Mas, ¿pueden los biocombustibles reemplazar a los productos derivados
del petróleo? ¿Y son ellos realmente mejores para el ambiente que los
combustibles fósiles?
El daño
Contrario a lo que se piensa, el etanol también produce un impacto nocivo al medio ambiente.
El biodiésel a base de soja es más amigable con el ambiente que los
combustibles fósiles, según un nuevo estudio. Sin embargo, el etanol
del grano de maíz no lo es.
“El etanol del grano de maíz tiene impactos ambientales
sorprendentemente grandes”, dice Jason Hill, un biólogo de la
Universidad de Minnesota, en St. Paul. Hill es el autor principal del
análisis informado recientemente en la revista Proceedings of the
National Academy of Sciences.
El estudio evaluó lo que Hill y sus colegas llaman las tres E de los
biocombustibles -su impacto al ambiente (environmental impact), la
energía que se recupera de ellos y la viabilidad económica en el
mercado.
Según el análisis, se requiere significativamente menos fertilizantes y
pesticidas para cultivar semillas de soja que maíz. Además, el
biodiésel de soja produce 93% más energía de la que se gastó en su
creación. El etanol de grano de maíz produce sólo 25% más. Y cuando se
compara con los combustibles fósiles, el biodiésel produce 41% menos
emisiones de gas invernadero, mientras que el etanol produce 12% menos.
De acuerdo con Hill, los resultados del análisis sugieren que “el
etanol de maíz no es simplemente el biocombustible ambientalmente
amigable que se creía ser”.
Esto es especialmente cierto del E85, una mezcla de un 85% de etanol y
un 15% de gasolina, promovido por los cultivadores de maíz en el Medio
Oeste de Estados Unidos, dice él.
La principal ventaja del etanol, según Hill, es que se puede añadir al
combustible en bajas concentraciones para ayudar a reducir la
contaminación con monóxido de carbono, el cual contribuye al esmog.
“El E85, de muchas maneras, es el uso más irresponsable del etanol que
existe... debido a que es muy poco lo que hay de él y a que los costos
ambientales de producirlo son elevados”, dice él. Hill y sus colegas
usaron lo que ellos llaman contabilidad del ciclo de vida para evaluar
los combustibles. Esto significa tener en cuenta todas las entradas de
datos y resultados del sistema, incluyendo costos ambientales, en vez
de enfocarse puramente en los costos energéticos.
Los nuevos estudios contradicen los estudios de evaluación de energía
anteriores, los cuales encontraron que los biocombustibles requieren
más energía para producir de la que generan.
Por ejemplo, el ecólogo David Pimentel encontró que el etanol del maíz
requiere 29% más energía para producir que el combustible que genera.
Pimentel, de Cornell University, en Ithaca, Nueva York, publicó sus
hallazgos el año pasado en la revista Natural Resources Research.
El estudio de Pimentel encontró que la creación de biodiésel de soja
requiere 57% más energía de la que produce. Más energía se requirió
también para producir combustibles de “switchgrass” (hierba oriunda de
Norteamérica), de ripio de madera y de plantas de girasol de lo que sus
respectivos combustibles generan.
Daniel Kammen es el director del Laboratorio de Energía Renovable y
Adecuada, de la Universidad de California, Berkeley. En un estudio
publicado en enero pasado en la revista Science, él y sus colegas
refutaron el estudio de Pimentel, y otros, mostrando un beneficio
energético neto del etanol similar al beneficio mostrado por Hill y sus
colegas en el nuevo estudio.
“Es agradable ver una voz seria y ratificante”, dice Kammen del informe de Hill.
Fuente: National Geographic
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