Con
el Acuerdo de Beijing, expertos mundiales en agricultura, economía y
Medio Ambiente se han puesto de acuerdo por primera vez sobre el modelo
de desarrollo de una agricultura sostenible que pueda reducir el hambre
y la pobreza y mejorar la protección del Medio Ambiente en los países
en desarrollo.
Por ello, han instado a los gobiernos a "dar prioridad a inversiones
públicas en áreas rurales" y reconocer el "papel clave" de la
agricultura y las comunidades rurales en el crecimiento económico y el
desarrollo sostenible, según informa en nota de prensa la Organización
de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Asimismo, el Acuerdo advierte de que la globalización y la
proliferación de supermercados pueden "desligar el consumo de alimentos
de la producción local". "La urbanización está creando una rápida
transformación en los hábitos alimenticios en términos de cantidad,
calidad y diversidad de productos", señala el comunicado.
Por esta razón, se exigen "esfuerzos" a nivel público y privado para
eliminar "los obstáculos que impiden a los pequeños campesinos acceder
con sus productos al mercado agroalimentario", privándoles de
oportunidades de crecimiento económico. Además, se subraya la necesidad
urgente de dar prioridad a la investigación agrícola, solicitando una
"revolución verde, que armonice la reducción de costes con la
conservación de los recursos y la mejora de la producción".
En lo que se refiere al Medio Ambiente, el Acuerdo pide a las
comunidades rurales que se conviertan en los principales guardianes de
los ecosistemas locales. "La conservación y la gestión sostenible de
los ecosistemas son la mejor garantía para que puedan mantener
funciones como la biodiversidad, secuestro de carbono, polinización y
la purificación del agua", reza la nota.
Por otro lado, el Acuerdo pide "nuevos avances científicos" para
convertir la biomasa en combustible comercial, evitando así la ecuación
"combustible para los ricos y comida para los pobres". "El aumento de
los precios de la energía ha hecho crecer el potencial de los productos
y residuos agrícolas como fuente de bioenergía, por lo que debería ser
explotado", señala la FAO.
Para finalizar, el Acuerdo reconoce que las prácticas agrícolas
contribuyen al calentamiento global y que éste afecta de forma adversa
a la productividad agrícola en la mayoría de los países en desarrollo,
por lo que solicita que se potencien las prácticas agrícolas que
reduzcan el impacto del sector en el cambio climático.
El Acuerdo de Beijing para el futuro de la agricultura mundial y las
áreas rurales fue lanzado en una reunión de los máximos expertos en
agricultura, Medio Ambiente y economía que tuvo lugar en Beijing los
días 9 y 10 de septiembre de 2005.
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