La Dirección de Asuntos Ambientales de la cancillería argentina
presentó este jueves ante organizaciones de la sociedad civil una
veintena de trabajos de investigación que servirán de base para
elaborar la segunda Comunicación Nacional a la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
"Nos preocupa especialmente el impacto del cambio climático en las
condiciones para nuestra producción primaria, por eso realizamos
estudios sobre la vulnerabilidad en este sector", dijo el embajador
Raúl Estrada Oyuela, director de la repartición, al iniciar la
presentación.
La Comunicación Nacional es un informe periódico que deben presentar
los países partes de la Convención de Cambio Climático con datos de
emisiones de gases de efecto invernadero (que recalientan la
atmósfera), y señalar las zonas más sensibles al aumento de la
temperatura, causado por esos gases liberados por la actividad humana.
El corazón del informe será el Inventario Nacional de la República
Argentina de Fuentes de Emisión y Absorción de Gases de Efecto
Invernadero 2000, que mide el aporte del país al aumento de la
temperatura global. Ese estudio arroja conclusiones particulares y
diferentes del perfil habitual de los países en desarrollo. En diálogo
con IPS, el coordinador del inventario, Osvaldo Girardín, de la no
gubernamental Fundación Bariloche, sostuvo que en Argentina las
emisiones de óxido nitroso, provenientes de las plantaciones agrícolas,
y las de metano, que surgen de la fermentación entérica de la digestión
del ganado rumiante y del estiércol "son tan importantes como las de
energía".
Además de esos gases invernadero, otra fuente importante es el dióxido
de carbono procedente de la combustión de petróleo, carbón y gas.
"Si bien en el mundo la proporción indica que casi 80 por ciento de las
emisiones son producidas por la energía, en Argentina, al igual que en
otros países con fuerte desarrollo agropecuario como Australia o Nueva
Zelanda, el campo aporta casi la mitad de las emisiones", remarcó.
El cuadro de participación del inventario señala que la energía (que
incluye la quema de combustibles fósiles para generación eléctrica, el
transporte y las emisiones fugitivas de la producción de gas y
petróleo) aporta 47 por ciento de emisiones, y la actividad
agropecuaria 44 por ciento. Le siguen los procesos industriales y los
desechos.
Otra particularidad de Argentina es que, a diferencia de la mayoría de
los países en desarrollo, aquí, como en el vecino Uruguay, los bosques
todavía tienen un papel clave como sumideros (depósitos) de carbono.
"En Argentina las plantaciones forestales todavía son vastas y no se
utiliza la biomasa como combustible", remarcó Girardín.
En la presentación, Estrada Oyuela destacó que junto al inventario hay
informes sobre zonas vulnerables. Las costas bajas de la provincia de
Buenos Aires sobre el océano Atlántico, la zona central y sur del país,
cuyo suelo está en vías de convertirse en desierto, o los ríos del
noreste, en el Litoral, que se desbordan con las tormentas.
El diplomático sostuvo que los países ricos reclaman que las naciones
en desarrollo también asuman compromisos para abatir la contaminación
como los impuestos a ellos por el Protocolo de Kyoto, con excepción de
Estados Unidos, que no forma parte de ese tratado.
Las naciones ricas partes del Protocolo deben reducir sus emisiones de
gases a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990, entre 2008 y
2012.
La segunda Comunicación Nacional contendrá iniciativas en este sentido, dijo Estrada Oyuela.
"Identificamos áreas de mitigación que nos permiten adoptar políticas
que no afecten nuestras proyecciones de crecimiento", dijo el
funcionario, y mencionó estudios de mayor eficiencia energética y de
transporte, y de control de emisiones de metano provenientes de la
ganadería.
Los estudios también proponen políticas de adaptación al cambio
climático que está en marcha y se hará sentir con mayor rigor en las
próximas décadas, y ofrecen un programa de educación a distintos
niveles, a fin de crear conciencia ciudadana sobre el problema.
Los científicos han establecido que la elevación de las temperaturas
está causando modificaciones en el clima terrestre, como derretimiento
de hielos, elevación del nivel de los mares y sequías, inundaciones y
huracanes de mayor intensidad.
El material producido durante casi cinco años será analizado por el
científico argentino Vicente Barros, encargado de redactar un proyecto
de Comunicación Nacional que deberá ser aprobado por el gobierno. "Será
un informe escueto donde Argentina tiene que decidir qué es lo que va a
priorizar", adelantó el investigador a IPS.
Un aspecto que no puede faltar, además del inventario, es el reporte de
vulnerabilidades del país y sus planes para adaptarse al cambio
climático, estimó Barros. En este aspecto mencionó las tormentas cada
vez más severas con inundaciones, y la menor disponibilidad de agua y
por lo tanto de energía hidroeléctrica.
El vicepresidente de la Fundación Bariloche, Daniel Bouille, destacó la
participación exclusiva de expertos nacionales en la elaboración de los
estudios. "Esto demuestra que la preparación de la Comunicación
Nacional es un instrumento de fortalecimiento de capacidad técnica, que
es uno de sus objetivos", dedujo.
La Fundación Bariloche estuvo encargada de la coordinación técnica de
los estudios realizados por entidades privadas, no gubernamentales y
públicas. Algunas de las últimas fueron la Comisión Nacional de Energía
Atómica, la Universidad de Buenos Aires y el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria.
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