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El pez no sólo por la boca muere… Imprimir E-Mail
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Publicado por Carlos U. Leoni   
miércoles, 11 de enero de 2006
Pez armadoEn noviembre del año pasado pescadores y ecologistas de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, manifestaron su preocupación por "la peor crisis ecológica de los últimos 50 años en el Paraná" y denunciaron "la mortandad de peces que se extiende por toda la costa" desde hace más de un año.

Algunos especialistas afirman que se trata de una bacteria que contamina el agua y provoca el desastre ecológico y por aquellos días se decía que la única especie afectada por la bacteria era el armado. Hoy se habla de que también está afectando a los surubíes.

La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación (SAGPYA) y la Universidad del Litoral realizaron un estudio de la bacteria.

El citado estudio informaba que: "se trata de un microbio denominado Edwardsiella tarda, que ocasiona la mortandad de peces, específicamente de armado común y armado chancho. Sin embargo, todavía no se logró determinar cuáles son las causas de la aparición y cuánto más permanecerá en el agua."

En Corrientes, según el periódico Momarandú  del 30 noviembre del 2005, el Instituto de Ictiología del Nordeste (dependiente de la Facultad de Veterinaria de la UNNE) realizó estudios sobre armados hallados en estado agonizante en el Río Paraná y  concluyeron que "el cuadro de larga agonía" y "deriva por el río" impedían "cualquier aproximación al conocimiento de las causas que originaron el problema". Observaron además en que la escasez en número y tipo de muestras resulta insuficiente para arribar a diagnósticos más certeros.

Pese a ello, dan cuenta de un cuadro general compatible con estrés biológico, ambiental o intoxicación, de etiología no determinada, dado que se hallaron lesiones branquiales compatibles con un largo período de agonía, y lesiones hepáticas, esplénicas y renales compatibles con un cuadro de estrés y debilitamiento. Manifiesta que no se observaron cuadros sépticos ni lesiones compatibles con infecciones bacterianas ni parasitarias externas.

Otros, en Corrientes, opinan  que la mortandad de armados podría tener relación con la represa Yacyretá. Prueba de ello sería que los peces muertos son encontrados cada vez más río arriba.

Santa Fe y Entre Ríos decretaron la veda de esta especie, atendiendo a  motivos precautorios.

En el Chaco, una noticia aparecida la semana pasada en Diario Norte, emanada de la Dirección de Fauna de la Provincia, dice que aquí no hay problemas, que no hay mortandad de peces. Creemos riesgoso manifestar con seguridad la "no existencia de problemas en armados", pensamos que no sólo está en juego el recurso íctico sino la salud de los que pudieran consumir estos pescados.

Para tratar de aclarar el panorama, decidimos realizar una entrevista al Dr. Juan José Neiff, especialista calificado de nivel internacional, quien amablemente accedió a nuestro requerimiento.

¿Qué se conoce a ciencia cierta de estas mortandades de peces en el Paraná?


Yo diría que lo único cierto es que conocemos muy poco sobre este caso en particular,  y  que éste nos impide manejar bien el problema. Se han realizado hasta ahora sólo esfuerzos aislados y la información disponible no permite establecer la etiología del problema, el porcentaje de animales afectados, si toda la población de peces es igualmente afectada, o  se concentra en algún rango de edad/tamaño.

¿Podemos conocer si estas mortandades de peces en el río Paraná se deben a causas "naturales", o podrían presumirse otras causas?

En relación a esto,  hay que comprender que algunas mortandades masivas de peces, responden a causas naturales. Así por ejemplo, en tramos de los ríos con extensas áreas de bañados,  en las que se produce una inundación después de un período prolongado del río en aguas bajas, pueden morir miles de peces, debido al agotamiento del oxígeno disuelto en el agua, que es consumido por la putrefacción de la vegetación herbácea que queda sepultada por el agua y también por la alta temperatura  del agua en las crecientes de verano (próxima a los 30 grados). Este fenómeno en el Pantanal (alta cuenca del Paraguay) es conocido como decuada.  También puede ocurrir un fenómeno similar cuando las bajantes del río, en el invierno, dejan charcos con poca agua, que pueden tener temperatura inferior a 15 grados.

Ambas condiciones, implican situaciones de stress para  los peces, especialmente si se mantienen durante varias semanas.

Entonces… la muerte de los armados y surubíes, ¿podría responder a alguno de los fenómenos comentados?

Podría ser, aunque tenemos dudas que merecen aclararse antes de responder con certeza; en esta oportunidad, mueren mayoritariamente peces de algunas especies (armados y, recientemente, surubíes). Es decir,  no estamos ante una mortandad masiva, concentrada en un punto del río (o de la planicie de inundación), que haga presumir una causalidad respecto de condiciones localmente adversas.  La información indica que los peces aparecen muertos en las costas, en forma aislada y, que el fenómeno se mantiene con características similares desde hace unos tres meses. Otro aspecto a remarcar es que la muerte de los peces se habría producido  luego de prolongado padecimiento, en el que resultaron atacados la mayor parte de los órganos vitales, según el mencionado informe del INICNE. De alguna manera, éste diagnóstico indirectamente permite suponer que la muerte de los peces no se debe a efectos de contaminación aguda, en algún sector del río. Corrobora esto el hecho que no hayamos encontrado alteraciones en la concentración de plancton o de otras comunidades que monitoreamos desde hace largo tiempo.

¿Cabría  la hipótesis que indica que los peces murieron por el ataque de la bacteria encontrada por investigadores de la UNL?

De momento no puede descartarse esa hipótesis. Sin embargo, lo que necesitamos conocer es por qué, esta bacteria habría logrado desestabilizar a los peces. Cualquier ser vivo, convive con miles de bacterias. Cuando el organismo disminuye sus defensas por algún motivo (cansancio, sobreesfuerzo, mala alimentación, etcétera) el  organismo se descompensa y enferma.  Si sus mecanismos defensivos no logran elaborar una respuesta, se puede producir la muerte.
Creo que lo importante es llegar a la raíz de las causas, a establecer el por qué se enferman los peces y, esto requiere de estudios muy completos, como cuando queremos entender cualquier enfermedad crónica.

¿Por dónde comenzar a desenredar la madeja?


Empezar por reconocer que estamos en una situación crítica del río Paraná, que no la hemos visto en los últimos 50 años.

Tenemos una bajante del río muy prolongada,  de casi  seis años, que resulta poco favorable para los peces, porque el área que pueden ocupar es cinco veces menor, por la desecación de bañados y lagunas someras,  porque la cantidad y calidad de alimentos es mucho más restringida,  y porque la calidad física y química de las aguas se modifica también desfavorablemente en estas condiciones (alta temperatura, bajo contenido de oxígeno disuelto, turbidez orgánica, etcétera).

Debería  dedicarse mayor esfuerzo y recursos económicos a las investigaciones para esclarecer el problema y la forma de manejarlo. Pero, en tanto debería implementarse una estrategia destinada a disminuir las fuentes de impactos sobre los peces:

Es insostenible e irracional la exportación de peces de río, en un período crítico, debería prohibirse. Deberían existir cupos de pesca para cada tramo y para cada tipo de ambiente (río abierto, riachos, lagunas). Y, tanto los cupos, como los períodos de veda,  las artes de pesca y otros aspectos relacionados, deberían encuadrarse en una legislación dinámica, que permita ajustar estas condiciones al estado actual del recurso.

Debería lograrse que los embalses del Alto Paraná respeten un régimen de gerenciamiento de caudales que no agrave los daños sobre los bañados y lagunas, al alterar sustancialmente el régimen de inundaciones y sequías.

La autoridad de aplicación de las leyes debería tener un protagonismo  que permita el necesario poder de custodia de los recursos.  El Estado tiene el compromiso de cuidar y administrar los recursos naturales, no puede ser un mero observador.

Como investigador, ¿qué haría para mejorar la situación, dentro del esquema comentado?


Nosotros venimos trabajando en el río desde hace más de 30 años, y seguimos regularmente varios parámetros que nos permiten conocer  qué es normal y cuando no. Sin embargo, nuestros medios y nuestros esfuerzos son muy limitados.  Yo he propuesto, con  poco éxito, la creación de una Red de Monitoreo Ambiental de la Cuenca del Plata, que articularía a numerosos organismos que trabajan en temas ambientales y que tienen alguna pieza del rompecabezas, para  trabajar según protocolos comunes de gestión, que permitan monitorear y corregir tempranamente problemas ambientales y también atender emergencias.

Aparentemente en nuestro querido país, alguien importante tiene que morir para que se tomen estas decisiones. Imaginemos escenarios -poco deseables- pero que tienen alguna posibilidad de ocurrir, como la rotura de algún barco que transporta petróleo en el río,  o la rotura de alguna de las grandes obras de ingeniería construidas sobre el río, o la súbita aparición de una enfermedad hídrica….

¿Piensa Ud. que existe en la Argentina capacidad de respuesta al problema?  Hay criterios de alerta y planes de contingencia?

Es verdad que esto no es de hoy, pero la creciente agresión al ambiente,  requiere un cambio de actitud y una mayor preocupación. De lo contrario,  hoy son los peces, mañana serán los humedales, y así en más. El conocimiento técnico de un problema es sólo uno de los componentes que pueden conducir a la solución.
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Comentario[s]
Mortandad
Escrito por Invitado el 2007-09-04 23:08:01
En la zona Zárate - Campana se están observando cantidad de peces muertos o flotando agonizantes a la deriva. No hay respuesta de las municipalidades de aquí. 
Los vecinos isleños siguen consumiendo agua de río, la filtran o agregan un coagulante y a lo sumo unas gotas de lavandina para su consumo. Muchos de los habitantes del Delta consumen agua directa de río sin ningún tratamiento para "matear" o hacer la comida.


 
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