El
tifón Talim, que ha dejado al menos 124 muertos y 31 desaparecidos, ha
sido el peor del verano en China, donde algunos expertos auguran que
este tipo de fenómenos empeorarán año tras año tras catástrofes
similares ocurridas casi de forma simultánea en EE.UU. y Japón.
Cifras del Ministerio de Asuntos Civiles hablan de 1,8 millones de
personas evacuadas, casi 400.000 casas destruidas o dañadas y 1.261.000
hectáreas de cultivo afectadas en las provincias de Zhejiang, Anhui,
Fujian, Jiangxi, Henan y Hubei.
China, acostumbrada a tener cientos de muertos al año debido a
inundaciones, tormentas y otras catástrofes naturales sobre todo en los
meses de verano, ha reaccionado casi con frialdad al paso del Talim por
el sureste del país, donde ha afectado a 19,3 millones de personas y ha
causado 1.500 millones de euros en pérdidas.
Sin embargo, a algunos expertos les preocupa el hecho de que casi
simultáneamente a la devastación del Talim, el huracán Katrina causara
un número aún desconocido de muertos (se habla de miles) en el sur de
EE.UU., y el tifón Nabi arrasara Japón y Corea del Sur, dejando al
menos 27 fallecidos o desaparecidos.
Para la experta en cambio climático de Greenpeace China Li Moxuan, la
cada vez mayor frecuencia y virulencia de tifones en el Pacífico
(similares a los huracanes del Atlántico) es un efecto más del
calentamiento global en países como China, donde se espera que la
temperatura media suba dos grados en dos décadas.
"Es increíble que los políticos todavía estén discutiendo la forma de
reducir los gases de efecto invernadero cuando se producen catástrofes
como las de China o el "Katrina" en EE.UU. El aumento de la escala y
frecuencia de los tifones es una muestra del calentamiento global",
destacó Li.
Li predijo que en próximos veranos habrá más y peores tifones en China
y otras zonas de la costa oriental asiática, y no descartó que salgan
de sus áreas de incidencia habituales (la costa suroriental china) y
arriben a zonas de clima templado.
Este año, Pekín, situada en el norte del país y en la misma latitud que
Madrid, tuvo por primera vez una alarma por la posible llegada de un
tifón, aunque finalmente éste perdió su fuerza unos cientos de
kilómetros al sur, en la provincia de Shandong (otra zona raramente
afectada por estos fenómenos meteorológicos).
Las predicciones señalan que en China, si no se toman medidas, la
temperatura media a finales de este siglo será seis grados superior a
la actual, algo que según Li puede tener unas consecuencias que "dan
miedo", especialmente si el sur, zona de frecuentes inundaciones, sigue
teniendo grandes núcleos de población pobre.
No todo el mundo comparte la visión de Li, especialmente en el lado de
expertos "oficiales", como Wang Shihai, del Instituto Meteorológico de
Pekín, para quien la incidencia de tifones en China este año (más de
una decena) es algo normal.
"No es el peor año, en los años 50 y 60 China sufrió tifones aún más
destructivos, lo que ocurre es que ahora se les presta más atención
mediática", dijo el meteorólogo.
Sin embargo, la cobertura periodística que se le ha concedido al Talim
en los últimos días en China ha sido sorprendentemente pequeña, y los
medios oficiales se han limitado a dar cifras de víctimas y daños
materiales.
Periódicos estatales como el "China Daily", en inglés, apenas han
ofrecido fotografías de los desastres naturales del sur del país, más
centrados en los daños que el "Katrina" ha causado en Luisiana,
Misisipi y otros estados norteamericanos.
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