Página 1 de 2 Un
nuevo desastre ecológico, esta vez en la costa de Antofagasta, impacta
por el alcance de los daños, tanto a la biodiversidad como a las
actividades económicas, turísticas o de otro tipo.
Los cálculos que se hacen en esa ciudad del norte hablan por sí solos:
la mancha de combustible, consecuencia del derrame que produjo el
choque de una embarcación de Hong Kong con unos roqueríos, mantenía
hasta ayer una extensión de seis kilómetros; la mayoría de las especies
animales, muy en especial las aves, está afectada; la pesca artesanal,
por un tiempo aún indeterminado, sólo podrá practicarse en altamar; y
proyectos recreativos que han supuesto una inversión de gran
envergadura, como uno que creó una playa artificial, que costó más de
U$S 1.440 millones, sufren ya los efectos del petróleo-diésel en sus
arenas, agua, fondo marino y rocas.
A todo lo anterior, por cierto, hay que agregar el deterioro general en
las condiciones de vida de los habitantes de Antofagasta, con su
impacto final directo o indirecto en muchos trabajos; una situación
que, por las características del producto derramado, se estima que se
extenderá por un tiempo considerable, aunque todavía no cuantificado.
En conjunto, constituye esto un cuadro de destrucción, de perjuicio
masivo, que no guarda proporción alguna con el dinero que eventualmente
se recuperaría si el capitán del barco, un ciudadano filipino que
habría actuado en forma manifiestamente imprudente en su acercamiento,
es hallado culpable de contravenir la Ley de Pesca, en particular por
verter sustancias nocivas en el mar y causar daños: la sanción a la que
se expone va de 500 a 3.000 UTM; vale decir, en el mejor de los casos
se obtendrían cerca de $ 94 millones.
Así las cosas, en el plano de las indemnizaciones las esperanzas se
concentran en el Consejo de Defensa del Estado (CDE), que a través de
su Unidad de Medioambiente está juntando antecedentes para evaluar
posibles acciones legales en contra del jefe de la nave.
Recuerda este desastre, sobre todo por los montos que considera la ley
para posibles multas, al que a comienzos de año afectó al Parque
Nacional de las Torres del Paine, en la XII Región, área beneficiada
con la categoría de Reserva de la Biosfera por la Unesco (una agencia
de la ONU) que fue devastada en parte significativa por un incendio
fruto de una acción irresponsable de un turista checo.
En esa ocasión, aunque el gobierno estimó que el el costo de la
reforestación sería de unos U$S 3 mil millones (a los que se agregan
los alrededor de US$ 1.500 millones que costó apagar el fuego), el
culpable, que utilizó una cocinilla de camping que se le volcó, pudo
salir del país luego del pago de una multa de $ 120 mil (él dijo que,
además, le entregó a la Conaf de Puerto Natales $ 620 mil). Nuevamente,
aunque existe una demanda por daño ambiental "irreversible y gravísimo"
del CDE, no existió la más mínima proporción con el daño causado (que
se dejará sentir durante generaciones), algo que fue posible en virtud
de las características en ese sentido de la Ley de Bosque Nativo.
Queda claro, entonces, que sería conveniente estudiar modificaciones a
ciertas leyes que se relacionan con el respeto y uso responsable de los
recursos naturales y del entorno medioambiental, como los dos casos
citados, muy en especial en lo que se refiere a las multas en episodios
de imprudencia que resultan en verdaderos desastres.
Esas iniciativas, además, se podrían poner en marcha junto con un
esfuerzo por mejorar la institucionalidad medioambiental en Chile,
concretada en la Ley de Bases del Medioambiente y la Conama, el
organismo público creado por ese cuerpo legal en 1994. Por ejemplo,
entre otras medidas, creando un sistema de información con indicadores
medioambientales disponible para el público y las autoridades, así como
aumentando los recursos para fiscalización. Todos estos pasos darían
cuenta de un país que entiende que posee un activo clave en su entorno
natural y, además, que sabe que hay que armonizar las necesidades de
desarrollo con la mantención de las bellezas de su entorno.
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¿Lo que desmotiva o motiva? Escrito por Andrea Toledo el 2005-11-11 21:50:46 ¡Qué impotencia mas grande y que rabia por todo lo que esta ocurriendo con la parte ambiental!. Lleno de intereses creados de una economía que poco valora lo que tienen los paises, los que venderian hasta su madre por tener más dinero. En estos casos además de las bajas multas y de la legislacion aún débil, lo que más falta es concientización de la población, más una concientización activa, no sólo que los habitantes sepan el significado y la importancia real de lo que ocurre, sino más bien de acción, de que se hagan respetar, que presionen para que cambien las leyes. Está bien que se cuiden las relaciones internacionales, más debiera ser mas importante tener un fin en común mundial que fuera la protección al medio ambiente y no por ser de un país con los que se hacen negocios o tengamos problemas justifique todo esto (necesitamos abrir nuestras mentes y ser mas justos). En chile aun prevalece mucho más la parte económica que la ambiental. Sé tambien que es complicado, pero existe el ecoturismo que ayuda en lo económico protegiendo lo ambiental. O sea, difícil pero no imposible.Saludos a todos Andrea Toledo - Ingeniera Ambiental - Chile | |