 El
cambio climático, el acecho del progreso y el odio de sus vecinos
humanos parecen aliarse contra los leones de Gir en la India, la única
reserva de Asia donde sobrevive ese indolente y melenudo felino.
Demasiados enemigos para un animal perezoso, acostumbrado a reposar
días enteros después de saciar su estómago y que piensa mucho antes de
emprender la carrera.
Según un estudio que publicó recientemente el diario "The Times of
India", el último censo elaborado en junio pasado registraba 359 leones
asiáticos en el Parque Nacional de Gir, en el estado de Gujarat (oeste
de la India), pero desde entonces han muerto siete felinos.
Dos de ellos fueron envenenados por los lugareños en revancha porque
los leones habían matado parte de su rebaño y otros murieron
atropellados por trenes que cruzan la reserva a velocidad lenta, aunque
al parecer no lo suficiente para que reaccione ese animal. Se calcula
que, en los últimos años, al menos once leones han perecido aplastados
por el ferrocarril que une las localidades de Visavadar y Veraval a
través del parque nacional de Gir, de casi 1.500 kilómetros cuadrados.
Esa reserva selvática, creada hace cuatro décadas, es un orgullo para
la India, un país cuyo símbolo nacional es el tigre de Bengala que
sirve también de refugio para los últimos leones de Asia. El llamado
santuario de Gir es el único lugar de este continente donde sobrevive
en su hábitat natural el Panthera leo persica o león asiático, un
animal un poco más pequeño y de menor melena que su pariente africano,
bastante más abundante.
Los leones se habían extinguido en Siria hacia 1900 y su mayor número
se cuenta ahora en Africa -sobre todo en Tanzania, Kenia y Sudán-, con
la salvedad de la reserva de Gir.
En las últimas décadas el león indio ha visto estabilizarse e incluso
crecer su población -en 1979 había sólo 205 ejemplares y se cree que al
comienzo del siglo XX era de apenas una veintena de animales-, aunque
ahora parece afrontar más amenazas.
De acuerdo con el estudio de "The Times of India", los expertos temen
que la tendencia a la reducción de leones asiáticos se puede mantener
en los próximos dos meses, especialmente debido a su evidente
"conflicto" con los humanos. Y es que ese hermoso felino despierta la
animadversión de sus vecinos, los pastores "maldharis", que tienen 55
poblados dentro del parque nacional y lo consideran como una amenaza
para sus ganados. La reserva alberga el templo hindú Kankai Mata, la
principal deidad de los "maldharis" y un importante centro de
peregrinación, algo que también conlleva un desgaste para el medio
natural.
Además, el santuario de Gir se está viendo afectado por el constante
paso de vehículos, con la correspondiente contaminación que generan, y
por un fenómeno cada vez más preocupante: los abundantes monzones. G.A.
Patel, de la agencia india para la protección de animales salvajes,
indicó que esos monzones han hecho que en los últimos años haya habido
un crecimiento de determinados árboles en la reserva que están
transformando parte de su hábitat.
Según Patel, la sabana que constituía la principal parte de la reserva
de Gir se está convirtiendo en un bosque húmedo, lo que puede causar
neumonías y otras infecciones a los grandes felinos, que prefieren
vivir en lugares abiertos sembrados de matorrales o bien en zonas
desiertas.
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