Frecuentemente los seres humanos tenemos más información sobre la superficie de la luna que sobre el fondo del mar. Aunque parezca increíble aún hoy en día hay muchos animales del océano que desconocemos casi completamente.
Un ejemplo de ello es la marsopa de anteojos que fue descripta por primera vez en 1912 por Lahille y en 1975 se sabía de la existencia de ocho especimenes solamente. Actualmente se conocen unos doscientos individuos casi todos ellos hallados muertos en las playas de Tierra del Fuego y en avanzado estado de descomposición. Pero hay sólo unos pocos datos de avistajes de estos animales vivos en el pasaje de Drake, de hecho no hay ninguna foto realmente ejemplificadora de estos escasos encuentros.
Su longitud máxima es de alrededor de 2,20 metros y tiene un peso aproximado a los cien kilos. Son de color negro brillante en la parte superior y blanco en la parte inferior. Su nombre proviene de las manchas negras que rodean el ojo y le dan aspecto de anteojos. Se cree que se alimentan de cefalópodos y peces pero hasta el momento nunca se ha hecho un examen de contenido estomacal de estos animales.
Otro ejemplo se dio en junio de 1986, en una playa de la Isla de Juan Fernández, al oeste de Chile (que se hiciera famosa porque en ella habitó Alexander Selkirk quién fuera el inspirador de la novela Robinson Crusoe) se encontró un cráneo extraño. Tras un estudio minucioso del mismo los expertos bautizaron a la nueva especie como “zifio de Bahamonde” y aunque se cree que no está extinguida aún nadie a visto a ningún ejemplar vivo de este cetáceo. Habrá que preparar las cámaras de fotos y estar atentos para poder ayudar a los científicos a descifrar los enigmas de esta naturaleza que nos sorprende día a día.
“No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce”