Hace pocos meses un grupo de paleontólogos que estaban trabajando en New Brunswick, Canadá, desenterró los restos del tiburón más antiguo que se haya descubierto hasta el momento. Ese fósil nos permite saber que los tiburones ya dominaban en el mar hace 409 millones de años.
Lo increíble es que este escualo es muy semejante a los tiburones actuales. A pesar de que hace 400 millones de años el mar era siete veces más denso que hoy, los tiburones no sufrieron cambios en su evolución. Se adaptaron a todas las alteraciones del clima y del medio sin modificar su estructura. Cuando un modelo es perfecto no necesita cambiar. Los tiburones sobrevivieron a los dinosaurios y a los cambios provocados por el hombre, al menos hasta nuestros días. Pero esto parece estar cambiando.
Desde la década del ´80, la pesca comercial del tiburón se incrementó hasta alcanzar niveles increíbles. Esto se debe a la práctica del “aleteo” una espantosa técnica de pesca que consiste en capturar al animal, subirlo a bordo, cortarle las aletas y arrojarlo vivo al agua en donde morirá ahogado en una lenta agonía, por la falta de movimiento .
Las aletas de los tiburones representan sólo el 5% del peso corporal del animal, por lo que el otro 95% se desperdicia totalmente. Una vez secadas las aletas, son enviadas a los mercados de Taiwán, China y Japón donde se las utiliza para preparar “sopa de aletas”, un plato que llega a alcanzar un valor comercial de 90 dólares al que, falsamente, se le atribuyen propiedades afrodisíacas. Los cálculos y proyecciones de los organismos de pesca mundiales estiman que cada año se matan 100 millones de tiburones en este tipo de pesca. Pero estos datos no tienen en consideración la captura clandestina que incluso puede ser mayor que la conocida y de la que, obviamente, no se tienen mayores datos.
Los pescadores, sobre todo los latinoamericanos, aprendieron que pueden ganar mucho más dinero llenando los barcos de aletas que conservando al animal entero, pesan menos, ocupan mucho menos espacio, se conservan mejor y son mucho más costosas que el resto del animal. Es por eso que, incluso en regiones donde está prohibida la pesca de tiburones, y donde nadie piensa en la sopa de aletas, ésta se sigue practicando en forma ilegal. Los investigadores de las Islas Galápagos, donde está prohibida la captura del tiburón, alertan sobre el hecho de que quince años atrás, podían verse en la zona cardúmenes de tiburones martillo de hasta 300 ejemplares. Hoy en día es extraño observar una agrupación de más de 30 escualos.
Odiados por muchos, temidos por todos, los tiburones son el pico más alto de la cadena alimentaria marina. Si los tiburones no estuvieran, sus presas aumentarían en número desproporcionadamente, esto podría provocar un caos de alimento en toda la cadena trófica que podría hacer sucumbir al mar.
Me resisto a creer que el depredador más formidable de la creación, el modelo perfecto de la evolución desaparezca de los mares simplemente para que un grupo de hombres obtenga el dudoso placer de un falso afrodisíaco. Me resisto a pensar que el resto de la humanidad los va a dejar hacerlo.
“No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce”