"La tendencia a la desertización empeora y las políticas para evitarlo
y remediar los efectos no son apropiadas", afirmó a Efe Zafar Adeel,
director de la Red Internacional de Agua, Medio Ambiente y Salud de la
Universidad de las Naciones Unidas (UNU), con sede en Canadá.
Adeel es el organizador de la Conferencia Internacional sobre
Desertización y el Imperativo Internacional de Políticas de Apoyo que
se celebrará del 17 al 19 de diciembre en Argel, a la que asistirán más
de 200 expertos procedentes de 25 países y que redactará
recomendaciones para enfrentarse a este problema.
El experto destacó que "la desertización es un problema mundial que
afecta a alrededor de 2.000 millones de personas en todo el mundo y que
tiene graves consecuencias sociales y económicas. Es un problema que
afecta a muchos más países de lo previsto hace sólo 10 años".
Janos Bogardi, director del Instituto para el Medio Ambiente y
Seguridad Humana de la UNU, con sede en Bonn (Alemania), explicó por su
parte a Efe que la gravedad del problema requerirá que muchos países
acepten soluciones radicales.
Bogardi citó en concreto "cambios radicales de mentalidad para aceptar,
por ejemplo, traslados masivos de poblaciones" para paliar los efectos
de la creciente desertización, acelerada por los cambios climáticos en
todo el mundo.
En este sentido, Adeel recalcó que "las malas políticas tienen tanta
culpa en el agravamiento de la desertización como el cambio climático.
La desertización ha estado en la agenda internacional durante los
últimos cincuenta años pero todavía no sabemos la rapidez del proceso,
y mucho menos cómo enfrentarnos a él".
Los expertos consideran que la desertización va más allá del concepto
clásico de la expansión de las arenas desérticas, y se define como el
declive del rendimiento de los ecosistemas en áreas secas.
Entre las políticas que han contribuido al avance de la desertización
los expertos señalan la intensificación de la actividad agrícola en
áreas secas y el asentamiento de poblaciones nómadas, lo que daña
terrenos especialmente frágiles.
Adeel cifró en 200 millones el número de personas que actualmente viven
en áreas desertizadas que no les pueden proporcionar sustento, lo que
les puede empujar a corto plazo a convertirse en "refugiados
medioambientales".
Entre las regiones más afectadas por la desertización, estos expertos
señalaron el Africa subsahariana, las antiguas repúblicas soviéticas
del Asia central y Oriente Medio.
Entre las propuestas que se debatirán en la conferencia de Argelia
sobre la desertización, el profesor Rattan Lal, de la Universidad del
Estado de Ohio (EEUU), propondrá que los hogares de las naciones en
desarrollo más pobres utilicen combustibles limpios, en vez de residuos
de cultivos o excrementos animales, para que el suelo no pierda
valiosos nutrientes.
El cambio a combustibles más limpios permitiría producir más comida por
hectáreas cultivada, retendría hasta 1.900 millones de toneladas de
dióxido de carbono (que contribuye al calentamiento global) y mejoraría
la situación de los recursos acuíferos.
En este sentido, el director del Instituto de Recursos Naturales de
Africa de UNU, Karl Harmsen, ha destacado que para 2025 Africa sólo
será capaz de producir alimentos para el 25 por ciento de su población
si continúa empeorando el estado de los suelos en el continente.
Son datos como estos los que hacen que "el número de personas que se
desplazarán debido a razones medioambientales aumentará en el futuro.
Estamos en el principio de un largo proceso inevitable", afirmó.
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