Un
modelo informático del clima, de una nueva generación de modelos que
incluyen los efectos del ciclo del carbono en la Tierra, indica que
existen límites para la capacidad del planeta de absorber emisiones de
dióxido de carbono (CO2). Emisiones más rápidas de CO2 sobrepasarán esa
capacidad, desencadenando efectos catastróficos.
Si la producción presente de carbono procedente de combustibles fósiles
continúa sin ser reducida, al final del siglo la tierra y los océanos
serán menos capaces de capturar carbono de lo que lo son hoy, indica el
modelo. Ambos pueden absorber algo del incremento de carbono procedente
de emisiones causadas por el consumo de combustibles fósiles, pero a
medida que la tasa de emisión se acrecienta, estos sumideros se saturan
y se hacen menos eficaces en retirar el carbono de la atmósfera.
"Si mantenemos nuestras actuales emisiones o las aceleramos, la tierra
y los océanos no podrán retardar el incremento de dióxido de carbono en
la atmósfera como lo hacen ahora", advierte Inez Y. Fung, autora
principal del estudio, y directora del Centro de Ciencias Atmosféricas
de la Universidad de California en Berkeley.
Actualmente, la tierra y los océanos absorben la mitad del dióxido de
carbono producido por la actividad humana, que en su mayor parte
procede de la quema de combustibles fósiles. Algunos científicos han
sugerido que continuarán absorbiendo más y más CO2 a medida que las
emisiones aumenten, haciendo que las plantas se desarrollen más y los
océanos florezcan con mayor vitalidad.
El modelo de Fung, sin embargo, indica que la "biosfera que respira"
puede absorber carbono sólo con una rapidez limitada. Más allá de
cierto punto, el planeta no podrá seguir el ritmo de las emisiones de
dióxido de carbono. La razón es muy simple. Las plantas tienden a
crecer con una cierta cadencia, y aunque pueden acelerar hasta cierto
punto con más CO2 atmosférico, esta cadencia está limitada por
reacciones metabólicas en la planta, por disponibilidad de agua y
nutrientes, y otros factores.
Además, las temperaturas crecientes y los aumentos en las frecuencias
de la sequía disminuyen la toma de CO2 por las plantas a medida que
éstas respiran menos para conservar el agua.
Este efecto negativo de veranos secos y calientes, anula los beneficios
de primaveras calurosas y húmedas. Un calentamiento del clima no lleva
necesariamente a una más alta tasa de captura de CO2 durante la
estación de crecimiento, incluso en áreas templadas.
Los océanos exhiben una tendencia similar, aunque menos pronunciada.
Allí, la mezcla por turbulencia es esencial para transportar el CO2
hacia el océano profundo, eliminándolo de la capa superior de 100
metros donde tiene lugar la absorción del carbono de la atmósfera. Con
el aumento de las temperaturas, el océano se estratifica más, el
proceso de mezcla se torna más difícil, y el CO2 aumenta en la
superficie en lugar de en el océano profundo. Esta acumulación crea un
gradiente inverso de presión, disminuyendo la absorción de CO2.
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