Página 1 de 2 No
sólo las chimeneas, los escapes de los automotores, los vertidos de
sustancias tóxicas o las cenizas industriales fomentan el efecto
invernadero y el cambio climático. Desde los gases de los rumiantes
hasta la caspa y la piel de los seres humanos contribuyen a alterar el
ambiente planetario, en mucha mayor medida de lo que se supone.
Como si se tratara de espejismos, en Ecología, las cosas no son siempre
lo que parecen: a veces la polución atmosférica modera el deterioro
ambiental y la Naturaleza puede contaminar.
Aunque se discrepa sobre el alcance y evolución del fenómeno, ya se
sabe que los gases contaminantes que se acumulan en las capas
superiores de la atmósfera forman un filtro, que permite que entren los
rayos que llegan del Sol pero impide que salgan los que refleja la
Tierra, fomentando el calentamiento del mundo, en lo que se conoce como
"efecto de invernadero".
Ahora, en base al estudio del impacto climático de las nubes de humo
producidas por los incendios de las Torres Gemelas de Nueva York, tras
los atentados del 11 de septiembre, y de la reducción de emisiones
contaminantes en el continente europeo, algunos científicos creen que
la acumulación de algunos gases en el cielo terrestre puede tener un
efecto considerado "beneficioso".
Según explican, parte de esa capa gaseosa actúa como un parasol,
produciendo un oscurecimiento atmosférico que ayuda a enfriar el
planeta, evitando que el calentamiento global, inducido por el "efecto
de invernadero", sea todavía mayor.
Pero ésta no es la única paradoja ni teoría polémica, relacionada con
el cambio climático y la contaminación, ya que la Naturaleza, la peor
damnificada por la actividad artificial y química del ser humano,
también "arroja piedras sobre su propio tejado" al ensuciar el planeta
con las sustancias orgánicas que eliminan algunos animales superiores,
¡incluidos nosotros!
Chimeneas con cuatro patas
Aunque parezca mentira, según estudios recientes, una vaca lechera
puede contaminar hasta cuatro veces más que un carro, por medio de sus
excrementos, ventosidades y eructos.
El gas de "efecto de invernadero" cuya concentración ha aumentado más
en los últimos años es el metano o CH4, que procede de actividades
biológicas, y no el dióxido de carbono C02, uno de los compuestos
perjudiciales más estudiados. Además, el CH4 es 21 veces más
contaminante que el C02.
En Europa, los rumiantes producen una tercer parte del metano liberado
a la atmósfera: las vacas expulsan el 98 por ciento del CH4 al rumiar
sus pastos por medio de eructos, por su boca o sus fosas nasales, y el
2 por ciento restante, en forma de ventosidades anales, o como
componente de estiércol que expulsan al defecar.
Se calcula que cada vaca emite unos 150 kilos de metano al año, y que
en el mundo viven 1.300 millones de estos rumiantes que producen casi
200 millones de toneladas anuales de CH4, con lo cual la ganadería se
convierte en una actividad tanto o más contaminante que el transporte
automotor, en algunos casos.
Curiosamente, algunos ganaderos intentan sacar partido del problema, ya
que junto con expertos de la Universidad Nacional del Nordeste de
Argentina, uno de los países con más ganado vacuno, han diseñado un
dispositivo denominado "biodigestor", que extrae el metano de los
excrementos de las vacas y lo transforma en energía por medio de un
proceso químico.
Aunque su iniciativa apenas mejora la contaminación, dado que el metano
de los excrementos es una ínfima parte del que expulsan los vacunos, en
las granjas con un mínimo de 50 animales, los ganaderos obtienen
suficiente electricidad como para iluminar sus viviendas, y darles a
sus vacas calefacción en invierno y aire acondicionado en verano.
Contaminación a flor de piel
No sólo las vacas contaminan el planeta: la caspa humana, así como las
partículas de piel, las células, las bacterias y el polen, son
elementos de contaminación mucho más importantes de lo que se suponía,
según un estudio publicado en la revista Science.
Estos compuestos naturales también forman parte de los denominados
aerosoles, una familia de gases que cumplen un papel crucial en el
clima del planeta, según la investigación, a cargo del científico
Ruprecht Jaenicke, del Instituto para la Física de la Atmósfera de la
Universidad de Mainz, de Alemania.
Hasta el momento, se venía considerando que los grandes causantes de la
contaminación de la atmósfera son, con exclusión de casi todos los
demás, el humo de las fábricas, los gases de escape de los vehículos
motorizados y las cenizas.
Según los especialistas, también el polvo, la sal y fenómenos geológicos como las erupciones pueden producir aerosoles.
No se había tenido en cuenta que los organismos de los seres humanos y
otros animales que habitan el planeta pudieran aportar una parte
importante de la contaminación atmosférica, la cual repercute, por
distintos mecanismos, en la situación climática.
Después de recoger aerosoles en distintos ambientes y en temporadas
diferentes del año, el doctor Jaenicke ha descubierto que alrededor del
25 por ciento de los gases estaba compuesto por elementos que no habían
sido considerados importantes.
Entre estos contaminantes biológicos se han identificados desde
partículas de piel de distintos animales, secreciones del cuero
cabelludo y células muertas, hasta fragmentos de plantas, polen,
esporas, bacterias, algas, virus y cristales de proteínas.
Para el doctor Jaenicke, la importancia de esas partículas celulares
podría ser considerable como factor que influye en las condiciones
climáticas, y habría que estudiar mejor su impacto.
Claro que alguien puede preguntarse, si al igual que ya se ha ideado un
"biodigestor" para aprovechar el metano vacuno, alguien no estará ya
pensando en lanzar al mercado un nuevo champú anti-caspa y también
"anti-cambio climático"...
El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes:
Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios. Por favor valídate o regístrate. |
Interesante... Escrito por Mercè. el 2009-08-20 08:46:57 Un buen artículo, desde luego. Quien se iba a imaginar que el organismo humano (entre otras especies) también causase contaminación atmosférica... ¡hay tantas cosas que ignoramos! . Me ha parecido interesantísima toda la información. Gracias por compartirla. | |