Página 1 de 2 Causa
estupefacción que un autor estadounidense de best-sellers (Michael
Crichton) utilice la presentación en España de su última novela para
promover que, "en vez de utilizar dinero en Kioto, se utilice para
combatir el hambre". Teniendo en cuenta que los Estados Unidos, con un
5% de la población mundial emiten un cuarto del total mundial de los
gases contaminantes que causan el cambo climático; que el Gobierno de
Bush no sólo no es firmante de Kioto, sino que lleva años haciendo todo
lo posible por torpedearlo y que con los billones de dólares que ese
gobierno se gasta en un año en sofisticado armamento podría resolverse
el problema global del hambre, parece que las recomendaciones de
Crichton no están bien enfocadas.
No es la misión de Greenpeace responder a novelas de ficción, pero este
libro se enmarca dentro de la campaña promovida por los neocon en
contra de los ecologistas en general, y tiene como objetivo generar
dudas que eviten una acción decidida en contra del cambio climático.
Por ello consideramos necesario hacer algunas consideraciones.
Ciertamente, y aunque el autor lo niegue, las líneas argumentales son
demasiado burdas, y plasman las mismas tesis que las defendidas y
promovidas desde hace años por las petroleras y la administración Bush:
cuestionar el cambio climático y criminalizar a los ecologistas.
Si estos postulados se quedaran en el ámbito de la discusión teórica,
la cosa no tendría mayor importancia. Pero están teniendo consecuencias
concretas: la primera de ellas es el boicoteo de la administración Bush
a cualquier medida que vaya encaminada a reducir las emisiones
contaminantes. Ello lleva, evidentemente, a que continúe aumentando el
consumo de combustibles fósiles y con ello los pingües beneficios de
las multinacionales petroleras. El mensaje es claro: no pasa nada,
sigamos quemando petróleo.
En lo relativo a la criminalización del movimiento ecologista, tampoco
el tema se queda en el ámbito teórico. Esta argumentación sirve de
marco para justificar acciones concretas que buscan criminalizar el
movimiento de defensa del medio ambiente. Esas acciones van desde
acusar a los ecologistas de ser los culpables de los daños del Katrina,
hasta iniciativas del fiscal general de EEUU contra organizaciones
ecologistas, pasando por la investigación a ciertos grupos
ambientalistas que realiza el FBI bajo el amparo de la legislación
antiterrorista.
Todo esto que está ocurriendo, es lo que busca justificar el libro de
Michael Crichton. No se trata, por tanto, de una novela más.
La burda argumentación pseudocientífica de la novela ha sido
ampliamente rebatida por la comunidad científica. No merece la pena
entrar en ella pero quien tenga un interés especial puede encontrar una
muy documentada respuesta en: http://www.realclimate.org/index.php?p=74
El título Estado de miedo tampoco se corresponde con el estado de
opinión que generan las denuncias ecologistas. Estado de miedo es lo
que está creando en todo el mundo el régimen unilateral, agresivo,
antiecológico y ultramilitarizado que promueven los neocon y cuyo mejor
representante es George W. Bush.
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Un best seller al servicio del petróleo Escrito por Benito A. de la Morena el 2005-10-09 13:34:40 No he leído el libro, pero en cualquier caso recordar que, si el movimiento ecologista no existiera, ¡habría que crearlo!. Benito A. de la Morena (Huelva-España) | |