Mediante la ordenanza Nº 9450/2015, la Municipalidad de Rosario dispuso la minimización del uso y condiciones de entrega de las bolsas de polietileno, como así también su disposición.
Transcurridos más de cuatro años, podemos decir que la medida, que afectó principalmente a los supermercados, produjo escasa resistencia entre los consumidores, quienes, de un modo u otro, se fueron adaptando y aceptando la nueva modalidad.
Si bien los pequeños comercios (principalmente verdulerías y pequeños almacenes) continúan entregando bolsas, su consumo disminuyó drásticamente.
¿Cómo las reemplazamos?
En su gran mayoría con bolsas de tela no tejida. Muchas personas no saben que las mal llamadas “bolsas ecológicas” son de plástico prensado elaboradas con un material contaminante llamado friselina (polipropileno) que demanda un prolongado tiempo para su degradación.
Las costuras y puntos de esfuerzo son débiles por lo que se aplican parches termosellados de alto impacto ecológico.
La utilidad de estas bolsas está dada por su capacidad de reutilización, la que no es solo intrínseca al elemento, sino que forma parte de la cultura y sensibilidad ecológica del usuario.
Ahora en México
A partir de 2020, la ciudad de México se sumó a la lista de municipios que prohíben la producción y comercialización de bolsas plásticas.
Este material constituye una parte importante de las 13.000 toneladas de basura que diariamente generan sus nueve millones de habitantes.
Sólo se reciclan 1.900 toneladas y 8.600 terminan en rellenos sanitarios o tiraderos clandestinos.
Desde este año las únicas bolsas permitidas son las compostables, lo que obliga a los consumidores a llevar sus propias bolsas reusables para hacer las compras en supermercados y tiendas.
Se suma así la capital mexicana a otras naciones de América Latina, en las que se ha prohibido total o parcialmente ese material, o han emitido regulaciones al respecto. Hasta el momento lo han hecho Colombia, Puerto Rico, Chile, Ecuador, Argentina, Perú y Costa Rica.
Los problemas perduran
No obstante los resultados de diversos estudios han evidenciado que la prohibición de las bolsas de plástico no nos asegura haber tomado la mejor decisión.
Incluso hay datos que demuestran que la utilización de bolsas de reuso como las compostables o las de algodón generan también impactos negativos.
¿Convienen más las bolsas compostables?
Las bolsas compostables son aquellas cuyos materiales, en teoría, se degradan más rápidamente que las de plástico.
En un trabajo llevado a cabo por la organización Green Alliance titulado “Promesas plásticas: qué está haciendo realmente el sector de la alimentación sobre el empaquetado”, se concluye que existe un error conceptual sobre qué es una bolsa de plástico.
Se están vendiendo envases calificados como biodegradables o compostables, pero únicamente pueden ser convertidos en compost por la descomposición bioquímica en caliente de residuos orgánicos. Claramente se trata de un proceso artificial y no obstante esto algunos productos podrían no ser completamente asimilados.
Una encuesta llevada a cabo por una consultora británica revela que casi el 80% de los entrevistados opinan que el plástico compostable o biodegradable beneficia al medioambiente.
La Edad del plástico
Es perentorio advertir sobre la escasa comprensión de lo que significan los términos biodegradable y compostable y cómo se debe tratar cada material.
Si se desechan las bolsas compostables conjuntamente con las de plástico tradicional en la creencia de que se biodegradarán como cualquier residuo orgánico, se genera un importante daño al medioambiente.
Qué bolsa conviene usar
De no contar con disponibilidad de bolsas compostables, las bolsas de algodón y las de papel aparecen como las alternativas más recomendables.
¿Cuál es la mejor opción?
Cuatro son las condiciones básicas a considerar para aproximarnos a determinar qué material contamina menos:
- Energía utilizada para la fabricación de la bolsa.
- Durabilidad y cantidad de veces que puede reutilizarse.
- Facilidad de reciclado.
- Rapidez de la descomposición.
Otros datos a considerar
Se necesita cuatro veces más energía para la fabricación de una bolsa de papel que para una de plástico.
La producción de papel implica la tala de árboles. Es más pesado y su transporte genera mayor gasto de combustible que se añade a su “huella de carbono”
A su favor digamos que se desintegran con relativa facilidad y son reciclables. A su vez muchos fabricantes usan madera de bosques renovables.
El plástico se obtiene a partir de derivados de la refinación de petróleo. El poder contaminante de estas explotaciones es más que conocido. A pesar de esto el transporte del plástico genera menos polución que las otras alternativas consideradas, a la vez que es el contaminante que más perdura una vez desechado.
Las bolsas de algodón son mucho más duraderas que las de plástico o papel pero su huella de carbono es muy alta considerando la energía necesaria para su producción y la cosecha, transporte y fertilización del algodón.
Entonces ¿qué tipo de bolsa conviene utilizar?
La clave está en considerar el impacto ecológico de cada tipo de bolsa y relacionarlo con la cantidad de veces que las podamos reutilizar.
3, 4 o 131 veces
Aquí detallamos cuántas veces es necesario reutilizar una bolsa para que su vida útil compense el impacto ecológico de su producción.
Las bolsas de plástico deberían ser reutilizadas como mínimo cuatro veces, tres las de papel y ciento treinta y uno las de algodón.
Son las bolsas de papel las más frágiles para soportar el número de reutilizaciones necesarias.
Finalmente digamos que no existe un tipo ideal de bolsa. La clave es reducir su impacto tomando y sembrando conciencia sobre la importancia de la optimización de su uso.
Daniel Blanco
exclusivo para barrameda.com.ar
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