A trescientos kilómetros al sur de Java, emerge del Océano Indico la isla de Christmas con una exuberante vegetación selvática que sirve de hábitat a 150 millones de cangrejos rojos que, caso único en el mundo, se alimentan de flores y frutos.
Los primeros cangrejos que se aventuraron hacia el interior de la isla se encontraron con poca competencia y escasos predadores porque pocos animales terrestres han podido llegar hasta la isla. Con el paso del tiempo los cangrejos se adaptaron a su nueva vida terrestre mutando sus costumbres, su alimento y la forma de conseguirlo. Hoy, los descendientes de aquellos conquistadores no pueden nadar.
A pesar de tan exitosa colonización sus raíces los siguen uniendo al mar y sus larvas sólo pueden desarrollarse en el agua costera. Por eso, cada año millones de cangrejos rojos abandonan los bosques y marchan a la costa para reproducirse. Muchos mueren en el camino y los que llegan corren el riesgo de ahogarse. El apareamiento ocurre en la playa, cada hembra lleva miles de huevos en una bolsa que se halla bajo la cola. En la línea donde se juntan la arena y el mar se produce el desove. En este ritual, algunos ejemplares son sorprendidos por las olas y mueren ahogados.
Los huevos se abren en las aguas del mar donde las larvas se desarrollan y luchan con ahinco por llegar a la costa, lo logran después de 25 largos días, momento en el cual la playa es asaltada por una multitud de cangrejos en miniatura que se dirigen, tropezando, hacia la espesura de la selva.
“No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce”