 ¿Sabía
usted que en Chile no hay más de mil huemules, que los picaflores de
Juan Fernández no superan los 200 ejemplares y que aún no se conoce
cuántos pudúes habitan en el país? Las preocupantes estadísticas
llevaron a que el gobierno elaborara un listado de 35 especies de flora
y fauna amenazadas para que vuelvan a ser clasificadas según su estado
de conservación.
El Reglamento de Clasificación de Especies -aprobado en 2003, pero que
sólo entró en vigencia este año- contiene nuevas categorías: extinta,
en peligro de extinción, vulnerable, rara, fuera de peligro e
insuficientemente conocida. Las categorías vienen a actualizar las
existentes en la Ley de Caza y el Libro Rojo de la Corporación Nacional
Forestal (Conaf), creado hace 18 años.
Las nuevas clasificaciones estarán a cargo de una comisión de expertos
de servicios públicos, universidades y centros científicos, que
entregarían los resultados en diciembre o en 2006. Entre las 35
especies priorizadas están el huemul, el puma, los zorros (culpeo y de
Chiloé), el monito del monte, el ñandú, la nutria de río y el halcón
peregrino. El trabajo se justifica pues, incluso, hay flora calificada
como extinta, pero que hoy habita en el territorio, como el azulillo,
de alto valor por sus flores, que fue descubierto en 1862 y
redescubierto en 2001.
Según el gobierno, las especies de la nómina estarían en un riesgo de
extinción extremadamente alto. El jefe del Programa de Biodiversidad de
la Conama, Jaime Rovira, explica que, incluso, se podrá dar una
clasificación por región. "El principal beneficio es que permite
priorizar los esfuerzos de conservación en áreas en que las especies
existían, pero que donde ahora no están", cuenta.
Otro beneficio del nuevo registro es que a las especies reconocidas
como amenazadas les otorga una protección legal y las empresas deberán
protegerlas a la hora de emplazar un proyecto de inversión en un sector
donde habiten.
El jefe del Programa de Fauna Silvestre de Conaf, José Luis Galaz,
señaló que el registro "es un referente para la investigación
científica en esos animales y plantas".
La directora del Programa de Biodiversidad de la Corporación de Defensa
de la Flora y Fauna (Codeff), Victoria Maldonado, asegura que "no
sabemos la metodología que se usará. Lo ideal es que la clasificación
la hagan especialistas en cada área". Agrega que este registro "no
tiene mucho sentido si no se asocia a fondos destinados a la
conservación de las especies en peligro".
Peces no están incluidos
Aunque las cifras del gobierno indican que el 90% de los peces de agua
dulce que habitan en territorio están en riesgo de extinción, en el
registro creado para dar un nuevo nivel de protección no se encuentran
estos animales, por lo tanto, el pejerrey y el salmón, por dar algunos
ejemplos, no tienen mayores restricciones respecto de su captura.
La Conama está transfiriendo fondos al Servicio Nacional de Pesca
(Sernapesca) para actualizar la información y completar campañas en
terreno, con el objetivo de clasificar los peces en 2006. "Estimamos
que será un esfuerzo investigativo menor, que nos permitirá clasificar
a todos los amenazados", dice Jaime Rovira.
Tampoco están incluidos en este grupo los anfibios (como la ranita de
Darwin) e invertebrados, debido a la carencia de material bibliográfico
disponible y a que los plazos para el trabajo son breves para poder
llevarlo a cabo.
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