Sinónimo
de fortaleza y vigor, el quebracho ya no puede luchar solo ante el
avance de la deforestación que busca terrenos libres para los cultivos
en la región chaqueña. La distribución de este árbol coincide con los
mejores suelos agrícolas de la zona comprendida por el centro de la
provincia del Chaco, el este de Santiago del Estero y el noroeste de
Santa Fe. Allí, esta superposición ha diezmado el número de ejemplares.
"Un 85% de la superficie original de un bosque único, el 'quebrachal de
tres quebrachos', se ha perdido", señala el ingeniero agrónomo Jorge
Adámoli, director del Laboratorio de Ecología Regional de la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
"Se deben adoptar medidas urgentes, porque en pocos años más es posible
que no queden masas disponibles en cantidad o tamaño para asegurar la
protección", advierte.
El paisaje ya no es lo que era, según el estudio realizado por este
especialista, que comparó fotos aéreas de los terrenos en cuestión de
1957 e imágenes satelitales de 2002. En ese período observó cambios
significativos para las 73.317 hectáreas analizadas.
"En los alrededores de las localidades de Las Breñas, Charata y Pinedo,
en el sudoeste de la provincia del Chaco, la agricultura, que en 1957
ocupaba el 63% del área, se extendió hasta el 79% en 2002. En las áreas
de ocupación agrícola más antiguas, como el departamento de Comandante
Fernández (Sáenz Peña), las imágenes satelitales de 2002 muestran que
la agricultura ocupa el 85% de la superficie estudiada", precisa.
¿Cuál es el límite indispensable por debajo del cual seguir
deforestando implica la desaparición de especies? "De acuerdo con
diversos especialistas, el mínimo por conservar debería estar entre 15
y 25 por ciento", indica.
Preservar lo que aún queda de este bosque de los tres quebrachos
(conformado por colorado santiagueño, colorado chaqueño y blanco) es, a
su criterio, "un gran desafío que debe asumirse en la región chaqueña".
Árboles y algo más
No sólo se pierden árboles cuando se desmonta un bosque, sino que
también se tala todo el hábitat que da cabida a diversas plantas y
animales.
Según cálculos realizados por expertos en biología de la conservación,
la tasa de extinción que genera la deforestación varía de un modo muy
marcado en bosques tropicales: "Para una pérdida del 11% de superficie
se prevé una pérdida del 2% de especies, mientras que con 44,8% de
pérdida de superficie las pérdidas de especies llegarían al 35 por
ciento", precisa.
Más allá de las cifras porcentuales, el tiempo será determinante.
Algunas de las especies desaparecerán en forma inmediata y otras
seguirán existiendo, pero en poblaciones tan reducidas que peligra su
viabilidad futura.
Pero aún hay algunas medidas posibles de hacer para salvar a estos
bosques. "Como virtualmente no existen terrenos fiscales en esa zona,
la única posibilidad real de conservación consistiría en integrar una
red de áreas protegidas en propiedades privadas para poder conservar
muestras representativas de la diversidad ecológica de este tipo de
bosques", indica.
Se trataría de asegurar fragmentos -actualmente en pie- dispersos en
distintos campos, porque "si se asegura que sigan existiendo áreas
relativamente grandes de hábitat naturales o seminaturales, la pérdida
de especies podrá reducirse sensiblemente. Éste es un gran desafío que
si se lograra alcanzar podría convertir a la región chaqueña en un
modelo por imitar", concluye.
Quema de madera
No solamente el desmonte indiscriminado genera inconvenientes por la
pérdida de especies naturales y de los servicios ambientales, sino que
además, tras el desmonte, se quema la madera y hay una fuerte
liberación de todo tipo de gases a la atmósfera debido a la combustión.
Un ejemplo de esto es indicado por el investigador Jorge Adámoli:
"Según datos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la
Argentina de 1997, las emisiones del dióxido de carbono (CO2)
resultantes de la deforestación y consiguiente quema de bosques en la
región chaqueña superan el consumo de combustibles de todos los medios
de transporte del país".
Por Cecilia Draghi
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
Fuente: La Nación
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