La amenaza creciente de la basura electrónica en países como Estados Unidos exige una solución que, al mismo tiempo puede servir para hacer despegar definitivamente un naciente sector de negocio: el reciclaje de dicha basura electrónica a fin de recuperar metales cada vez mejor cotizados en el mercado.
En Estados Unidos se generaron más de 3 millones de toneladas de desechos electrónicos en el año 2007. De esa basura, se recogió el 13,6 por ciento para su reciclaje, en tanto que el 86,4 por ciento restante fue a parar a los vertederos y a las incineradoras. Los peligros medioambientales de la basura electrónica han llevado a 25 estados del país a aprobar leyes que obligan a reciclar los desechos electrónicos.
Muchos dispositivos electrónicos contienen sustancias químicas peligrosas, como por ejemplo metales pesados y materiales ignífugos bromurados. Estos productos pueden filtrarse desde los basurales a las aguas subterráneas cercanas y a los arroyos o ríos de la zona. O también puede ocurrir que cuando se incineran, se conviertan en sustancias de toxicidad aún mayor, incluyendo dioxinas.
Como muchos estados de EE.UU. tienen leyes que prohíben arrojar basura electrónica a los vertederos, probablemente las pantallas de cristal líquido usadas serán incineradas en instalaciones de gran potencia y alto costo, o se embarcarán hacia países en vías de desarrollo.
Ninguna de estas dos opciones es buena desde la perspectiva de un entorno sostenible. La incineración es cara y se consumen materiales y energía que se podrían utilizar de maneras mejores. Exportar la basura produce daños en el medio ambiente de los sitios de destino en esos países en vías de desarrollo, y perjudica la salud de las personas.
El alto costo del reciclaje de los desechos electrónicos en Estados Unidos y Europa ha estado frenando el progreso como actividad comercial del procesamiento de la basura de alta tecnología.
Pero ese obstáculo del costo no es inamovible. Bastaría desarrollar tecnología encaminada a facilitar las tareas de reciclaje, algo que ya están comenzando a hacer algunos centros de investigación, como por ejemplo uno de la Universidad Purdue en West Lafayette, Indiana, Estados Unidos. El simple diseño de herramientas específicas podría acelerar mucho el trabajo y reducir así los costes laborales, haciendo que la tarea fuera viable profesionalmente y que surgieran empresas especializadas y se creasen puestos de trabajo.
Los materiales que se pueden recuperar son muy valiosos, y sólo por eso ya sería rentable reciclar la basura electrónica más común.
El precio del oro está hoy por encima de los 50 dólares por gramo, y, por ejemplo, cierto circuito de control típico en algunas pantallas de cristal líquido de monitores y televisores puede contener entre 1 y 2 gramos de oro.
En los últimos años, la demanda creciente de pantallas de cristal líquido y de células solares de película delgada ha llevado al precio del indio, un metal ya de por sí escaso, de valer menos de 100 dólares por kilogramo en el 2003, a más de 600 dólares por kilogramo en el 2011. Por consiguiente, recuperar el óxido de estaño e indio de la basura electrónica ya tiene también justificación comercial.
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