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documentalistas registraron el impacto de los cambios producidos por el
recalentamiento global en la tierra, la gente, la fauna y la flora. Sus
películas integraron Planet in Focus, un festival internacional de cine
ambiental celebrado en Toronto.
El calentamiento global es un tema de vida o muerte para la gente de
Tuvalu, en tanto los elevados niveles del mar ahogan lentamente su
nación islaña en el océano Pacífico Sur.
"La política de Estados Unidos (sobre recalentamiento planetario) es
una bofetada en la cara de los habitantes de Tuvalu y de otros en
países de escasa elevación", dijo un ex primer ministro de ese país en
el nuevo documental estadounidense "The Disappearing of Tuvalu" ("La
desaparición de Tuvalu"), dirigido por Chris Horner.
En menos de 50 años, habrá desaparecido bajo las aguas el primer país soberano del mundo moderno, alega la película.
En el documental británico "The End of The World as We Know It" ("El
fin del mundo tal como lo conocemos"), dirigido por Nick Hornby, el
presentador y escritor Marcel Theroux es un joven escéptico que recorre
el planeta para descubrir la verdad por sí mismo.
Visita las derretidas cumbres heladas de Alaska, y Bengala Occidental
en India, y conversa con científicos, ambientalistas, economistas e
incluso con el ex presidente de la compañía petrolera Shell.
Ante la evidencia del cambio climático, Theroux llega a la conclusión
de que la Tierra está experimentando la transformación más grande desde
la última era del hielo. Termina coincidiendo con un científico
británico en que el terrorismo global es un tema trivial comparado con
el recalentamiento global.
Theroux también se da cuenta de que los estilos de vida materialistas
son la causa del problema. Convencido de la necesidad de ahorrar
energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el
filme documenta sus luchas por reducir su propio impacto personal.
Decidiendo que es poco viable, si no imposible, reducir las emisiones
entre 60 y 70 por ciento, como algunos científicos dicen que es
necesario, Theroux busca alternativas energéticas.
Pero, curiosamente, las fuentes de energía verde, como la eólica y la
solar, son desechadas de plano en la película, calificándolas de
insuficientes para satisfacer las demandas de energía, o de poco
viables en un país como Gran Bretaña. Theroux consulta al polémico
científico James Lovelock, promotor de la "teoría Gaia" según la cual
la Tierra es un organismo vivo.
Lovelock aprueba fervientemente la energía nuclear como única
esperanza, y le preocupa que queda poco tiempo para reducir
drásticamente las emisiones de gases invernadero antes que ocurran
cambios irreversibles que den nueva forma a la Tierra.
Theroux, antes enérgicamente en contra de la energía nuclear, coincide
con pesar en que es posible que Gran Bretaña deba empezar a construir
nuevas plantas nucleares en vez de paralizar las que todavía tiene.
Pese a la aplastante evidencia de los impactos del cambio climático en lugares como Alaska, la fiebre del petróleo continúa.
En el festival celebrado entre el 28 de septiembre y el 2 de octubre,
se presentó la película estadounidense "Oil On Ice" ("Petróleo sobre el
hielo"), dirigida por Dale Djerassi y Bo Boudart, que documenta la
batalla que se libra en torno a la explotación petrolera en el Refugio
Ártico Hula Hula, en Alaska.
Allí están en juego la cultura y modo de vida de los aborígenes
gwich'in, los inupiat inuit y la fauna migratoria, afirma la película.
El filme muestra los impactos de la extracción del petróleo sobre los
pueblos nativos y la fauna y la flora, y sugiere que no será muy
diferente en el Refugio Ártico. Políticos de Alaska y compañías de
servicios petroleros como Halliburton favorecen fuertemente el
proyecto, a partir de la voracidad energética estadounidense.
Sin embargo, el documental muestra que la limitada cantidad de petróleo
que alberga el Refugio Ártico hará poco para eliminar las
preocupaciones por la seguridad energética. De hecho, si menos de uno
por ciento de los automóviles de Estados Unidos fueran vehículos de
bajo consumo, como los híbridos, no habría necesidad de petróleo
adicional de Alaska.
Y finalmente, una vez que el petróleo es extraído, las empresas pueden
venderlo al precio más alto. Buena parte de la producción petrolera de
Alaska es vendida a Asia.
Mientras la región ártica está cambiando rápidamente a partir del
calentamiento global, la lenta elevación del nivel del mar no ha pasado
inadvertida por la gente que vive en islas como Tuvalu. Cuando hay
marea alta, grandes olas barren las ocho islas de Tuvalu, mientras los
huracanes maltratan a la nación por primera vez en su historia de 4.000
años.
Con una población de 11.000 habitantes en una superficie de poco más de
5.000 hectáreas, "The Disappearing of Tuvalu" muestra a la ex colonia
británica luchando económicamente, en tanto confronta la probabilidad
de una evacuación total y definitiva en los próximos 50 años.
Setenta refugiados ambientales de Tuvalu ya han sido reubicados en
Nueva Zelanda, que ha acordado aceptar a 75 personas cada año.
La película capta la cultura cálida y comunitaria de la gente de Tuvalu
y su orgullo como nación. También muestra cómo afecta la elevación de
las aguas a un país que está menos de dos metros por encima del nivel
del mar.
La preciada agua potable y el suelo son contaminados por la intrusión
de agua salada a través de los arrecifes coralinos porosos. Vegetales y
árboles frutales mueren, lo que obliga a importar más alimentos. Las
playas se desvanecen y las casas son inundadas por las aguas del mar.
"Los tuvaluanos son modestos, amables, no confrontativos, y fueron reacios a expresar su enojo", dijo el director Chris Horner.
Durante 10 años, Tuvalu ha reclamado a la comunidad internacional que
se tome en serio el cambio climático. Muchos de sus habitantes no
pueden creer que los países poderosos continúen poniendo su éxito
económico por encima de los impactos en las pequeñas naciones
empobrecidas, señaló Horner en una entrevista.
Al mismo tiempo, la película muestra que la modernización y el
materialismo de los residentes también están contaminando sus islas
paradisíacas, si bien la mayoría de la gente ve ventajas en el
desarrollo sustentable, agregó.
"Tuvalu es un microcosmos de los muchos problemas que rodean el
recalentamiento global, incluyendo nuestro propio comportamiento", dijo
Horner.
Al reflejar ese punto de vista, el documental termina con una advertencia: "Todos somos de Tuvalu y el reloj está corriendo". .
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Importante Escrito por Invitado el 2005-10-24 21:54:57 Me parece de suma importancia la difusión de esta información. Soy mexicana, estudiante de química, por lo que me preocupa extremadamente el calentamiento global, así como sus impactos; más porque mi pais, así como otros, están siendo golpeados y para colmo el gobierno sólo piensa en reconstruir sin planear ciudades sustentables, no invierten en la reforestación, y el pueblo tienen que estar donando de su propia despensa para los damnificados. ¿Hasta cuando?. Ni siquiera los ricos diputados pueden desprenderse de un día de sueldo, entonces ¿quién trabaja para quién? ¿nosotros para unos cuantos?, ... el planeta se esta defendiendo. | |