Las rayas son animales que han adaptado su vida a los fondos de arena cercanos a la costa. Suelen permanecer enterradas en fondo para esconderse de los ataques de los predadores. Pero así y todo quedan muy expuestas. Es por eso que éste ingenioso animal ha diseñado un método de defensa consistente en un aguijón venenoso ubicado en el primer tercio de la cola.
Sólo dos familias de rayas poseen este aguijón que tiene una punta sumamente filosa y tiene los lados aserrados y se ha llegado a definir como “un estilete colocado sobre un látigo”. El aguijón es reemplazado por otro cada cierto tiempo y eso explica porqué algunas rayas presentan dos o tres aguijones. El veneno es producido por un tejido glandular situado en dos surcos paralelos ubicados detrás del aguijón que suele ser proporcional al tamaño de la raya. En la raya australiana que llega a medir dos metros de punta a punta de las aletas y pesar 340 kilogramos, el aguijón alcanza 30 cm de longitud.
El dato sin duda más curioso se dá en el hecho que las rayas de aguijón son vivíparas y las crías ya nacen dotadas de aguijón y veneno. Pero ¿cómo evitar que al momento del nacimiento las crías claven el aguijón en el oviducto de su madre? La naturaleza dotó a estos animales de una curiosa solución. Al nacer, el aguijón de las crías tiene la consistencia y la flexibilidad del papel por lo que no puede clavarse y se endurece al contacto con el agua.
Más allá de lo que se cree, el aguijón es un arma defensiva que el animal emplea sólo cuando se siente atacado. En el caso de los seres humanos el veneno no llega a ser mortal y todos los casos de heridos se dieron en pescadores que sacaron una raya o en bañistas descuidados que pisaron una raya al momento de entrar al mar. En contacto con los buceadores suele ser un animal francamente sociable y curioso. Una vez que “levanta vuelo” es posible acariciarlo o darle de comer. Cuando un buzo les lleva alimento, suelen concentrarse en torno a él tratando de obtener la mejor porción.
El uso del aguijón de la raya como punta de flecha o lanza fue muy difundido entre las tribus costeras de la antigüedad y ya se lo menciona en la mitología griega como un arma sumamente peligrosa. Hay una costumbre de confundir a las Manta Rayas con las rayas grandes cuando en realidad se trata de dos especies distintas con notables diferencias físicas.
“No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce”