Cada vez más especies se encuentran en peligro de extinción, un problema que afecta no solo a la naturaleza, sino a toda la humanidad. La ciudadanía puede hacer suyos unos consejos básicos que contribuirán a recuperar y conservar estas especies amenazadas, y en general, toda la biodiversidad: informarse y concienciarse del problema, evitar y denunciar actividades ilegales, reducir tu impacto en la naturaleza, visitar espacios protegidos y ayudar como voluntario, consumir de forma sostenible o conducir con precaución en zonas naturales.
1. Informarse y concienciarse sobre la extinción de animales
El primer paso para luchar contra un problema es conocerlo y concienciarse sobre su importancia y sus consecuencias. Los científicos alertan desde hace años del aumento de las especies en peligro de extinción. Así lo dejan en evidencia trabajos como la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Nick Nuttall, portavoz del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), asegura que “somos testigos de una sexta extinción impulsada por los seres humanos”. La pérdida de biodiversidad supone un impacto mucho mayor de lo que puede parecer a simple vista. “Las dos terceras partes del valor económico de la naturaleza son invisibles y no se tienen en cuenta”, como señala Josh Bishop, coordinador del estudio “The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB)”. La biodiversidad nos ofrece mucho más que bonitos animales o preciosas estampas naturales: nos da la vida. Una persona concienciada puede explicar a otros las ventajas de preservar la diversidad biológica y cómo llevarlo a cabo.
2. Evitar y denunciar actividades ilegales con especies en peligro
El contrabando de especies, además de ser ilegal, pone en riesgo la supervivencia de muchos seres vivos en situación delicada. Así ocurre cuando se adquiere una especie exótica, ya sea viva o como souvenir con partes de la misma, como corales o colgantes de marfil. Si se detecta uno de estos casos, instituciones como la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable agradecen cualquier información. La introducción de especies foráneas puede también hacer peligrar la biodiversidad local al convertirse en invasoras.
3. Reducir nuestro impacto en la naturaleza
Cuando se visita un espacio natural, el impacto que se genera puede poner en peligro la supervivencia de las especies del lugar. Para evitarlo se pueden seguir varios consejos sencillos, como recoger la basura generada para reciclarla de forma adecuada, reducir el uso del agua, no hacer fuego salvo en zonas habilitadas para ello y siempre con las debidas precauciones, no tocar elementos naturales como nidos, madrigueras, etc. Si se observa alguna actividad que ponga en peligro la naturaleza, como vertidos ilegales, uso de cebos con veneno, etc., se debería denunciar a las autoridades competentes.
4. Visitar espacios protegidos y ayudar como voluntario
Diversas ONG ecologistas e instituciones proponen una variada oferta de programas de voluntariado medioambiental y contribuyen a conservar y recuperar espacios naturales que no reciben a menudo suficientes recursos. Además de estas visitas, se puede participar en las organizaciones ecologistas y conservacionistas que velan por el cuidado de la biodiversidad y apoyar su trabajo.
5. Consumir de forma sostenible con la naturaleza
El cuidado de la biodiversidad y de las especies amenazadas no solo se hace en la naturaleza, sino también en casa, en el trabajo, en la vida cotidiana. Una forma insostenible de consumir pone en peligro la supervivencia de todos. Por ello, conviene asumir las siete erres del consumidor ecológico: reflexionar antes de consumir algo, rechazar productos o actividades no ecológicas (como los artículos de “usar y tirar”), reducir para usar solo lo necesario, reutilizar los objetos para darles una mayor vida, reciclar para aprovechar los materiales, redistribuir los bienes para combatir los desequilibrios y reclamar actuaciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente.
6. Conducir con precaución
Muchos animales en peligro se encuentran rodeados de zonas urbanizadas y carreteras que cruzan sus hábitats. Estos animales no saben de códigos de circulación ni prioridades de paso de vehículos, y mueren atropellados o quedan heridos de gravedad. Un ejemplo paradigmático en España es el lince ibérico. Algunos de los escasos ejemplares de este felino han muerto por impacto de vehículos tras ser liberados por los expertos que trabajan en su recuperación. Por ello, al circular por un espacio natural, es conveniente circular más despacio y con precaución.
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