Muchas son parte del paisaje, pero 20 de ellas, como el mejillón cebra,
el alga asesina, el visón americano, el cangrejo rojo o la tortuga de
Florida, son extremadamente agresivas y amenazan el ecosistema en
muchos lugares.
El Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, con el apoyo de la
Caixa Catalunya, ha reunido la información sobre estas 20 especies en
un informe.
La directora del grupo de expertos en especies invasoras, Laura
Capdevila, explica que muchas especies “son liberadas como cebos para
la caza o la pesca”. Así aparecieron el siluro (un pez de dos metros
que no se come pero que se pesca) y el lucio.
En otras ocasiones se trata de animales escapados de granjas, como el
visón americano, que ha convertido en una especie en extinción a su
similar europeo. También hay mascotas, como la tortuga de Florida, que
transmite la salmonelosis a los niños y que después de ser liberado
desplaza a la especie autóctona. En otros casos, las especies han
llegado de forma voluntaria, como el cangrejo americano, que se soltó
en los ríos como alimento pero que ha movido a los crustáceos de la
región.
Estas especies alteran la cadena trófica y rompen el frágil equilibrio
ecológico. Pero sus efectos van mucho más allá. El jacinto de agua o
camalote es una alga que desde 2005 prolifera en el Guadiana y ha
afecta a 75 kilómetros del río. La confederación Hidrográfica del
Guadiana, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ha gastado en
el último año 7.5 millones de euros para retirar 200,000 toneladas de
la planta.
La Confederación explica que desde septiembre de 2005 ha empleado a 500
personas con 5,000 metros de barreras flotantes, 16 embarcaciones, un
catamarán, un camión-pulpo y una grúa para luchar contra la plaga. La
planta cubre la superficie del río, especialmente con altas
temperaturas, impide la oxigenación y la entrada de luz y produce
mortandades de peces.
Aunque los herbicidas funcionan, no se puede atacar directamente porque el impacto sobre el Guadiana sería mucho peor.
El informe sobre las 20 especies más dañinas destaca que la mayoría de
especies invasoras son plantas, por lo que pasa desapercibido sus
estragos. Muchas de ellas, como el camalote, se venden como
ornamentales.
“La gente piensa que las plantas no se escapan, pero son el principal
problema. Así son los invasores silenciosos”, dice Capdevila.
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