Primero fue "La verdad incómoda", una película con la que el ex vicepresidente estadounidense Al Gore llevó su mensaje urgente por el medioambiente a los espectadores de la sala de cine del barrio. El filme se convirtió en uno de los documentales más vistos en la historia del cine estadounidense, y Gore en activista y gurú de la causa "verde" en todo el mundo.

Un premio Nobel y un Oscar después, la cruzada de Gore por la defensa del planeta en riesgo sigue nuevos rumbos.

The Climate Project es su iniciativa en plena expansión: una red de organizaciones e individuos comprometidos en la lucha contra el cambio climático, que buscan "concienciar, educar y movilizar" a millones de ciudadanos comunes, para que cada uno entienda su porción de responsabilidad en la crisis medioambiental.

Ahora, el proyecto hizo pie en América Latina de la mano de Juan Verde -uno de los hombres de confianza de Gore y actual asesor en temas de ecología del nuevo presidente estadounidense, el demócrata Barack Obama.

La misión de Verde en Buenos Aires es la de reclutar un "ejército de embajadores", como llaman en la fundación a los líderes de opinión encargados de difundir el mensaje. Serán, en principio, unos 200 latinoamericanos, que el mismo Al Gore se encargará de entrenar.

"Buscamos personas que gocen de credibilidad social y tengan capacidad de convocatoria... pero no sólo mediática, sino que también puede ser un líder de una pequeña comunidad", explicó Verde, con un listado en mente que incluye desde políticos a deportistas, y desde líderes sindicales a artistas.

Capítulo latinoamericano

El proyecto de Gore, concebido en Nashville, Estados Unidos, en 2006, cuenta ya con varias filiales alrededor del mundo. España ha sido el cuarto país en unirse y la primera sede de habla no inglesa.

The Climate Project

Latinoamérica cobrará forma sobre un modelo estudiado, que parte de una premisa: el cambio climático tiene efectos directos en todos los ámbitos, y no hay nación ni ciudadano que pueda escapar al problema.

"En América Latina es una cuestión urgente, porque el calentamiento tiene una serie de repercusiones económicas. Por consiguiente, la recuperación económica de la región tiene que empezar por encontrar soluciones también en este ámbito", alerta el especialista.

Como ejemplo, señala, basta observar la acuciante realidad andina, donde el agua necesaria para los pobladores depende de los glaciares en un 100%.

"Los glaciares son una de las señales de alarma más evidente. Están desapareciendo, y eso debería

preocupar a todos... Incluso, si uno no tiene conciencia ecológica, aunque más no sea porque de ellos depende el agua y la supervivencia", opina Verde.

Otro de los problemas urgentes de la región es la "adicción a los combustibles fósiles", como la llaman los expertos de The Climate Project.

Pero, ¿qué hacer en países cuyas economías dependen fuertemente de estos combustibles, como es el caso de Venezuela?

"No se pueden ignorar las tendencias mundiales, y esos países tienen que entender la situación como una oportunidad de utilizar los ingresos del petróleo para empezar a transformar sus economías. Y tienen que hacerlo ahora que tienen los ingresos, en vez de esperar hasta último momento", diagnostica el asesor ambiental.

Rumbo a Copenhague

La propuesta de The Climate Project es volver a las bases, y promover desde la ciudadanía una serie de medidas cotidianas para controlar el impacto de la contaminación y el calentamiento planetarios.

Y, a la vez, desde allí generar una "demanda social" -una suerte de presión sobre los funcionarios de gobierno para que estos aporten políticas realistas contra este problema planetario.

¿Utópico? Los responsables del proyecto tienen en mente un ámbito en el que esta carta de intenciones podría tener resultados concretos: la reunión de Copenhague, donde en diciembre próximo se actualizará el protocolo de Kyoto en la Conferencia sobre Cambio Climático convocada por la ONU.

"Mucha gente le dice a Obama que, ante una crisis económica como la actual, tenemos que elegir entre el desarrollo económico y el desarrollo sostenible, pero ya se ha demostrado al mundo entero que ambos van de la mano y en absoluto deben separarse", señala Verde, y destaca que el actual mandatario estadounidense, a quien él asesora, promete abordar el problema como nunca antes lo hiciera su antecesor, George W. Bush.

Como prueba, el experto se remite a las noticias: este lunes, el mismo Obama anunció que el paquete de rescate a la industria automotriz estará supeditado a que los grandes fabricantes estén dispuestos a apostar por vehículos eléctricos y buscar la eficiencia energética.

"Hay que perseguir el crecimiento económico y la generación de empleos, pero con políticas públicas que sean "buenas" con el planeta en el largo plazo, y América Latina tiene que ser parte de este proceso", insiste Verde.

Y concluye: "El dilema entre desarrollo económico y planeta es absurdo: si no hay planeta, no hay esarrollo económico".

Fuente: BBCMundo

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