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vez existen mayores evidencias científicas que confirman el impacto
nocivo sobre la ría local, producido por los metales pesados que aporta
la pila de escoria que una minera depositó hasta hace dos décadas en el
acceso a San Antonio Oeste.
Un estudio reciente, que se centró sobre los mejillines como especie
bioindicadora, afirma que se comprobó que los ejemplares de esa
variedad de moluscos -denominada científicamente Brachydontes
rodriguezi- que habitan la bahía de San Antonio resultaron ser buenos
acumuladores de zinc, cobre y cadmio, "pudiendo constituir un riesgo a
través de la cadena alimentaria, sobre todo para los grandes predadores
y, por consiguiente, un riesgo potencial para la salud humana".
En el caso del plomo, la menor acumulación observada pudo deberse a un
mecanismo de saturación más que de regulación, por tratarse de un
elemento no esencial y para el cual los animales no tienen capacidad de
regularlo.
Los resultados obtenidos por la bióloga Nuria Vázquez ponen de
manifiesto que la magnitud del problema de contaminación que
describieron estudios previos continúa vigente y que la evolución del
mismo merece ser evaluada en forma permanente por el potencial problema
que representa tanto para el ambiente como para la población residente.
Ante este complejo panorama, las autoridades locales encabezadas por el
intendente Adrián Casadei y de la provincia a través del presidente del
Consejo de Ecología y Medio Ambiente, Oscar Echeverría, anunciaron que
provisoriamente se cubrirá y se cercará la pila de residuos que aportan
los metales contaminantes, mientras en un plazo cercano a los dos meses
se llevará adelante un estudio que permita determinar la manera más
efectiva para confinar la escoria y evitar definitivamente que continúe
el proceso de lixiviación que arrastra el plomo, el cadmio, el zinc y
el cobre hasta la "marea".
La gravedad
Esta semana, la científica autora de la investigación, junto al
destacado biólogo José Luis Estevez, pusieron al tanto a las
autoridades y a referentes de la comunidad acerca de la gravedad del
problema, en el marco de una jornada de actualización sobre la
contaminación por metales pesados en la bahía de San Antonio.
Tras la presentación, la consulta más reiterada entre el auditorio daba
cuenta de cuánto podría afectar la contaminación de la ría a la salud
de los sanantonienses. No obstante, aún no hay respuestas al respecto,
ya que no existen estudios profundos desde Salud Pública sobre esa
temática, aunque se supo que existen profesionales que se están
organizando para llevarlos a cabo.
En el nuevo informe que tuvo como objeto a los mejillines se afirma que
"dentro de los contaminantes principales de los ambientes marinos se
encuentran los metales pesados. La mayoría de estos elementos están
presentes en cantidades traza, ya sea en el agua, en el sedimento o en
la biota marina. Su peligrosidad reside en su toxicidad y en que al no
ser degradados, una vez adicionados al ambiente permanecen en el mismo
por largo tiempo. Numerosos estudios a nivel mundial han advertido
sobre la problemática en la emisión de estos elementos al ambiente".
Los metales pesados llegan a ser tóxicos si se presentan en altas
concentraciones, a pesar de que muchos de ellos son esenciales para el
crecimiento y metabolismo de plantas y animales. Debido a la habilidad
que tienen para formar complejos con la materia orgánica, tienden a
fijarse en los tejidos de los organismos expuestos. Este fenómeno es
tal vez uno de los problemas más graves que los metales pesados
presentan como contaminantes del medio acuático. Cuando la
incorporación de sustancias es mayor a la eliminación se produce en los
organismos el proceso de bioconcentración, que se define como la
capacidad de un organismo o una población de organismos del mismo nivel
trófico, para absorber sobre sus tejidos un contaminante que esté
presente en el medio que les rodea.
En tanto, la bioacumulación se refiere no sólo a la capacidad de
concentrarlo, sino también de incorporarlo a sus tejidos a través de
fenómenos metabólicos, de tal manera que en cierto tiempo la
concentración del contaminante es mayor que la del medio que rodea al
organismo.
El uso de bioindicadores es una gran herramienta para establecer la salud del ecosistema.
Los moluscos bivalvos marinos han sido utilizados por numerosos equipos
de investigación como una matriz prioritaria ya que existe evidencia de
que sus tejidos pueden cambiar como respuesta al ambiente en cuestión
de meses. Es por eso que en el mencionado trabajo se utilizó al
mítilido Brachydontes rodriguezi, como organismo bioindicador del
impacto de los metales pesados sobre la ría local.
Fuente: Foro Social Mundial Argentina
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Escrito por Invitado el 2005-08-07 22:27:59 Hola; soy Romina Bolaño estudiante de la carrera Ing. en Recursos Naturales y Medio Ambiente, de la Universidad Nacional de La Pampa. Me parece muy interesente la investigación realizada; me gustaría obtener mayor información sobre el tema o contactarme con la directora; ya que tengo intenciones de realizar mi tesis en moluscos de la bahía San Matías. | |