El clima ártico varía de manera natural, pero los investigadores
concluyeron que el calentamiento global provocado por los seres humanos
tiene parte de la culpa.
Los investigadores advirtieron que la descongelación se podría acelerar en los próximos años.
"Septiembre de 2005 se recordará como un nuevo récord del mínimo de
hielo en el Ártico", dijo Mark Serreze, del Centro Nacional de Datos
sobre la Nieve y el Hielo (NSIDC, por sus siglas en inglés), en
Boulder, Colorado, Estados Unidos.
"Es la menor cantidad de hielo marino que hemos visto desde que se
tienen imágenes satelitales y se ajusta a un patrón de cobertura de
hielo marino extremadamente baja que hemos visto en los últimos cuatro
años".
19 de septiembre
Septiembre suele ser el mes en que el hielo ártico llega a un mínimo.
Los nuevos datos muestran que el 19 de septiembre el área cubierta por
el hielo se redujo a 5,35 millones de kilómetros cuadrados, la menor
cantidad desde 1978, cuando comenzaron las mediciones satelitales.
Ahora es un 20% menor que el promedio del período 1978-2000.
Los científicos calculan que la tasa de descongelación es de un 8% por
década y, a ese ritmo, en el verano de 2060 podría no haber hielo.
Un análisis del NSIDC de los récord históricos también siguiere que la
cubierta de hielo es menor este año que en los períodos más bajos de
las décadas de 1930 y 1940.
Cambio climático
Según Serreze, los resultados del estudio indican que está ocurriendo un cambio climático causado por actividades humanas.
"Es un tema muy controvertido y siempre habrá dudas porque el sistema
climático tiene mucha variabilidad natural, especialmente en el
Ártico", dijo.
"Pero creo que cada vez hay mayores pruebas de que lo que estamos viendo es parte del aumento del efecto de invernadero".
"Yo apuesto lo que sea a que eso es lo que está pasando", añadió.
Movimiento confuso
Una de las limitaciones de este tipo de récord es que sólo miden la superficie del hielo, no su volumen.
"Otro factor podría ser el movimiento del hielo marino", dijo Liz
Morris, una investigadora del centro British Antarctic Survey, quien en
estos momentos trabaja en el Instituto Scott de Investigación Polar, en
Cambridge, Reino Unido.
"Si todo el hielo se apila en un lugar, el total podría ser el mismo".
"Y tenemos algunas pruebas que indican que se está apilando en la costa
norte de Canadá, debido a cambios en el patrón de los vientos y quizás
de las corrientes marinas".
La
mayor parte de la información sobre el espesor del hielo proviene de
los datos recopilados por submarinos militares que solían moverse en
las profundidades del Ártico durante los años de la Guerra Fría.
Los submarinos pueden cruzar las profundidades del Océano Ártico y
detectar, al comparar la misma ruta que siguieron años antes, si hay
diferencias en cuanto al grosor de la capa de hielo bajo la cual se
mueven.
Morris también forma parte de un proyecto europeo satelital, el Cryosat
-cuyo lanzamiento está pautado para el próximo 8 de octubre- con el
cual se espera obtener medidas definitivas acerca tanto del espesor del
hielo como de su extensión.
A su juicio los datos proporcionados por el NSIDC sugieren que el
efecto invernadero ocasionado por el hombre, ha causado un impacto
importante.
Cuando el proceso de radiación y absorción de la atmósfera se altera,
como consecuencia de este fenómeno, la temperatura sube y, por ende,
tarde o temprano el hielo comienza a derretirse.
"Aunque la información hay que analizarla con cuidado porque se estudia
por ciclos, hay que reconocer que no esperábamos que la superficie del
hielo siguiera reduciéndose por cuarto año consecutivo", aseveró
Morris.
Rápido deshielo en el Ártico
Aunque hay variaciones a lo largo de toda la zona, un estudio publicado
el año pasado indica que, en promedio, la velocidad a la cual se está
calentando el Ártico dobla la del resto del planeta.
La Evaluación sobre el Impacto Climático del Ártico, un estudio de
cuatro años en el que participan cientos de científicos, estimó que
para el año 2100 habrá un aumento en la temperatura que oscilará entre
4 y 7 grados centígrados.
Así que, de acuerdo con Mark Serreze, si la tendencia actual
relacionada con el cambio climático presuntamente inducido por el
hombre se mantiene, hay razones para preocuparse.
"Lo que vemos es un proceso en el que la cubierta de hielo se pierde
durante el verano, por lo que áreas que antes estaban congeladas, ahora
se convierten en agua y ésta es oscura".
"Estas áreas oscuras -prosigue Serreze- absorben mucha más energía
solar que los bloques del hielo. Por consiguiente el océano comienza a
calentarse y entonces es más difícil que el hielo se forme en el
siguiente otoño y en el siguiente invierno".
El experto explica que esto es lo que se conoce como un efecto positivo de retroalimentación, un "tipping-point".
La idea es que en algún momento el calentamiento global se empezará a
acelerar pues el aumento de la temperatura destruye los frenos
naturales o dispara cambios ambientales que a su vez producen más gases
de los que provocan el efecto invernadero.
Los hallazgos del estudio Evaluación sobre el Impacto Climático del
Ártico indican que este mecanismo de retroalimentación podría estar en
funcionamiento, pero por el momento no existen pruebas definitivas de
sus efectos en el futuro climático del planeta Tierra.