Cuando los gorilas bebé Massabi y Koto fueron capturados hace 11 años,
pocos les habrían dado posibilidades de volver a la vida salvaje. Con
sus hábitats devastados por la deforestación, el conflicto armado y el
comercio de animales salvajes, los grandes monos del mundo han sufrido
un asalto implacable que ha hecho que sus números disminuyan de
millones a únicamente 350 mil. Pero Massabi y Koto son la prueba que,
al menos en un lugar, la tendencia hacia la extinción está siendo
invertida.
Las nuevas madres dieron a luz, con aproximadamente 10 días de
diferencia, nuevas crías que representan la esperanza para estas
especies. El nacimiento se produjo en la reserva de Lefini en la
República de Congo, donde ellas fueron devueltas a su hábitat natural,
a través de un proyecto desarrollado por la Fundación Británica John
Aspinall.
Los dos gorilas huérfanos, que fueron confiscados a sus captores antes
que los vendieran a coleccionistas extranjeros, están entre un grupo de
45 primates que han sido devueltos a reservas protegidas en Congo y
Gabón.
Amos Courage, el director del proyecto, dijo: “Es enormemente
importante. Estos dos huérfanos han sido devueltos en un área que tenía
una gran población de gorilas en la década de 1950. Casi llevaron a
aquella población a la extinción. Ahora tenemos dos madres que eran
huérfanas y han sido capaces de reproducirse en la región que una vez
habitaron. No son grandes números, pero envían un mensaje muy
importante de que los grandes monos regresen a las áreas que una vez
fueron suyas.”
El año pasado los 23 estados con poblaciones de primates del mundo y un
grupo de países donantes, encabezado por Gran Bretaña, firmaron un
tratado internacional que proporciona la primera estrategia para salvar
a los grandes monos del mundo. El trato, considerado como la última
posibilidad para salvar a los parientes más cercanos de los humanos,
tiene el objetivo de reducir hasta 2010 la extinción de los grandes
monos y su hábitat, así como asegurar para el futuro el hábitat natural
de toda la especie de monos -incluyendo chimpancés, orangutanes y
bonobos, o chimpancés enanos.
Los expertos han advertido que a no ser que haya una acción urgente, el
90 por ciento de la selva y el páramo ocupado por gorilas sufrirá las
incursiones y el desarrollo humano durante los próximos 25 años. Se
estima que hay solamente 5 mil gorilas abandonados en la República de
Congo y su vecina, la República democrática de Congo.
El lento viaje de Massabi, que ahora tiene 13 años, y Koto, de 11, de
las jaulas de los cazadores a la reserva Lefini, comenzó cuando fueron
encontrados por las autoridades congoleñas en un puerto en el que
esperaban para ser embarcados hacia el extranjero, donde serían
vendidos a coleccionistas privados. Los animales fueron entregados a la
Fundación John Aspinall, que ha creado los únicos proyectos en todo el
mundo donde los primates cautivos son devueltos a su hábitat natural.
A menudo los monos huérfanos, cuyas madres han sido asesinadas para el
comercio de de carne exótica, son encerrados para ser vendidos como
animales domésticos exóticos. Hasta ahora, la fundación ha devuelto 45
grandes monos a la vida salvaje. Estos incluyen seis gorilas "de la
segunda generación" que nacieron en el zoológico privado de Howletts,
en la localidad de Aspinall en Kent, Gran Bretaña, y que fueron
satisfactoriamente de vueltos a las zonas salvajes de Gabón en 2003.
El proyecto en Lefini, situado al norte de la capital congoleña,
Brazzaville, reintegra en grupos de familias salvajes a gorilas
huérfanos y mantenidos en cautiverio. La enorme reserva, ampliada a más
de 250 mil acres, alardeó de poseer una densa población de gorilas en
la década de 1950. Pero sus números disminuyeron ante la caza y la
tala, hasta que el área fue declarada una reserva protegida hace 15
años.
Massabi y Koto, que estuvieron protegidos por la fundación durante ocho
años, ahora forman parte de un grupo de cuatro machos y cinco hembras
que vagan en la selva ecuatorial de la reserva. Los guardianes de la
fundación, que mantienen constantemente vigilado al grupo, los vieron
este mes cargando a sus bebés por la selva, y son optimistas al pensar
que sobrevivirán. Según los guardianes, una tercera hembra del mismo
grupo también podría estar embarazada.
El éxito continuado del programa, que registró su primer nacimiento en
2003, dependerá de la habilidad de los descendientes de gorilas como
Massabi y Koto de ser más cautelosos y dejar de depender de sus guardas
humanos. Courage dijo: “En este momento, los gorilas no se muestran
impasibles por nuestra presencia. Queremos que la siguiente generación,
como los bebés que han nacido, sean más salvajes. Tienen que aprender
de nuevo a temerle a la gente."
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