No
me paga el Gobierno de Entre Ríos, ni me inspira una actitud opositora
al Gobierno oriental votado por la mayoría de nosotros. Tampoco escribo
con algún reproche hacia los que aceptan trabajar para una industria
contaminante cuando se los obliga a elegir entre la expansión del
cáncer dentro de diez años o el hambre hoy. Ellos son las víctimas, no
los responsables
Simplemente escribo esto porque sé que lo que va a ocurrir en Fray
Bentos; es una tragedia sin precedentes para todos nosotros, que
aumentará además la extranjerización de la tierra y seguirá expulsando
a la gente del campo. Caminé por muchos lados y sé de lo que hablo. Soy
abuelo, por eso no debo callar. Además no hacen falta en el mundo más
fábricas de papel.
De cada diez bobinas de papel que se producen en el mundo, una se
utiliza para impresión de libros, cuadernos, folletos, diarios,
recibos, facturas, papel higiénico, papel de uso sanitario y clínico, y
nueve para embalaje lujoso de artículos innecesarios que se consume
principalmente en las grandes ciudades del Norte. Estadísticamente, un
ciudadano norteamericano consume cien veces más papel que un uruguayo,
pero no lee cien veces más.
Cada papel grueso, con rebordes dorados y relieves en colores que rodea
un regalito suntuario en Oslo o Copenhague, tiene una lágrima de una
mamá del tercer mundo cuyo hijo contrajo leucemia por los venenos de
las plantas de celulosa.
Hay tres tecnologías para separar la celulosa de la lignina en la madera:
1. Con cloro elemental. Es la más nociva, existe en varios países
inclusive en la Argentina, pero las fábricas que lo emplean son de
dimensiones relativamente pequeñas.
2. Con dióxido de cloro (tecnología ECF) como la que va a instalar
Botnia en Fray Bentos. Es 20% menos contaminante, pero la de Fray
Bentos será la más grande de América y por ello contaminará a una
escala pavorosa.
3. Libre de todo tipo de cloro (tecnología TCF) que es la más cara y la única con niveles bajos de contaminación.
La fábrica de Botnia en Fray Bentos es un crimen de lesa humanidad contra la población uruguaya y entrerriana porque:
a) tomará diariamente del Río Uruguay el mismo volumen de agua
que todas las ciudades costeras, vertiendo al río diariamente ese mismo
volumen contaminado y a altas temperaturas.
Los niveles de contaminación son acumulativos y los censores para
captar impactos ambientales tempranos no existen en la región (los
impactos ambientales irreversibles los va a captar la población antes
que la DINAMA). Después los científicos a sueldo dirán lo mismo que
dicen hoy sobre los agroquímicos en el rancherío de Las Láminas de
Bella Unión: "no hay pruebas de que Botnia sea causante del elevado
aumento del cáncer infantil".
b) Botnia liquida Las Cañas, Mbopicuá y toda posibilidad de
turismo en la zona así como la pesca artesanal que es fuente de trabajo
de cientos de compatriotas.
c) Botnia generará olores nauseabundos permanentes, lluvias
ácidas que liquidarán la agricultura y la apicultura, después los
excedentes contaminantes no declarados "caerán accidentalmente" en el
río (ya están preparados los titulares de los diarios, ¡lo han hecho
tantas veces!): "tragedia ambiental en el Río Uruguay: las empresas y
el gobierno reciben asistencia internacional para mitigar sus impactos:
expertos de Finlandia y los Estados Unidos llegaron esta mañana".
Pero estamos hablando de un monstruo de ochenta manzanas de extensión;
la cantidad de monocultivos de eucaliptos sembrados alcanza apenas para
dos años de su consumo, y la vida útil de sus instalaciones según dice
Faroppa es de 50 años.
Así que una de dos: o se aumenta el área ya invadida de monocultivos
(con su secuela de sequía, agroquímicos cancerígenos y trabajo esclavo)
o se resiembra con venenos aún más potentes y eucaliptos genéticamente
modificados para aguantar las nuevas dosis. Botnia ayudará a matar el
paisaje gaucho de la pradera y las posibilidades de un turismo natural.
El agua potable desaparecerá del todo (ya está desapareciendo de las
zonas forestadas); y con el Río Uruguay contaminado, habrá que traer
camiones cisternas de Tacuarembó con agua potable mientras allá
aguanten.
El pronóstico social es tan claro como el ambiental: dos años de
bonanza por los puestos en la construcción (eso reactiva temporalmente
toda la economía local), un brusco descenso del trabajo al tercer año,
pero ya para entonces tras la plata dulce llegó la delincuencia de la
región a instalarse, y después la desesperanza y la violencia entre
cloacas malolientes.
El convenio marco que firmó el Gobierno del Dr Batlle con Finlandia y
que sigue vigente compromete al Estado uruguayo a resarcir al capital
privado finlandés por cualquier alteración de las condiciones sociales
o legales que perjudiquen el lucro esperado por dicho capital. Si se
quisiera frenar la expansión del monocultivo, (o sea, si cambiaran las
actuales directivas del Gobierno que siguen autorizando la
extranjerización de la tierra) habrá que pagar el "lucro cesante" de
Botnia.
Arq. Fernandez Bruno
Fuente: Foro Socal Mundial Argentina
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