Al
golfo de California se le ha comparado con las islas Galápagos por su
extraordinaria riqueza biológica ya que en esta región habitan miles de
especies marinas y terrestres, de las cuales cerca de mil son
endémicas, es decir, sólo pueden vivir en esta zona. Pero, a diferencia
de las islas Galápagos, este mar no cuenta con la protección necesaria
para garantizar la permanencia de este magnífico capital natural,
advirtió Alejandro Olivera de Greenpeace.
Al golfo de California se le llama también el Acuario del Mundo. Y es
que está habitado por alrededor de 890 variedades de peces (77
endémicos); alberga a 33 especies de cetáceos (casi la mitad del total
del planeta); es hogar de la vaquita marina, el único mamífero marino
endémico de México y que ya se encuentra en crítico peligro de
extinción; y es refugio de la ballena azul, el animal más grande del
planeta.
Así como también de la ballena jorobada, que migra desde Alaska para
reproducirse en estas aguas. El golfo cuenta con 922 islas en las que
habitan 887 especies de flora y fauna de las que 90 son endémicas.
Además, en esta región viven 4,800 especies de invertebrados (740 de
ellos son endémicos), y sus costas tienen 136,500 hectáreas de manglar,
casi una sexta parte de los manglares de México, los cuales son
escalones del corredor migratorio del Pacífico para gansos y patos.
Si bien el golfo de California es el único mar que pertenece a un solo
país y uno de los cinco ecosistemas marinos con mayor productividad y
biodiversidad del planeta, su riqueza no es inagotable. Así lo
demuestra la sobreexplotación de algunas especies. Por ejemplo, las
célebres "perlas de California" fueron extraídas hasta que se agotaron
los bancos de ostras en 1939; esa especie no se ha recuperado hasta la
fecha. Por otro lado, en años recientes se ha detectado un drástico
declive en la pesquería de tiburón; algunas pesquerías están en estado
crítico, como la sardina y el camarón, mientras que la totoaba, especie
endémica, se encuentra casi extinta.
A la sobrepesca y la pesca ilegal se suman otras actividades que
amenazan al Acuario del Mundo, como son la sobreexplotación de los
mantos acuíferos, la contaminación, las descargas de aguas residuales,
la agricultura no sustentable, la acuacultura y la destrucción de
hábitats por parte de desarrollos turísticos incontrolados.
"Resulta irónico que toda esta riqueza natural y los extraordinarios
paisajes de la región estén atrayendo mayores amenazas sobre el Acuario
del Mundo. La visión de corto plazo y la búsqueda de ganancias
inmediatas está degradando este ecosistema fundamental. De ahí la
necesidad urgente de adoptar medidas que garanticen la subsistencia de
la riqueza natural del golfo de California para que las actividades
productivas beneficien tanto a las presentes como a las futuras
generaciones", afirmó Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de
océanos de Greenpeace, a bordo del Esperanza.
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