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¿Qué son los aerosoles?

Paisaje en brumas

Los aerosoles son partículas emitidas por fábricas, incendios forestales, escapes de automóviles y, a veces, por fuentes naturales.

Las partículas de aerosol son muy pequeñas, generalmente de menos de un micrómetro (millonésima parte de un metro) de diámetro; para poner esto en perspectiva, el diámetro de un mechón de cabello humano es de aproximadamente 75 micrómetros.

La comprensión científica sobre el papel que juegan estas partículas en el equilibrio energético de la Tierra y su impacto todavía está en proceso.

Para algunas personas, el término “aerosol” se refiere al propelente en una lata de aerosol, porque sustancias como los fijadores para el cabello y la pintura en aerosol salen de esas latas como una neblina de partículas pequeñas. Pero, los aerosoles son mucho más que lo que hay en la lata de fijador capilar.

Los científicos definen un aerosol como una suspensión de partículas en la atmósfera. Tienen fuentes tanto humanas como naturales. Por ejemplo, los aerosoles pueden formarse naturalmente cuando los pinos liberan un químico llamado alfa-pineno, un aceite que se condensa en partículas que pueden verse suspendidas como una bruma.

Otros tipos de partículas de aerosol se forman durante la combustión u otros procesos industriales en fábricas y motores de automóviles, desde la quema de biomasa (como árboles y matorrales) hasta la limpieza de tierras para la agricultura.

Los investigadores intentan comprender el impacto que tienen los aerosoles en el clima de nuestro planeta.

Los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso tienen un gran efecto sobre el clima porque atrapan el calor en la atmósfera y calientan el planeta.

Sin embargo, cuando medimos las estimaciones de la magnitud del calentamiento en función de las cantidades de gases de efecto invernadero en la atmósfera, algo parece distorsionarlas. El calentamiento debería ser mayor, lo que nos lleva a suponer que algún elemento está mitigando el efecto de los gases.

Según la opinión de algunos científicos, los aerosoles ayudan a resolver esta diferencia.

“Cuando tenemos en cuenta cómo los aerosoles interactúan con la energía solar entrante, la fuente dominante de energía en el sistema climático de la Tierra, podemos comprender que el calentamiento sea algo menor a lo esperado”.

La mayoría de los aerosoles en la atmósfera dispersan la luz del sol, reflectando parte de la energía radiante al espacio y ejerciendo una influencia refrescante en la Tierra.

Otras partículas de aerosol, denominadas “carbono negro” y “carbono marrón”, generalmente creadas a partir de incendios forestales, procesos industriales y escapes de automóviles, pueden dispersar y absorber la luz del sol. Dependiendo de la extensión de estos dos procesos, estos aerosoles de carbono negro y marrón pueden ejercer una influencia de calentamiento o enfriamiento.

Formación de nubes

Otro papel esencial que desempeñan los aerosoles en el sistema climático es su capacidad para formar nubes. Las gotas de nubes se forman cuando el agua se condensa en partículas de aerosol. Las nubes también pueden ejercer un efecto de calentamiento o enfriamiento en el clima de la Tierra.

“Las nubes funcionan de manera diferente a los gases de efecto invernadero en la atmósfera”. “Si ponemos más dióxido de carbono en la atmósfera, se va a bloquear el calor emitido y quedará atrapado en la atmósfera, lo que calienta el planeta. Pero aunque las nubes también absorben parte del calor emitido por la Tierra y calientan el planeta, también reflejan la luz entrante del sol de regreso al espacio, enfriando el planeta. Entonces, hay dos efectos contrapuestos”.

A partir de su investigación de diversos investigadores de la atmósfera, se ha determinado que los efectos que las nubes y los aerosoles tienen en el sistema climático están menguando levemente el calentamiento de los gases de efecto invernadero.

Los desafíos de estudiar aerosoles

El mayor desafío que enfrenta la ciencia cuando estudia cómo los aerosoles impactan en el clima es comprender que este impacto es una fracción tan pequeña de la energía total que la Tierra recibe del sol.

Cada metro cuadrado de tierra recibe 340 vatios de energía radiante del sol (promedio global diario). Alrededor del 30 por ciento de esa energía se refleja en el espacio (por ejemplo, por nubes), dejando aproximadamente 230 vatios por metro cuadrado que es absorbido en la atmósfera, los océanos y los continentes.

El efecto de los gases de efecto invernadero en el clima de nuestro planeta es de alrededor del uno por ciento de esa cantidad, y el efecto de los aerosoles, al dispersar y absorber la energía es una fracción sensiblemente menor.

Pero incluso los pequeños cambios pueden tener un gran efecto en el clima. Un pequeño aumento porcentual en la cantidad de energía solar absorbida por la Tierra puede llevarnos al calentamiento climático descontrolado; a la inversa, un pequeño porcentaje de disminución podría enviarnos a una era de hielo.

Mensurar y comprender este delicado equilibrio nos hará tomar conciencia del escaso margen de los diversos parámetros que hacer posible la vida en nuestro planeta.

Tomar conciencia y educarnos es nuestra responsabilidad frente a futuras generaciones.