Página 1 de 2 California
y Tokio, devastadas por poderosos terremotos. Nueva York, hundida tras
un enorme tsunami. Y la humanidad entera amenazada por décadas de un
invierno surrealista como consecuencia de la erupción de un gigantesco
volcán. Todo eso ocurrirá, advierten los científicos. Sólo es cuestión
de tiempo.
Hay catástrofes que no pueden prevenirse, tal como quedó demostrado en
las últimas semanas en el sur de Estados Unidos. Después del huracán
Katrina, que arrasó con Nueva Orleáns, el mes pasado, ahora llegó Rita,
y pese a ser un fenómeno totalmente anunciado, en las últimas 48 horas
provocó inundaciones, incendios y trastornos de todo tipo.
Estos fenómenos son apenas una muestra de otros que acechan al mundo.
Más de 600 desastres naturales ocurren cada año en el planeta, según un
informe del Banco Mundial y del Instituto de la Tierra de la
Universidad de Columbia, publicado en marzo último. El trabajo destaca
que más de la mitad de la población mundial –cerca de 3400 millones de
personas– vive en áreas donde su vida puede resultar gravemente
afectada por alguna de las siguientes catástrofes: sequías extremas,
inundaciones, terremotos, volcanes, ciclones o deslizamientos de
tierra.
Unos 36 millones de ellas residen en California, el estado más poblado
y próspero de Estados Unidos, que podría sufrir una tragedia de
dimensiones similares al paso de Katrina por Nueva Orleáns cuando
llegue el temido Big One. Se trata de un fuerte terremoto en la falla
de San Andrés que se prevé para dentro de los próximos 20 o 30 años.
Oficialmente se estima que podría provocar hasta 18.000 muertes, un
promedio de 120.000 heridos y daños superiores a los 250.000 millones
de dólares, además de dejar a cientos de miles de personas sin hogar.
Se cree que el Big One dañará los más de 1500 kilómetros de diques y
represas a lo largo del delta del río Sacramento, en el centro del
estado. Esto podría dejar bajo el agua a una de las zonas agrícolas más
fértiles del mundo, contaminar dos tercios del agua potable en
California e inundar varias ciudades de la región, con poblaciones
superiores al millón de habitantes.
Otro gran terremoto podría devastar dentro de los próximos 20 años la
ciudad de Tokio, una de las más pobladas del planeta -con 35 millones
de habitantes-, construida sobre la unión de tres placas tectónicas. El
último sismo de gran magnitud allí tuvo lugar en 1923. Dejó 200.000
muertos y provocó daños que hoy serían equivalentes a unos 50.000
millones de dólares. Otro similar, según advirtió el año pasado el
gobierno japonés, podría matar a 12.000 personas y destruir 850.000
hogares.
Los expertos señalan que una catástrofe semejante provocaría también el
derrumbe de la economía japonesa, ya que los daños se estiman en siete
billones de dólares. Por lo tanto, el país tendría que dejar de
invertir en el exterior para reconstruir su capital y las consecuencias
del sismo se sentirían a nivel mundial. También está previsto que
dentro de la próxima década se repita un fuerte sismo en México,
similar al que en 1985 dañó o derrumbó más de 10.000 edificios en la
capital de ese país.
Los científicos advierten además sobre la llegada de un gran tsunami,
aún mayor que el que devastó Asia a fines del año pasado. Dicen que
podría originarse por una serie de erupciones volcánicas en La Palma
-una de las islas Canarias, ubicadas al noroeste del continente
africano-, que provocaran el hundimiento de parte de la isla.
Esto, a su vez, produciría olas de 40 kilómetros de largo y 650 metros
de alto, que viajarán a 800 kilómetros por hora. No sólo llegarán hasta
el oeste de Europa y parte de Gran Bretaña, sino también hasta Caribe y
el este de Estados Unidos, donde golpearán todo lo que existe a menos
de 20 kilómetros de la costa. Importantes ciudades como Boston, Nueva
York y Miami, por ejemplo, podrían quedar bajo el agua.
Aunque podrían pasar varios siglos o miles de años antes de que esto
ocurriera, este desastre natural podría dejar un millón de muertos.
"Ocurrirá; es sólo cuestión de tiempo", afirmó al respecto el
reconocido profesor Bill McGuire, director del Benfield Hazard Research
Centre (BHRC), de la University College London (UCL).
En el mundo hay 1511 volcanes que permanecen activos, y muchos otros
que "duermen" y pueden despertar en cualquier momento, según el
Instituto Smithsoniano. Se estima que el 10% de la población mundial
vive bajo la amenaza de erupciones volcánicas. En estos momentos, por
ejemplo, hay más de 10.000 personas que podrían resultar afectadas por
la inminente erupción del volcán Ilamatepec, en El Salvador, a cuyo pie
está la segunda ciudad del país.
Pero hay una amenaza aún mayor: los "supervolcanes", cuyas erupciones
amenazan la vida en todo el planeta. "No queremos parecer
sensacionalistas, pero ésto [la erupción de un supervolcán] va a
ocurrir", advirtió hace poco el profesor Stephen Self, geólogo de la
Universidad de Milton Keynes. Este experto integró el equipo de
científicos que elaboró un documental sobre el tema, producido por
Discovery Channel y la BBC y emitido en marzo de este año.
Los científicos no pueden predecir la fecha en que llegue una
catástrofe de ese tipo, pero tienen en cuenta que en los últimos dos
millones de años hubo dos "supererupciones" cada 100.000 años. La
última ocurrió en la isla de Sumatra (Indonesia), hace unos 74.000
años, y dejó a la humanidad al borde de la extinción.
Por otra parte, los científicos tampoco saben dónde tendrá lugar la
próxima "supererupción", aunque sí tienen identificados a los
supervolcanes y siguen con atención a uno en especial: el que duerme
bajo Yellowstone, el parque nacional más importante de Estados Unidos,
visitado cada año por millones de personas.
Este gigante ya entró en erupción en tres oportunidades -hace 2,1
millones de años; hace 1,2 millón de años y hace 640.000 años-, y
cuando vuelva a despertar no pasará indadvertido: lo hará con la fuerza
de 1000 bombas de Hiroshima, la explosión se oirá en todo el mundo y
las cenizas y el gas que emane alcanzarán la atmósfera en segundos. El
cielo se oscurecerá, caerá una lluvia negra y la temperatura bajará
entre 5 y 10 grados en todo el planeta. Ese desolador invierno podría
durar años o décadas.
Pero hay una amenaza todavía más escalofriante, y proviene del espacio.
Se cree que algunos de los grandes cambios climáticos del planeta, e
incluso extinciones masivas como las de los dinosaurios, fueron
provocados por cometas o asteroides que chocaron contra la Tierra. Lo
mismo podría ocurrir con los seres humanos.
Los científicos calculan que las órbitas de entre 500 y 1000 asteroides
de más de un kilómetro de diámetro cruzan la órbita terrestre. "Tarde o
temprano, uno de ellos chocará contra nuestro planeta", asegura la
Agencia Espacial Europea (ESA) en su página web ( www.esa.int ).
Según los expertos, hay posibilidades de que esto ocurra en 2034 o
2036. Está previsto que el asteroide 2004 MN4 pase muy cerca de la
Tierra en 2029, lo que podría aumentar la frecuencia de su órbita y
crear la posibilidad de nuevos encuentros cercanos cada cinco años. Si
choca, podría devastar una gran superficie, provocar tsunamis o desatar
un largo "invierno" como el mencionado.
La probabilidad de que una tragedia de este tipo tenga lugar, aclara
ESA, es de una en un millón. Sin embargo, la agencia advierte sobre sus
posibles consecuencias: "La civilización quedaría destruida y podría
desaparecer el 90% de la población mundial".
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Lo que vendrá Escrito por Benito A. de la Morena el 2005-10-09 13:32:43 Metidos en la "tragedia", sólo recordar que por encima de todas esas predicciones, está la posible explosión de una supernova a cientos de miles de millones de años luz, que podría absorber en su agujero a todo el sistema solar y acabar con las "miserias" e incertidumbres de este planeta, aún llamado Tierra. Sigamos viviendo en paz, ¡mientras se pueda!. Benito A. de la Morena (Huelva-España) | |