El macá tobiano, un ave que habita exclusivamente en la provincia de Santa Cruz, podría desaparecer en 10 años si no se toman medidas para protegerla. La especie, que fue descubierta por los especialistas sólo en 1974, está en peligro crítico de extinción y desde 2010 está categorizada como especie globalmente amenazada.

Se trata de un ave zambullidora que habita lagos y lagunas de las mesetas patagónicas por encima de los 700 metros sobre el nivel del mar entre noviembre y marzo, para luego desplazarse hacia la costa atlántica, en los estuarios de los ríos Santa Cruz, Coyle y Gallegos. Según un estudio de la asociación Aves Argentinas de 2011, en las últimas décadas se han declarado extintas tres especies del grupo de los macaes.

“El macá tobiano es un símbolo de la Patagonia, porque no existe en ningún otro lado del mundo, y puede desaparecer”, afirmó Hernán Casañas, coordinador del Proyecto Macá Tobiano, resultado de un convenio entre Aves Argentinas y la Asociación Ambiente Sur, de Río Gallegos. Según contó Casañas a La Nacion, naturalistas de todo el mundo visitan nuestro país cada año para poder observar al macá tobiano en su hábitat natural. “Es la figurita difícil -afirmó-, no se puede ver en ningún otro lugar del mundo. Entre octubre y febrero vienen muchos turistas a El Calafate desde distintos países.” Además, el hecho de que la especie se haya descubierto recién en la década del 70 hace que sea una atracción especial para el turismo de observación de aves, segmento siempre creciente en la región.

De los 3000 o 5000 macaes que se estimaron en los años 80 se pasó a una población que difícilmente llega a unos 800 en la actualidad. Entre las causas de la reducción de la población de esta ave, una de las más importantes es la presencia de especies exóticas en su ecosistema. Por ejemplo, la trucha introducida en muchas de las lagunas en las que el macá tobiano hace sus nidos, cambia la calidad del agua y compite con el ave por los mismos alimentos. Las truchas grandes, incluso, pueden llegar a comerse a los pichones. Otras especies que afectan a la población de macaes en la Patagonia son el visón americano y la gaviota cocinera, que es muy común en la costa argentina pero se ha multiplicado en colonias tierra adentro. Las gaviotas directamente se comen los pichones y los huevos del macá.

El Proyecto Macá Tobiano busca iniciar acciones tendientes a sacar a la especie del riesgo de extinción. “Con la población actual todavía se puede recuperar la especie”, afirmó Casañas. Según explicó, la medida más urgente es contar con más información técnica, y para ello se necesitan recursos, ya que los lugares donde anidan los macaes son inhóspitos y de difícil acceso.

Además, el coordinador afirmó que debería establecerse un área protegida, monitorear la reproducción de las colonias existentes, controlar los depredadores y regular la siembra de peces en lagos y lagunas de la zona.

En lo inmediato, se necesita conseguir un transmisor para monitorear la ruta migratoria del ave. “La comunidad ambientalista internacional tiene los ojos puestos en esto, y aunque recibimos alguna ayuda de la provincia de Santa Cruz, los aportes provienen mayormente de organizaciones extranjeras”, comentó Casañas.

Con una página en Facebook “Salvemos al Macá Tobiano”, tanto Aves Argentinas como Ambiente Sur buscan dar mayor conocimiento acerca de la especie y su situación. En la página web de Aves Argentinas se pueden hacer donaciones para el trabajo de la asociación en la conservación del macá. “Hay gente que nos brinda ayuda de manera particular, con dinero o logística para el trabajo -contó Casañas-, además hay un becario del Conicet trabajando en el tema; pero sería deseable que el Estado nacional, a través de la Secretaría de Ambiente se involucrara en esta causa tan delicada.”