Página 1 de 2  China ha reforestado casi 24 millones de hectáreas de bosques de bambú para
evitar la expansión de la agricultura y garantizar el principal sustento de este
animal.
Auténtico "fósil viviente", el oso panda, cuyos orígenes se
remontan a la época en que los dinosaurios dominaban la Tierra, es una de las
especies en peligro de extinción más conocidas del planeta.
Quizás por su simpática belleza o por sus manchas blancas y negras, este animal
ha tenido más suerte que otros muchos que también están a punto de desaparecer
y, gracias a los esfuerzos desarrollados durante los últimos años, su
supervivencia parece garantizada, al menos, varias generaciones más.
De
hecho, y según reflejan los datos dados a conocer recientemente por la
Administración Estatal de Bosques de China, último refugio de los osos panda que
hace millones de años poblaban las montañas de Asia, el número de estos
ejemplares se ha incrementado en un 40 por ciento en el último lustro. Así, de
los 1.114 registrados en el 2000, se ha pasado a los 1.774 que hay en la
actualidad, de los cuales 1.590 viven libres en espacios naturales protegidos,
otros 161 permanecen en ambientes artificiales y otros 23 han sido trasladados a
zoológicos del extranjero.
Reservas naturales
El
motivo de este incremento no es otro que la concienciación de las autoridades
chinas a la hora de velar por la continuidad de uno de sus más emblemáticos
«tesoros naturales». Desde que Pekín abriera en los años 60 la primera de sus
reservas naturales, el «Ailuropoda melanoleuca» o panda gigante ya cuenta con
más de 40 hábitats repartidos por tres provincias enclavadas en el corazón el
país: Shaanxi, Gansu y Sichuan.
En dichas zonas protegidas, que han
crecido un 65 por ciento al pasar de 1,4 millones de hectáreas a 2,3 millones,
estos plantígrados pueden dedicarse a hacer lo que más les place sin correr
ningún riesgo: vagar en solitario por húmedas y frías montañas de entre 1.500 y
3.000 metros de altura y pasarse casi todo el día comiendo cañas de bambú. Para
ello, han desarrollado un sexto dedo en cualquier pata que les permite coger
tales ramas en grandes cantidades. Y es que los osos panda, que son
eminentemente vegetarianos pero también se pueden alimentar de peces y pequeños
roedores, deben ingerir al día 14 kilos de comida. El problema es que su
organismo, dotado con un esófago que les protege de las astillas del bambú y con
un intestino recubierto por una gruesa membrana protectora, sólo digiere el 20
por ciento de lo que comen, por lo que necesitan alimentarse durante unas 12
horas para poder quedarse totalmente satisfechos.
Expansión
agrícola y ganadera
Debido a esta rutina fisiológica y a la
desaparición de los bosques de bambú en beneficio de la expansión agrícola y
ganadera, el número de osos panda se ha reducido de forma alarmante hasta
convertirse en una especie a punto de pasar a la historia. No en vano, en los
años 80 llegaron a morir de hambre 150 animales, ya que menguó considerablemente
la superficie destinada al bambú. Sólo en la provincia de Sichuan, que aglutina
al 70 por ciento de estos ejemplares, se ha talado durante los últimos treinta
años el 30 por ciento de los bosques para obtener madera y para facilitar la
implantación de granjas y cultivos con los que alimentar a los 1.300 millones de
chinos, la mayoría de los cuales siguen dependiendo de la agricultura. Todo ello
a pesar del aumento de los bosques protegidos, que ya suman unos 20 millones de
hectáreas, y de los 3,6 millones de hectáreas de árboles plantadas desde
1997.
Otro de los peligros que acecha al panda gigante, que suele medir
1,80 metros de largo y pesar unos 135 kilos, es la caza furtiva, ya que sus
pieles son muy cotizadas en el mercado negro y suponen un negocio que genera
pingües beneficios.
Además, esta especie destaca por su pobre vida
sexual, ya que los osos panda son animales solitarios que sólo se reúnen para
aparearse durante los escasos días del año en que las hembras son fértiles. Con
semejante dificultades para la procreación, no es de extrañar que el Gobierno
chino tuviera que recurrir ya en 1963 a la primera inseminación artificial, que
se llevó a cabo con éxito en el zoológico de Pekín. Desde entonces, las técnicas
científicas han progresado notablemente hasta el punto de que el Centro de
Investigación y Protección del Panda de Sichuan ya dispone de un banco de sangre
para sus 81 ejemplares y hasta se ha hablado en más de una ocasión de la
posibilidad de clonar a dichos animales para evitar que se extingan.
Como
el original siempre será mejor que cualquier copia, por muy buena que ésta sea
gracias a la genética, habrá que seguir confiando en las autoridades chinas para
que el número de osos pandas vuelva a aumentar en el futuro o, por lo menos,
para que no descienda más todavía.
Fuente: abc.es
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Escrito por Invitado el 2007-02-21 23:13:18 Los osos panda son animales muy dulces y mansos. Entonces deben ser más cuidados por las personas, ya que gente sin conciencia los atrapan y Dios sabe qué harán con ellos. Se debería formar un zoológico sólo para osos pandas, para que pudieran procrear más, ya que no hay muchos y se están extinguiendo. | |