Página 1 de 2 Un
mercante entra lentamente en la primera de las Esclusas Miraflores, del
canal de Panamá; las compuertas se cierran y la esclusa empieza a
bombear, haciendo fluir el agua a la que está más abajo. A los pocos
minutos, cuando los niveles de agua se han igualado, las compuertas del
otro extremo de la esclusa se abren y el barco avanza hasta la
siguiente cámara. Una vez más se bombea el agua, las compuertas se
abren, y el barco sale hacia el Pacífico.
Algo más se está moviendo: unos 98 millones de litros de agua, la
cantidad que se bombea de las esclusas Pedro Miguel y Miraflores cada
vez que un barco pasa por ellas desde o hacia el Pacífico. La misma
cantidad se desagua al Atlántico cuando los barcos pasan por las
esclusas de Gatún al otro lado de istmo. Así que cada paso de un barco
por una esclusa del canal, significa 196 millones de litros de agua. En
un día ajetreado pueden pasar hasta 40 veces.
El agua viene del lago Gatún, uno de los mayores lagos artificiales del
mundo, creado durante la construcción del canal. El canal depende del
lago y de sus aguas, y éstas dependen a su vez de la salud de los
bosques de las cuencas de alrededor, pero en las últimas décadas se han
perdido la mitad de ellos por la tala y las prácticas agrícolas. Los
panameños saben qué sucederá si no se puede suministrar suficiente agua
al canal. En el invierno de sequía de 1990-1991, la falta de agua
obligó a reducir los pasos por las esclusas a menos de 30 barcos al día.
El canal y los negocios con él relacionados aportan al menos el 40% de
la economía del país. Y si los panameños votan por mejorar o ampliar el
canal, asunto que se espera que aborden este otoño en un referéndum, la
fiabilidad del suministro de agua del lago Gatún será aún más crucial.
"Necesitamos el agua para el funcionamiento del canal", dice Reyna
Carrillo, una guía de Miraflores. "Sin ella, seríamos la zanja más
grande del mundo".
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y un grupo de científicos están
trabajando juntos para estudiar la hidrología del lago Gatún, restaurar
su cuenca y enseñar a la gente que vive allí la importancia de
protegerla. El lago se alimenta principalmente del río Chagres, que fue
represado durante la construcción del canal. El agua en sí no es
problema. En el Chagres desagua una jungla tropical que recibe de las
intensas lluvias agua más que suficiente para mantener las esclusas
funcionando a plena capacidad.
Pero la lluvia no cae uniformemente a lo largo del año. La mayor parte
llega de mayo a diciembre, en chaparrones breves pero intensos. En las
laderas arboladas, gran parte de esta agua penetra en la tierra,
alimenta lentamente los arroyos de la cuenca y luego pasa al lago
Gatún. Pero las laderas deforestadas no pueden absorber las lluvias
intensas y las riadas se vierten al lago, desbordan la esclusa Gatún y
corren hacia el mar, sin utilidad para el sistema del canal. Mientras
tanto, los sedimentos erosionados acaban en el fondo del lago,
reduciendo su capacidad de almacenamiento.
Colón y sus hombres fueron los primeros europeos que vieron las
imponentes selvas de la cuenca del río Chagres, con sus 1.500 especies
de árboles, y los monos aulladores y tucanes y otras criaturas que
habitan en ellos.
A pesar de la construcción de un ferrocarril a través del istmo en el
siglo XIX y de la finalización del canal en 1914, la selva de la cuenca
estuvo más o menos intacta hasta aproximadamente 1950, explica Stanley
Heckadon Moreno, investigador asociado del Smithsonian Tropical
Research Institute de Panamá. Pero EE UU había construido una autopista
a través del istmo. "Enseguida tuvimos 3.000 kilómetros de senderos
construidos por madereros y seguidos por ganaderos y agricultores de
tala y quema", explica. En la cuenca del Chagres y en la del otro lado
del canal, miles de hectáreas de selva cayeron ante los machetes y las
sierras mecánicas.
Cuando se devolvió el canal a Panamá, "se tenía la creencia de que
'ahora esta zona es nuestra, podemos entrar en ella", explica Luis A.
Alvarado Kinkey, hidrólogo y director de la división medioambiental de
la ACP. "Empezaron a talar la selva para hacer pastos a un ritmo
alarmante". La deforestación alcanzó su punto álgido en la década de
los ochenta, afirma Robert F. Stallard, geólogo del Smithsonian. En
2000, Heckadon y sus colegas completaron un estudio mediante imágenes
por satélite y reconocimientos del terreno y descubrieron que se había
perdido el 53% de la selva de la cuenca.
El Gobierno panameño contrató a Heckadon para que estudiara el asunto
en los años ochenta, cuando formó un grupo de estudio de científicos y
expertos técnicos para evaluar la salud y el futuro de la cuenca
fluvial. "Una de las principales conclusiones fue el imperativo
absoluto nacional de proteger los bosques que sobrevivían", dice
Heckadon. Y se fundó el Parque Nacional Chagres, que ocupa unas 50.000
hectáreas, aproximadamente un tercio de la cuenca fluvial del canal.
Pero las cosas no fueron bienal principio y la deforestación continuó.
Por fin las cosas empezaron a cambiar. Heckadon, que se convirtió en el
primer ministro de Medio Ambiente del país, dice que se dio un paso
importante cuando los principales bancos panameños dejaron de financiar
los ranchos ganaderos que talasen la selva para pastos. Y con la
devolución del canal en 1999, el Gobierno volvió a intervenir para
ampliar las áreas protegidas de la cuenca fluvial.
Ahora, dice Alvarado, solamente se pierden al año cantidades mínimas de
cuenca por la deforestación. Pero otros señalan que los organismos
oficiales carecen de dinero o personal suficientes para vigilar los
parques y que la tala y quema continúan, aunque a menor escala.
Por eso la ACP y otros organismos han emprendido campañas para educar a
la población rural sobre la importancia de proteger el paisaje
forestal. También hay campañas para restaurar paisajes dañados. La ACP
ha lanzado un programa de cooperación con varias instituciones y
universidades extranjeras para estudiar formas de proteger la cuenca
del canal y restablecer su vegetación autóctona.
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Protejamos más nuestros bosques Escrito por Leslie el 2008-08-01 19:31:44 Qué es bueno el mejoramiento de nuestro país, pero creo que así como talan vuelvan a plantar mas árboles y mejorar todo. Sé que hay planes en los que se vuelve a plantar árboles pero aun así no es suficiente con plantarlos sino seguir cuidando mientras crecen los otros y los que ya están no dejarlos que los más poderosos los eliminen. Hay que cuidar nuestro mundo y principalmente nuestra fauna y flora.No importa tanta modernización, tomemos conciencia y cuidemos lo nuestro que es lo más importante. Lo dice a lo mejor una futura guía turística. Disculpen si escribí algunas palabras mal pero cuando uno se emociona en decir lo que piensa no ve los errores que puede tener hasta inspirase en decir muy bien su comentario con buenas palabras | |