Página 1 de 2 Sembrar
árboles en el patio de las viviendas se ha puesto de moda en el sudeste
de Guantánamo, en franco desafío a los suelos maltratados por la
sequía, la erosión y salinidad en la región más oriental de Cuba.
”Reforestar es la única manera de lograr lluvias
en el futuro”, dijo Teodosio Hernández Sánchez, especialista en
ambiente y a cargo de un programa de repoblamiento con especies
maderables y frutales en la semiárida franja costera sur de esta
provincia distante a casi 1.000 kilómetros de La Habana.
La siembra de árboles se combina con el cultivo de tubérculos como el
boniato, o granos como el frijol, alimentos apreciados por el
campesinado de la zona. ”Son suelos muy dañados, pero hemos ido
mejorándolos, inclusive en lugares donde la aridez es mayor”, afirmó
Hernández.
El proyecto, iniciado en 2003 en predios estatales y privados de unas
nueve comunidades campesinas, despertó el apetito de más gente de la
prevista, así que ahora se ampliará el vivero con unas 30.000 plantas
para estar en condiciones de entregar posturas a quien quiera sembrar
en su casa.
”Según el plan, vamos a reforestar en total unas 20 hectáreas, con 17
variedades de árboles, en El Oro, Baitiriquí, Yateritas, Imías, la
comunidad 14 de Noviembre y el propio San Antonio, entre otros
poblados”, explicó Hernández.
Alexis Pineda elevó la meta a 20 variedades en el pequeño patio de su
casa y muestra orgulloso las matas de guayaba, coco, mandarina, fruta
bomba (papayo), aguacate, mango, chirimoyo, ciruela, maracuyá y
tamarindo chino que ya dejan ver sus frutos.
Pineda está a cargo del vivero del proyecto y de unas 2,5 hectáreas
sembradas de Piñón botija (Jatropha curcas), de cuyo fruto triturado
extraen un aceite para la fabricación artesanal de jabón. El residuo
que queda se mezcla con agua y es usado como fertilizante.
Según especialistas, esa planta es resistente a la sequía, contribuye
al mejoramiento de los suelos y también resulta adecuada para levantar
cercas vivas, igual que el árbol de Nim (Azadirachta indica), que
también se está sembrando en abundancia en la región.
El hogar de Pineda es uno de los 19 que tiene El Oro, todos iluminados
gracias a la instalación en sus techos de paneles solares, que dan
energía suficiente para un televisor, una radiograbadora y cinco
lámparas. ”Aquí lo que sobra es sol, nunca nos falta luz”, comentó.
Tampoco carecen de agua una suerte que no tienen otras comunidades
vecinas. El caserío recibe el vital líquido por tuberías que bajan
desde una presa construida en un arroyo que pasa a unos 300 o 350
metros de altura, en la montaña, y pueden, además, regar las
plantaciones y aliviar la sed de los animales de corral.
En Baitiquirí, en cambio, los suelos son mucho más áridos, llueve sólo
entre 300 y 400 milímetros al año y no es fácil asegurar la
supervivencia de las plantaciones. La tecnología usada allí consistió
en sembrar en un hoyo muy profundo, rellenado con 20 por ciento de
materia orgánica y 80 de tierra.
”Fue un trabajo técnico muy bien hecho. El agua para regar los
sembrados se lleva en vehículos cisterna desde lugares que tengan ese
servicio. Hay posibilidades de que allí también llegue por gravedad,
pero falta financiamiento para las tuberías”, indicó Hernández.
Este proyecto de arborización, que cuenta con cooperación
internacional, prevé también mejorar los sistemas de riego y la
instalación de una casa de cultivo tapado para producir posturas de
guayaba por esquejes, una tecnología que apresura la producción del
fruto.
”La región semiárida de Guantánamo siempre ha sido seca por razones
geográficas y esa falta de lluvias contribuyó a aumentar la erosión y
desertificación de sus suelos”, explicó Oscar Borges, investigador del
gubernamental Instituto de Suelos de la provincia.
Estudios del Ministerio de Agricultura indican que Cuba tiene el 12,
por ciento de sus tierras agrícolas ya desertificadas en diferentes
grados, proceso que hacia 2015 se habrá incrementado en 2,9 por ciento.
El valle de San Antonio del Sur, situado en la región seca cubana de
Guantánamo-Maisí, se dedicó tradicionalmente al cultivo de pastos para
la explotación ganadera, pero sus suelos se fueron arruinando
paulatinamente, por el mal manejo, hasta convertirse en improductivos.
Borges dijo que a nivel estatal, los planes de desarrollo fundamental
de la producción de alimentos en estas zonas semiáridas se prevén sobre
la base de fincas forestales integrales con manejo agrícola y pastoril
y el uso de tecnologías de punta para el campo.
La degradación de los suelos es uno de los mayores problemas
ambientales de Cuba, debido a factores climáticos como los huracanes
que azotan frecuentemente este país caribeño, pero también por
prácticas agrícolas inapropiadas que incluyen el monocultivo durante
siglos de sus productos tradicionales como azúcar y tabaco.
Este mes, el gobierno cubano de Fidel Castro analizó con organismos
internacionales en La Habana un plan de acción para enfrentar la
degradación que requerirá de un financiamiento de nueve millones de
dólares del Fondo Mundial para el Medio Ambiente.
El programa, que será presentado al Fondo en noviembre, incluye
acciones para el uso sostenible de aguas subterráneas, el fomento de
bosques y la rehabilitación de éstos allí donde fueron eliminados por
la mano del hombre o de la naturaleza.
La Organización de las Naciones Unidas abordó por primera vez el tema
de la desertificación a escala mundial en la conferencia celebrada en
1972 en Nairobi. Luego, en la Cumbre de la Tierra de 1992, las naciones
en desarrollo insistieron en la necesidad de prestar atención a este
problema y a los efectos de la sequía.
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Escrito por Invitado el 2005-07-26 14:50:51 ¡Excelente! ¿Estaremos despertando? ¿Será a tiempo? | |