Los expertos, que relatan su investigación en el número de esta semana
de la revista científica británica Nature, han detectado ese proceso de
reproducción asexual, conocido como partenogénesis, en dos hembras de
esa especie en peligro de extinción que vivían en cautividad en dos
zoos británicos aisladas de los machos.
Flora, que vive en el zoo de Chester (Inglaterra), puso en mayo pasado
una nidada de veinticinco huevos, de los que once parecían ser viables,
sin que se la hubiera cruzado nunca antes con un macho de esa especie,
que en la edad adulta puede llegar a medir tres metros y pesar hasta
noventa kilos.
Tres de los huevos se malograron, pero los otros ocho continuaron
desarrollándose con normalidad y se espera que se abran en enero, ya
que el periodo de incubación en esa especie oscila entre siete y nueve
meses.
Sungai, que vivía en el zoo de Londres, puso huevos dos años y medio
después de su último contacto con un macho y sus crías, que nacieron
siete meses y medio después, se encuentran sanas.
Los científicos, dirigidos por Phill Watt, de la Universidad inglesa de
Liverpool, sometieron a "pruebas de paternidad" a la nidada de ambas
hembras y descubrieron que el genotipo combinado general de la camada
reproducía exactamente el de su progenitora, es decir, que Flora y
Sungai eran a la vez "padre" y "madre" de las crías.
"Aunque se sabe que otras especies de lagarto son capaces de fecundarse
a sí mismos, ésta es la primera vez que se tiene constancia de ese
proceso en un dragón de Komodo", explicó Kevin Buley, coautor del
artículo, en un comunicado divulgado por el zoo de Chester.
En su opinión, lo ocurrido con Flora "es una inmaculada concepción"
porque, al haber sido puestos en mayo los huevos, "no es imposible
pensar que las crías salgan del cascarón en Navidad".
"Estaremos atentos por si vemos pastores, magos y excepcionalmente una
estrella brillante en el cielo sobre el Zoo de Chester", bromeó.
Según los científicos, el hecho de que se hayan producido dos casos de
partenogénesis en dos zoos diferentes sugiere que esta estrategia
reproductiva podría no ser algo inusual cuando los dragones de Komodo
se encuentran aislados.
En su opinión, los zoológicos que cuentan con ejemplares de dragón de
Komodo no deberían tender a separar a los machos de las hembras, a fin
de evitar que se desencadenen procesos de partenogénesis y la
consecuente reducción de la diversidad genética.
Buley consideró que el descubrimiento tiene "implicaciones muy
importantes" para comprender cómo los reptiles son capaces
potencialmente de colonizar nuevas áreas.
"Teóricamente, una hembra de dragón de Komodo en su hábitat natural
podría llegar nadando a una nueva isla y fundar una población de
dragones completamente nueva", explicó.
Se calcula que quedan en todo el mundo menos de 4.000 dragones de
Komodo (Varanus komodoensis), en su mayoría en las islas indonesias de
Komodo, Flores y Rinca.
Excelente nadadores, los dragones de Komodo son unos depredadores
eficaces, capaces de cazar grandes presas, y muy pacientes, ya que su
técnica consiste en morder la presa y dejarla marchar.
Su saliva contiene una flora bacteriana con organismos patógenos que
causan la muerte por septicemia dos o tres días después del ataque.
Pasado este tiempo, los dragones sólo tienen que seguir con el olfato el rastro de la presa muerta.
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Impresionante Escrito por Invitado el 2008-03-05 11:31:35 No había visto nada parecido a algo tan asombroso como un dragón de Komodo; es muy interesante saber sobre estos seres que para muchas personas ni saben que existen. |