esquivar con rapidez una embarcación a gran velocidad, por lo que son atropellados, ya que las personas tampoco alcanzan a verlos a tiempo en muchas ocasiones.

La destrucción de hábitats representa otro problema. Las plantas marinas en los estuarios y otras zonas se ven afectadas por la contaminación proveniente de las escorrentías desde tierras altas. Además, todo objeto o edificación sobre el agua que cree sombra e interfiera con la captación de luz solar necesaria para el proceso de fotosíntesis de las plantas marinas también afectan estos ecosistemas.

Las redes de pesca también ocasionan la muerte del manatí, pues algunos pescadores continúan atrapándolo para consumir o vender su carne ilegalmente. En otras ocasiones las redes lo mantienen atrapado bajo el agua y muere ahogado.

En Colombia el factor principal de amenaza es la cacería ilegal, ya que la especie ha sido sometida a una intensa cacería desde hace varios siglos y, a pesar de la protección legal, la mortalidad por esta presión sigue siendo preocupante. En los ríos Sinú, Magdalena y San Jorge, los manatíes representan una de las especies de fauna silvestre cuya caza ocasional tiene frecuencia (Millán 1996). Son perseguidos por pescadores especialistas.

Además se puede dar el caso, como ocurre en Bolívar y en las ciénagas de Santander, de que los animales queden atrapados en ciénagas que se secan con fines de riego. En regiones de la Orinoquia se presentan casos de mortalidad en mallas, especialmente de crías y juveniles (Castelblanco et al. 2001).

Medidas de conservación

Estos animales no tienen muchos depredadores en su hábitat natural debido a su gran tamaño. Aun así, son de los mamíferos marinos más amenazados. Esto además significa que las personas constituyen la mayor amenaza para estos animales. Los manatíes son animales lentos y no agresivos, lo cual los hace presa fácil de los cazadores. Además son tentadores ya que sus cuerpos proporcionan gran cantidad de carne, de manera que un solo animal puede alimentar a una familia por largo tiempo.

Debido a que están amenazados, es necesario aumentar su número en libertad y proteger sus hábitats.

Un problema añadido intrínseco de la especie es que se reproducen lentamente como ya se ha mencionado. Esto supone que el número de muertes naturales y ocasionadas por el hombre es mayor que el número de nacimientos.

Los manatíes figuran en el Apéndice I del CITES y en consecuencia, el comercio de cualquier producto derivado del manatí está prohibido.

Además el Anexo II del Protocolo de SPAW, incluye todas las especies Sirenia como requiriendo protección total bajo el artículo 11, el cual prohíbe capturar, poseer, matar y comercializar las especies, partes o productos de las mismas.

Además otros convenios internacionales pertinentes sirven para proteger los manatíes y sus hábitats. Por ejemplo, la Convención Ramsar para la conservación de los humedales, que entró en vigencia en 1975, promueve la designación y gestión de los humedales nacionales como importantes hábitats para las especies, en particular para las aves acuáticas. Once Estados del Gran Caribe son Partes de la Convención Ramsar. El Convenio recientemente adoptado, sobre la Diversidad Biológica tiene como sus objetivos la conservación de la biodiversidad y el uso sustentable de sus componentes. El Convenio entró en vigencia en 1993 y ha sido suscrito por veinticinco Estados del Gran Caribe y diez de los Estados donde existe el manatí han ratificado.

En Panamá, La ley Decreto no. 23 de 1967 para la vida silvestre, extiende protección a los manatíes y prohibe su caza, y la de otras especies; resolución no. -DIR-002-80 de 1980 del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Dirección Nacional de Recursos Naturales Renovables RENARE) que declara el manatí como especie en peligro de extinción. Sin embargo esta legislación no es efectiva y necesita revisión. La pesca con redes agalleras, está prohibida en los ríos.

Al sur de Puerto Rico, en Bahía de Jobos, hay una significativa población de manatíes. Esta zona se encuentra en gran parte en la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de Bahía de Jobos. Aquí además existe un Plan de Manejo de la Reserva de Bahía de Jobos que limita la velocidad, el paso de motoras acuáticas conocidas como ´jet skies´ y la utilización de redes de pesca.

En Colombia esta especie se encuentra protegida por la Resolución 574 de 1969 (INDERENA) que establece una veda completa de caza. Algunas corporaciones autónomas regionales, entre las que se destacan la CVS (Corporación Autónoma de los Valles del Sinú y San Jorge), la CRA (Corporación Autónoma Regional de Centro de Antioquia), han realizado esfuerzos en conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial y grupos regionales para manejar alrededor de 29 animales que se encuentran cautivos (Millán 1999).

Estas y otras corporaciones o entidades regionales como Cormagdalena, Cardique (Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique), la CAS (Corporación Autónoma Regional de Santander), la Fundación Amigos del Manatí y la Fundación Omacha han realizado campañas educativas para estimular la conservación de la especie. En la Ciénaga de Paredes (Magdalena), se ha venido desarrollando en conjunto con las comunidades en proceso de control de cacería y monitoreo de la población. Actualmente, el Ministerio del Medio Ambiente y la Fundación Omacha están desarrollando un Plan de Acción para la conservación de los manatíes en Colombia, con el apoyo de las corporaciones autónomas que tienen esta especie en su área de jurisdicción (Trujillo et al. 2006).

En Costa Rica está protegida y regulada por la Ley de Conservación de la Vida Silvestre No. 7317, la Ley Orgánica del Ambiente No. 7554 y el decreto No. 26435-MINAE.

En Cuba los trabajos de conservación llevados a cabo por las instituciones cubanas hacen que este corpulento mamífero haya recuperado sus poblaciones en algunos cayos al norte de Pinar del Río, y en la Ciénaga de Zapata.