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noviembre del año pasado pescadores y ecologistas de Santa Fe, Entre
Ríos, Corrientes y Santa Fe, manifestaron su preocupación por "la peor
crisis ecológica de los últimos 50 años en el Paraná" y denunciaron "la
mortandad de peces que se extiende por toda la costa" desde hace más de
un año.
Algunos especialistas afirman que se trata de una bacteria que
contamina el agua y provoca el desastre ecológico y por aquellos días
se decía que la única especie afectada por la bacteria era el armado.
Hoy se habla de que también está afectando a los surubíes.
La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la
Nación (SAGPYA) y la Universidad del Litoral realizaron un estudio de
la bacteria.
El citado estudio informaba que: "se trata de un microbio denominado
Edwardsiella tarda, que ocasiona la mortandad de peces, específicamente
de armado común y armado chancho. Sin embargo, todavía no se logró
determinar cuáles son las causas de la aparición y cuánto más
permanecerá en el agua."
En Corrientes, según el periódico Momarandú del 30 noviembre del
2005, el Instituto de Ictiología del Nordeste (dependiente de la
Facultad de Veterinaria de la UNNE) realizó estudios sobre armados
hallados en estado agonizante en el Río Paraná y concluyeron que
"el cuadro de larga agonía" y "deriva por el río" impedían "cualquier
aproximación al conocimiento de las causas que originaron el problema".
Observaron además en que la escasez en número y tipo de muestras
resulta insuficiente para arribar a diagnósticos más certeros.
Pese a ello, dan cuenta de un cuadro general compatible con estrés
biológico, ambiental o intoxicación, de etiología no determinada, dado
que se hallaron lesiones branquiales compatibles con un largo período
de agonía, y lesiones hepáticas, esplénicas y renales compatibles con
un cuadro de estrés y debilitamiento. Manifiesta que no se observaron
cuadros sépticos ni lesiones compatibles con infecciones bacterianas ni
parasitarias externas.
Otros, en Corrientes, opinan que la mortandad de armados podría
tener relación con la represa Yacyretá. Prueba de ello sería que los
peces muertos son encontrados cada vez más río arriba.
Santa Fe y Entre Ríos decretaron la veda de esta especie, atendiendo a motivos precautorios.
En el Chaco, una noticia aparecida la semana pasada en Diario Norte,
emanada de la Dirección de Fauna de la Provincia, dice que aquí no hay
problemas, que no hay mortandad de peces. Creemos riesgoso manifestar
con seguridad la "no existencia de problemas en armados", pensamos que
no sólo está en juego el recurso íctico sino la salud de los que
pudieran consumir estos pescados.
Para tratar de aclarar el panorama, decidimos realizar una entrevista
al Dr. Juan José Neiff, especialista calificado de nivel internacional,
quien amablemente accedió a nuestro requerimiento.
¿Qué se conoce a ciencia cierta de estas mortandades de peces en el Paraná?
Yo diría que lo único cierto es que conocemos muy poco sobre este caso
en particular, y que éste nos impide manejar bien el
problema. Se han realizado hasta ahora sólo esfuerzos aislados y la
información disponible no permite establecer la etiología del problema,
el porcentaje de animales afectados, si toda la población de peces es
igualmente afectada, o se concentra en algún rango de
edad/tamaño.
¿Podemos conocer si estas mortandades de peces en el río Paraná se
deben a causas "naturales", o podrían presumirse otras causas?
En relación a esto, hay que comprender que algunas mortandades
masivas de peces, responden a causas naturales. Así por ejemplo, en
tramos de los ríos con extensas áreas de bañados, en las que se
produce una inundación después de un período prolongado del río en
aguas bajas, pueden morir miles de peces, debido al agotamiento del
oxígeno disuelto en el agua, que es consumido por la putrefacción de la
vegetación herbácea que queda sepultada por el agua y también por la
alta temperatura del agua en las crecientes de verano (próxima a
los 30 grados). Este fenómeno en el Pantanal (alta cuenca del Paraguay)
es conocido como decuada. También puede ocurrir un fenómeno
similar cuando las bajantes del río, en el invierno, dejan charcos con
poca agua, que pueden tener temperatura inferior a 15 grados.
Ambas condiciones, implican situaciones de stress para los peces, especialmente si se mantienen durante varias semanas.
Entonces… la muerte de los armados y surubíes, ¿podría responder a alguno de los fenómenos comentados?
Podría ser, aunque tenemos dudas que merecen aclararse antes de
responder con certeza; en esta oportunidad, mueren mayoritariamente
peces de algunas especies (armados y, recientemente, surubíes). Es
decir, no estamos ante una mortandad masiva, concentrada en un
punto del río (o de la planicie de inundación), que haga presumir una
causalidad respecto de condiciones localmente adversas. La
información indica que los peces aparecen muertos en las costas, en
forma aislada y, que el fenómeno se mantiene con características
similares desde hace unos tres meses. Otro aspecto a remarcar es que la
muerte de los peces se habría producido luego de prolongado
padecimiento, en el que resultaron atacados la mayor parte de los
órganos vitales, según el mencionado informe del INICNE. De alguna
manera, éste diagnóstico indirectamente permite suponer que la muerte
de los peces no se debe a efectos de contaminación aguda, en algún
sector del río. Corrobora esto el hecho que no hayamos encontrado
alteraciones en la concentración de plancton o de otras comunidades que
monitoreamos desde hace largo tiempo.
¿Cabría la hipótesis que indica que los peces murieron por el
ataque de la bacteria encontrada por investigadores de la UNL?
De momento no puede descartarse esa hipótesis. Sin embargo, lo que
necesitamos conocer es por qué, esta bacteria habría logrado
desestabilizar a los peces. Cualquier ser vivo, convive con miles de
bacterias. Cuando el organismo disminuye sus defensas por algún motivo
(cansancio, sobreesfuerzo, mala alimentación, etcétera) el
organismo se descompensa y enferma. Si sus mecanismos defensivos
no logran elaborar una respuesta, se puede producir la muerte.
Creo que lo importante es llegar a la raíz de las causas, a establecer
el por qué se enferman los peces y, esto requiere de estudios muy
completos, como cuando queremos entender cualquier enfermedad crónica.
¿Por dónde comenzar a desenredar la madeja?
Empezar por reconocer que estamos en una situación crítica del río Paraná, que no la hemos visto en los últimos 50 años.
Tenemos una bajante del río muy prolongada, de casi seis
años, que resulta poco favorable para los peces, porque el área que
pueden ocupar es cinco veces menor, por la desecación de bañados y
lagunas someras, porque la cantidad y calidad de alimentos es
mucho más restringida, y porque la calidad física y química de
las aguas se modifica también desfavorablemente en estas condiciones
(alta temperatura, bajo contenido de oxígeno disuelto, turbidez
orgánica, etcétera).
Debería dedicarse mayor esfuerzo y recursos económicos a las
investigaciones para esclarecer el problema y la forma de manejarlo.
Pero, en tanto debería implementarse una estrategia destinada a
disminuir las fuentes de impactos sobre los peces:
Es insostenible e irracional la exportación de peces de río, en un
período crítico, debería prohibirse. Deberían existir cupos de pesca
para cada tramo y para cada tipo de ambiente (río abierto, riachos,
lagunas). Y, tanto los cupos, como los períodos de veda, las
artes de pesca y otros aspectos relacionados, deberían encuadrarse en
una legislación dinámica, que permita ajustar estas condiciones al
estado actual del recurso.
Debería lograrse que los embalses del Alto Paraná respeten un régimen
de gerenciamiento de caudales que no agrave los daños sobre los bañados
y lagunas, al alterar sustancialmente el régimen de inundaciones y
sequías.
La autoridad de aplicación de las leyes debería tener un
protagonismo que permita el necesario poder de custodia de los
recursos. El Estado tiene el compromiso de cuidar y administrar
los recursos naturales, no puede ser un mero observador.
Como investigador, ¿qué haría para mejorar la situación, dentro del esquema comentado?
Nosotros venimos trabajando en el río desde hace más de 30 años, y
seguimos regularmente varios parámetros que nos permiten conocer
qué es normal y cuando no. Sin embargo, nuestros medios y nuestros
esfuerzos son muy limitados. Yo he propuesto, con poco
éxito, la creación de una Red de Monitoreo Ambiental de la Cuenca del
Plata, que articularía a numerosos organismos que trabajan en temas
ambientales y que tienen alguna pieza del rompecabezas, para
trabajar según protocolos comunes de gestión, que permitan monitorear y
corregir tempranamente problemas ambientales y también atender
emergencias.
Aparentemente en nuestro querido país, alguien importante tiene que
morir para que se tomen estas decisiones. Imaginemos escenarios -poco
deseables- pero que tienen alguna posibilidad de ocurrir, como la
rotura de algún barco que transporta petróleo en el río, o la
rotura de alguna de las grandes obras de ingeniería construidas sobre
el río, o la súbita aparición de una enfermedad hídrica….
¿Piensa Ud. que existe en la Argentina capacidad de respuesta al
problema? Hay criterios de alerta y planes de contingencia?
Es verdad que esto no es de hoy, pero la creciente agresión al
ambiente, requiere un cambio de actitud y una mayor preocupación.
De lo contrario, hoy son los peces, mañana serán los humedales, y
así en más. El conocimiento técnico de un problema es sólo uno de los
componentes que pueden conducir a la solución.
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Mortandad Escrito por Invitado el 2007-09-04 23:08:01 En la zona Zárate - Campana se están observando cantidad de peces muertos o flotando agonizantes a la deriva. No hay respuesta de las municipalidades de aquí. Los vecinos isleños siguen consumiendo agua de río, la filtran o agregan un coagulante y a lo sumo unas gotas de lavandina para su consumo. Muchos de los habitantes del Delta consumen agua directa de río sin ningún tratamiento para "matear" o hacer la comida. | |