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pasado día 16 de septiembre, con motivo de la conmemoración del "Día
mundial para la protección de la capa de ozono", se abordaron aspectos
relativos a la necesaria conservación de esa región atmosférica que
actúa como filtro "protector de la vida", al absorber determinadas
radiaciones solares, en el rango del ultravioleta, que resultan nocivas
para la biosfera y muy dañina al ser humano, al provocar afecciones
oculares y melanomas en la piel, si se recibe en exceso.
De ahí que se expusiera el imprescindible cumplimiento del Protocolo de
Montreal que prohíbe a los países firmantes, entre ellos España, la
emisión a la atmósfera de productos destructores del ozono.
Pero el ozono, esa molécula formada por tres átomos de oxigeno que
tantos beneficios nos ofrece, puede resultar muy dañino si se concentra
en exceso y entra en contacto con los seres vivos en general, e incluso
para numerosos tipos de materiales de uso cotidiano en nuestras vidas.
Y es que, el ozono superficial, según la terminología científica, o la
"nube de ozono", según la denominan los medios de comunicación, es un
oxidante peligroso que ha obligado a las autoridades a establecer Redes
de Vigilancia como medida preventiva de alerta y aviso a la población,
para que ésta se proteja hasta que los niveles de concentración hayan
disminuido y ya no sean nocivos para la salud. Estamos hablando de un
contaminante del presente, que tiene mucho futuro por delante, y al que
ya se empieza a denominar como el ozono "malo".
Evidentemente, este ozono superficial está presente en nuestras vidas
desde que la atmósfera existe en el planeta, pues se genera de una
forma espontánea a través de fenómenos naturales como pueden ser los
incendios, las descargas eléctricas en las tormentas, la descomposición
de nutrientes, y por el propio ciclo vegetativo.
Entonces, ¿cuál es la razón de que ahora, en pleno siglo XXI, se dicten
leyes que tienen por objeto el establecer objetivos de calidad del aire
y regular su evaluación, mantenimiento y mejora en relación con el
ozono troposférico, así como determinar la información a la población
de los niveles ambientales de dicho contaminante, todo ello con la
finalidad de evitar, prevenir o reducir sus efectos nocivos sobre la
salud humana y el medio ambiente en general?
La respuesta evidente es, que nos hemos excedido los seres humanos en
la búsqueda del bienestar y la calidad de vida "material", a costa de
generar un imparable consumismo, derivado de una desmesurada ambición y
deseo de poder económico, y con ello hemos sido capaces de, en poco más
de un siglo, haber dado un avance espectacular a nuestra producción
industrial, aunque para ello hoy dispongamos de la mitad de árboles que
había en el planeta, que exista un efecto invernadero, los agujeros de
la capa de ozono en las zonas polares, que numerosas especies animales
estén en peligro de extinción, y que el ser humano empiece ya a
reconocer lo que significa el riesgo ambiental.
La industrialización ha permitido que un tercio de la población mundial
tenga acceso a disponer de casi todo lo que el confort y el capricho
puede proporcionar, pero para ello generamos subproductos, residuos
diversos que actúan en contra nuestra, y en este caso concreto que hoy
abordamos, nos estamos refiriendo a compuestos orgánicos volátiles y a
derivados de óxido de nitroso, productos residuales de la combustión de
los vehículos a motor y de procesos industriales preferentemente,
que son los precursores de la generación de ozono superficial.
Si consideramos que el parque móvil mundial se eleva a más de dos mil
millones de vehículos, sin contar lo que los chinos dispondrán en un
par de décadas, y que la industrialización está aumentando para
"facilitar" la vida a mas de dos mil millones de seres que habitan en
países en vías de desarrollo, es evidente suponer que los niveles de
ozono seguirán aumentando, y con ello los riesgos de daño a los
productos agrícolas, la corrosión de materiales diversos, los
perjuicios a la salud animal y vegetal, e incluso al ser humano, que al
día de hoy se pretende prevenir con la promulgación de normas
ambientales como es el Decreto 1796/2003 de 26 de Diciembre en relación
con el ozono superficial, para el caso de España.
Y mientras tanto seguimos ampliando el parque móvil, industrializando
el planeta, construyendo centrales térmicas de ciclo combinado, entre
otras medidas que siguen la consigna de que "el progreso es imparable",
aunque en ello esté sólo contemplada la riqueza de unos pocos y la
supervivencia del resto.
En el caso de este pequeño rincón situado en el Suroeste de Europa, en
él todavía privilegiado paraíso llamado Huelva, tendremos la
oportunidad de servir, una vez más, de experiencia piloto para
analizar, en propia piel, el contraste de la conservación y el
desarrollo, dado que nuestro parque móvil va en aumento, especialmente
durante periodos turísticos, potenciamos la existencia de un Polo
industrial químico de primer orden, y está prevista la concentración de
entre cuatro y ocho centrales térmicas de ciclo combinado, que
proporcionaran a la atmósfera de Huelva la suficiente materia prima de
óxidos de nitrógeno y compuesto orgánicos volátiles que, ayudados por
la intensa radiación solar que nos ofrece los 300 días de sol que
disfrutamos, generará los niveles de ozono superficial suficientes,
como para poner a prueba la resistencia de nuestros cultivos agrícolas,
en algunos de los cuales somos primera marca mundial, de nuestros
espacios forestales, de las reservas naturales que disponemos, entre
ellas el Parque Nacional de Doñana, la salud de nuestras especies
animales, y la de esos seres inanimados y confiados llamados
pobladores, que aplican la política del avestruz, es decir, esconder la
cabeza cuando el peligro acecha.
Dentro de unos años tenderemos la oportunidad de constatar lo que
ahora se pronostica. ¿Pero es necesario esperar hasta que llegue el
momento en que las soluciones ya no sirvan?. ¿No somos capaces de
recordar nuestra historia industrial y minera reciente?. Ahora sí hay
soluciones, pero... ¡usted debe exigirlas!.
Especial para barrameda.com.ar
Benito A. De la Morena
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El problema ,fué, es o será . . . Escrito por Invitado el 2005-12-19 08:16:55 En este mundo donde vivimos, planeta Tierra, todo es dual. Si queremos algo, debemos sacrificar lo otro, y así siempre. A los ambiciosos siempre les gustó manejar y dirigir a los simples y honestos. Mientras hayan estúpidos que creen siempre habra quienes les mientan. Pero la naturaleza que es pura energía inteligente, (llamale Dios si querés) te ofrece las dos cosas, y tu tomas la que más te gusta de acuerdo a tu conveniencia y luego vendrá lo opuesto. Pero tu ya no estarása aquí. Y de otro será el problema y el mundo sigue andando. | |