 Cientos
de muertos y heridos, un millón de personas sin techo, daños
millonarios y una desastrosa situación sanitaria dejó Katrina. Pero, al
parecer, Estados Unidos quiere seguir batiéndose solo contra la
adversidad.
Según estimaciones de Naciones Unidas, el huracán Katrina dejará más
daños materiales que el tsunami asiático. Aunque todavía no se tiene
una cifra exacta, a cientos ascienden las víctimas mortales en los
estados de Florida, Louisiana, Misisipi y Alabama, a miles los heridos,
a un millón, las personas sin techo. El costo de la devastación
que ha dejado tras sí Katrina roza los 25.000 millones de dólares.
Aún no se sabe cuál es la magnitud de los daños que dejará la
inundación en Nueva Orleans, que debido al resquebrajamiento de los
diques se encuentra anegada. Ingenieros del ejército norteamericano se
encuentran en plena tarea de subsanar con sacos de arena de 1300 kilos
cada uno una brecha de 61 metros de largo y 7 metros de profundidad.
¿Podían prepararse mejor?
Expertos temen una proliferación de epidemias y enfermedades debido a
las deplorables condiciones sanitarias y las aguas anegadas. Sin
víveres, agua ni luz; con el agua hasta los segundos pisos de las
casas; muchos aún atrapados; con una humedad y un calor que hacen
proliferar las enfermedades y temer lo peor. Las imágenes difundidas
por la televisión bien podrían dar la impresión de que Estados Unidos
necesita ayuda. "Debimos estar mejor preparados para esto", había
recalcado anoche un comentarista en la televisión.
Ofertas de ayuda
El coordinador de la Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas, Jan Egeland,
a la vez que expresó su felicitación a las autoridades locales por su
efectivo trabajo de prevención y evacuación de la población, ofreció a
la súper potencia toda la ayuda necesaria. Lo propio había hecho el
presidente venezolano, Hugo Chávez, poniendo a disposición del país más
poderoso del mundo combustible "barato" y ayuda humanitaria en forma de
su grupo de élite conformado por cien mil hombres.
No, gracias
Pero, según información de Naciones Unidas, Estados Unidos -que posee
el mejor equipo posible para detectar personas en lugares de
catástrofes y los mejores métodos de salvamento del mundo no ha
solicitado ayuda. Si bien la oferta de Chávez -convertido
en archienemigo de Estados Unidos- podía ser tomada más bien como
una provocación, el embajador estadounidense en Venezuela, William
Brownfield, calificó de "oportuno" el respaldo. Por su parte, el
ministro alemán de Interior, Otto Schily, anunció que el gobierno
alemán estará muy dispuesto a procurar asistencia técnica a Estados
Unidos "aunque al parecer por el momento no se requiere".
¿Óbolos?
Si bien los famosos de Hollywood ya han hecho ofertas muy a tono con el
mundo cinematográfico -Morgan Freeman ha ofrecido al mejor postor la
oportunidad de asistir al estreno de su última película An unfinished
life, por ejemplo- y la Cruz Roja ha recibido ya un monto de 21
millones de dólares para los damnificados (lo mismo que recibió cuando
el tsunami), oficialmente la primera potencia del mundo se bate sola
con la catástrofe, al mejor estilo del súper héroe.
Será debido a ello que las víctimas -si bien no importan menos-
preocupan menos en Europa que las terribles consecuencias de Katrina en
el mercado internacional del petróleo o la búsqueda de la causa del
huracán en el calentamiento global, y en la negación de George W. Bush
a ratificar el Protocolo de Kyoto. Más allá de las ofertas y demandas
de ayuda o de toda merecida bofetada virtual por su porción de culpa en
el calentamiento global, la víctima del huracán no es el gobierno
estadounidense sino la gente que sigue atrapada en la zona del
siniestro y aquellos que se han quedado sin nada. Y que a todas luces
sí requiere de todo apoyo.
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