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Stephen Hawking, o la compasión humana del buen sabio burgués Imprimir E-Mail
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jueves, 12 de octubre de 2006
Stephen HawkingEl astrofísico inglés Stephen Hawking (SH), lanzó al ciberespacio, a principios de julio, a través del programa Yahoo! Answers, la pregunta: “En un mundo que es un caos social, político y medioambiental, ¿cómo puede la especie humana sobrevivir los próximos cien años?”

Parece ser que más de 25.000 personas contestaron al compasivo sabio, quién, antes de acabar el experimento, ya había elegido la mejor respuesta. El internauta favorecido, que se dice llamar "El científico casi loco", ha venido a responder que “el caos no es nada nuevo, sino que ha estado con nosotros desde hace mucho tiempo, pero que, a pesar de todo, el ser humano ha logrado sobrevivir y adaptarse. Reconoce que “ahora hay peligros nuevos e identifica tres: una guerra nuclear, una catástrofe biológica y el cambio climático”. Continúa con la advertencia de que “los recursos que ahora tenemos probablemente no existirán en 100 años”, pero reconoce que “tampoco existían en el siglo pasado”. Añade que si “Europa pudo sobrevivir a la peste negra del siglo XIV, que se llevó por delante a un tercio de la población, el ser humano logrará superar cualquier catástrofe que pueda ocurrir”. Finaliza diciendo que su optimismo se apoya “en la fe que tiene en la humanidad”.

En primera instancia, pensamos en la contradicción que existe entre pensar en la humanidad como solución al posible caos, cuando la pregunta de SH deja sobre el género humano la responsabilidad de los mismos. O algo peor, SH los ha elevado a la condición de fenómenos naturales, externos a la acción de los grupos de intereses que controlan las sociedades de clase. Una opinión y una solución que hace que oscilen entre la ignorancia y la complicidad con el sistema. Desarrollemos más este juicio.

Los peligros que ve y las soluciones que propone el sabio


De entrada, SH comienza su tesis diciendo que no sabe la respuesta. Sin embargo, él constata tres peligros inmediatos: y acaba con una posible solución a los mismos:

1) La guerra nuclear que se puede desencadenar entre Rusia, los EE UU y, últimamente, otros países de menor entidad nuclear.

2) El cambio climático. “Mientras nosotros deseamos estabilizarlo, el peligro es que llegue a un punto en el que el aumento de la temperatura sea irreversible”.

3) Otros peligros nos acechan a causa de “la emisión, accidental o intencionada, de un virus modificado genéticamente. Cada vez que aumenta nuestro conocimiento tecnológico, se añaden nuevas posibilidades de que las cosas sean desastrosas.

Como resumen de los tres puntos añade: “La especie humana se enfrenta a un futuro cada vez más peligroso”. Ante todos estos desastres potenciales, en los cuales repite los adjetivos nosotros /nuestro, supongo que con la intención de implicar por un igual a todo el género humano en la responsabilidad  de tales caos, el distinguido científico propone como solución  que nos vayamos a vivir a otras planetas o estrellas en cuanto veamos que las cosas comienzan a ponerse feas. Afirma que “la supervivencia a largo plazo de la especie humana estará a salvo sólo si los terrícolas nos vamos a vivir al espacio, y después a otras estrellas”.

En una segunda instancia, y a pesar de la frivolidad de la solución, cuesta pensar que el sabio inglés forme parte de un equipo publicitario dedicado a promover un plan de viviendas o de viajes turísticos, diseñado para aquellos mundos, a cargo de las transnacionales de la construcción y del turismo.

Sin ser sabio, algunas reflexiones sobre los peligros mencionados por SH

Para comenzar, centrémonos en los peligros que detecta SH, ya que el citado internauta no hace más que dar su opinión muy condicionada por la naturaleza de la pregunta del científico:

Guerra nuclear. Se dice que en EE UU cada persona dispone de un arma de media. Las consecuencias del ‘derecho’ a disponer de un arma son bien conocidas. Ahora bien, de aquí a que los ciudadanos podamos desencadenar una guerra nuclear con el arsenal disponible en nuestra casa es una chifladura. Quién, entonces puede desencadenar un conflicto de esta envergadura, con las brutales consecuencias para la ‘humanidad’ tan bien conocidas, es algo que los dos científicos, el supuesto cuerdo y el auto nominado loco, pasan por alto. Repetimos, conociendo que la mayoría de los países que componen el Consejo de Seguridad de la o­nU son los mayores traficantes de armas (convencionales y nucleares) ¿puede SH hacer la afirmación de que este “mundo es un caos social, político y medioambiental” y no mencionarlos y condenarlos como los auténticos responsables de tales peligros para la humanidad?

El sabio cuerdo cita a las grandes potencias: aquí tendría que responsabilizar a las empresas dedicadas a este comercio y a los gobiernos cómplices de estos países con las empresas mencionadas.

Catástrofe biológica. Según los Informes del PNUD hace tiempo que mueren anualmente 120 millones de personas en el mundo. Esta cantidad significa que se muere más de 1/6 de la población cada diez años. Fijémonos bien en la cifra: 1.200.000 de personas y comparémosla mentalmente con la de la calamidad Europea. La pandemia mencionada ha desparecido de Europa, cierto, pero no del resto de los países empobrecidos. Y este año volverán a morir otros 120 millones de personas, el que viene, el siguiente y así no sabemos hasta cuándo.

¿Se dan cuenta los dos sabios a cuantas personas pueden matar (de forma nuclear), o en manera pueden influir y cambiar la investigación tecnológica, esta gente empobrecida?

Cambio climático. ¿Quién genera los niveles de polución, de residuos, de vertidos, etc. cómo para alterar cuantitativamente los cambios atmosféricos? ¿Quién es el responsable de estas alteraciones? Las empresas, en primer término, y los gobiernos que no sólo toleran este desmadre, sino que frecuentemente legislan para proteger el llamado ‘crecimiento económico’ del sistema capitalista. Es la lógica del sistema productivo capitalista.

Seguramente, la fe puede mover montañas pero en ningún momento puede ser una respuesta ni al peligro real de cualquier guerra, ni a la mortandad moralmente reprobable, ni a los cambios climáticos que originan hambres y muerte. De una pregunta frívola no podemos esperar que la respuesta no sea también frívola. Cuándo una buena parte de la población mundial se muere de hambre, y de la superviviente, la mayoría compra el piso mediante una hipoteca que dura buena parte de su vida, y se va de vacaciones a crédito, ¿puede una persona considerada un sabio dar como solución para la mayoría de los habitantes del planeta el ‘irse a vivir al espacio’?

Sin ser sabio, algunos datos sobre la afirmación del científico

Un sabio, acostumbrado a reflexionar sobre los sistemas espaciales,  debiera saber que la responsabilidad es sistémica, que recae sobre los principales agentes que controlan las sociedades. En estos tipos de caos que menciona, la humanidad los viene padeciendo desde que se han instaurado las sociedades de clase: el dominio y la explotación. Es decir, desde que el esclavo es explotado y dominado por el amo, el siervo por el señor feudal, y el trabajador por el capitalista. En cada uno de estos modos de producción, unas pocas personas han obligado a vivir en la degradación material y espiritual al resto de las poblaciones. En el caso del capitalismo, en concreto, ¿en qué es diferente a los otros, qué está aportando a la humanidad? Consideremos lo que dicen dos informes recientes sobre el mismo y añadamos algunos datos más:

La pobreza, las enfermedades vinculadas a la alimentación y el deterioro ambiental son “los verdaderos ejes del mal, señala Christopher Flavin, presidente del Worldwatch”. Este informe alerta de “que nuestro planeta se ha vuelto más extraño e inseguro porque en ocasiones la falta de esperanza en un mundo mejor alimenta los extremismos, mientras que otras veces las guerras destruyen las clases medias, lo que unido al fracaso de los sistemas educativos y la desesperación de los jóvenes fomenta el aumento de los fundamentalismos religiosos”.

La Organización Internacional de Trabajo denuncia unos 1.000 millones de trabajadores ocupados en las economías más dinámicas del mundo tienen unas condicionas de trabajo pésimas y ganan menos de dos dólares diarios. Dice el informe que queda en entredicho la secuencia de la lógica económica neoliberal, adoptada por el social demócrata Helmut Schmidt y sus colegas europeos en los ochenta y noventa del pasado siglo, según la cual las inversiones de hoy son los beneficios de mañana y los empleos de pasado mañana.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis

2.000 millones de personas pasan hambre y deficiencias nutricionales crónicas en todo el mundo.

434 millones de personas viven con escasez de agua. Entre 2.600 y 3.100 millones sufrirán  escasez de agua en el 2005.   

75% de la diversidad genética de los cultivos agrícolas se ha perdido. Muerte de la biodiversidad.

15 millones de personas murieron de enfermedades infecciosas en el 2002. Peste y muerte.

10% de la población adulta muere a causa del sida cada cinco años. Peste y muerte.

6 millones de niños mueren anualmente de hambre. Hambre y muerte

200 millones de jóvenes en todo el mundo no tienen trabajo o no ganan lo suficiente para mantener una familia.

42% del total de emisiones de CO2 es a causa del petróleo: se está acelerando el efecto invernadero. Muerte de la biodiversidad.

1 billón de dólares se dedica anualmente al gasto militar; 500.000 personas mueren a causa del uso de las armas. Guerra y muerte.

El presupuesto militar de los EE UU para el 2006 será de   Guerra, muerte, despilfarro de recursos

En la región del Asia-Pacífico trabajan 122 millones de niños. Hambre y explotación.
 
A nuestro entender, los informes denuncian cuáles son las consecuencias de un capitalismo globalizado para las poblaciones, sin indicar que la causa de estos males reside en la lógica de acumulación del propio sistema. Y que los responsables tienen nombre propio, son personas y empresas bien conocidas. Nos encontramos otra vez con instituciones y sabios que denuncian el pecado, pero que se callan ante el pecador. Una relación muy propia de la educación burguesa.

Desde el criterio de la justicia, medido en términos de una distribución de la riqueza que permita cubrir las necesidades más básicas de las poblaciones, hay que decir bien alto y claro que el capitalismo ha fracasado. Funciona para unos pocos a expensas de los pilares del mal que genera. Yo añadiría que los tres ejes del mal que menciona el primer informe son indispensables para la sobre vivencia de la bestia capitalista. Algunos datos de los informes ponen de manifiesto la presencia de los cuatro jinetes del Apocalipsis desencadenados pertinente y permanentemente por el capitalismo: el hambre, la peste, la guerra y la muerte, todo bajo el mecanismo del dominio y la explotación:

Sin ser sabio, algunas otras reflexiones


Los peligros a los que se enfrenta el género humano provienen de un solo elemento central: la lógica de acumulación del sistema capitalista y sus dos grandes agentes: las empresas que se apropian de la riqueza producida y los gobiernos que legitiman medidas para conseguir la anuencia de la población y reprimen a los agentes anticapitalistas. Nada de esto aparece en la afirmación de SH, como tampoco aparecerá en las respuestas que la pregunta frívola del sabio listo hace y condiciona en la opinión pública menos formada, como puede ser la del sabio casi loco.

Responsabilidad social, política y medioambiental. “La respuesta está en el hombre”, dice SH. Cierto, pero, ¿en cuál de ellos? En el planeta, vivimos unos 6.000 millones de seres humanos. Sin embargo, por las afirmaciones que hace SH parece que todos compartimos la misma responsabilidad en las catástrofes que menciona, todos por un igual somos responsables del caos social, político y medioambiental que nos amenaza. Es decir, tanto el niño que está a punto de morir de hambre en cualquier lugar de África como el matrimonio Gates en lo social, el señor Bush, en lo político, o la empresa transnacional Carbide en lo medioambiental, tenemos la misma culpa, si de culpables pudiéramos hablar. Por tanto, que ecuación tan preciosa ha desarrollado el ilustre físico para diluir la responsabilidad personal y social que tienen todos estos grupos de interés en las catástrofes que anuncia vamos a padecer. Acabaremos, además de ser explotados y dominados, sufriendo de mala conciencia social y ecológica por no ser buenos ciudadanos.

De toda esta reflexión no quiero sacar la conclusión de que el famoso científico se mueve por motivaciones personales, más allá de su educación y valores burgueses: Tampoco que promueva intereses espurios, como no sean aquellos que puedan dar lustre y magnificar el avance del conocimiento espacial. De todas formas, sí que pienso que un científico de su talla debe saber más de lo que opina, que su conocimiento alcanza para ir más allá de una vanalización del tema. Entonces, ¿por qué se calla? He dicho en otro lugar, y lo sigo sosteniendo, que el silenció hace del que se calla un cómplice.

Los científicos nunca son neutrales, por lo que la ciencia que producen tampoco lo es. (Emmanuel Wallerstein). La opinión es una cosa intermedia, entre la ciencia y la ignorancia.
José Iglesias Fernández
Fuente: kaosenlared
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