Creyeron los ingenuos y apologistas del statu quo y la “libre” empresa —allá por 1991— que el socialismo se derrumbó para siempre. Hubo tanto optimismo que pensaron en el mundo entero, como patio de sus intereses a multiplicar. Presas de tan extraño éxtasis de autocomplacencia, eyacularon de felicidad. Aprovechando el desconcierto del mundo, elaboraron mitos para decorar la nobleza de su dominio —égida del capital internacional— y resignar a la humanidad a su eterno estado de sumisión.
Tales mitos fueron: La Muerte de las Ideologías, El Fin de la Historia, El paso del reino del Estado al reino del Mercado, Nuevo Orden Mundial y aún otros más.
Está claro que la humanidad no hizo caso a aquellas historias, ni éstas lograron su objetivo encandilador.
No puede desconocerse —sin embargo— que en estas dos décadas, y en forma veloz, el capital internacional se ha hecho aún mucho más poderoso. Se devoró cuanto mercado y competidores pudo.
Ante esta realidad innegable, no es difícil entender la proyección lógica de su destino, que emerge de la propia dinámica de su desarrollo. Se trata del dominio directo y universal de la clase macro empresarial sobre el orbe, sin necesidad ya del Estado que, durante siglos, surgió como servidor de las clases dominantes.
Curiosa ironía del Siglo XXI hubiéramos presenciado: ¡Nada menos que la extinción del Estado por obra y gracia del propio sistema capitalista!
Sin embargo, el reloj de la historia vuelve a intervenir. Esta vez el sistema de explotación tecnológica capitalista —de acción cuantitativa y cualitativamente superior— entra también en contradicción con las condiciones materiales de subsistencia.
Independientemente de las condiciones económicas de la producción, se desvanece —cual pompa de jabón— tan magistral destino del solio universal capitalista. Se hace cada vez más lejano tan brillante futuro, no obstante su mérito de haber perfeccionado las desigualdades humanas.
Esta vez le salen al frente, tanto el planeta Tierra como las masas miserables de la sociedad (ambos explotados). Se avecina una nueva era de cambios radicales de estructura, donde las fuerzas económico-sociales deberán también ingresar —forzadamente— en armonía con su casa común: La naturaleza.
Tal es el contexto del presente libro.
Pensamientos afines al libro
Nada hay de más poderoso en la sociedad, que una idea a la que le ha llegado su tiempo. Víctor Hugo.
Quien no aprende de la historia estará condenado a repetirla. George Santayana (filósofo norteamericano)
No preciso de las ciencias sociales para acabar con el capitalismo; me basto sola para ajustarle cuentas. Infelizmente, la humanidad inocente pagará también la cuenta. (La Madre Tierra)
Desde antiguas épocas, el molde social sigue siendo el mismo. Arrastramos el dominio de los mejores, los más aptos, los más ingeniosos. Si hemos creado riqueza, civilización, tecnología y poderío, tenemos derecho a proteger lo nuestro. Y no lo vamos a renunciar. (Próxima: Unión Mundial de Corporaciones)
El dinero es el único Dios verdadero, el libre comercio es su religión y su templo son los bancos.
La riqueza es como el agua salada: cuanto más se bebe más sed da. Schopenhauer
No te preguntes cuánto te beneficia la tecnología, sino quien es el más beneficiado. Jerry Mander
Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos. José Martí.
No se es soberano plenamente si no se tiene armamento nuclear. Jorge Verstrynge (catedrático español)
Reformando a Rousseau: El hombre nace malo, la sociedad capitalista lo hace peor.
Plutocracia (del griego ploutos -riqueza- y kratos -gobierno) es un sistema de gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza.
La razón me lleva por los caminos del terrorismo ¿O es el terrorismo el que me lleva por los caminos de la razón?
Le ofrecemos crisis financiera, crisis inmobiliaria, crisis ecológica, crisis alimentaria, crisis de valores, y si se comunica con nosotros le mandamos una crisis informativa, completamente gratis. El sistema.
Los ricos: Vivimos como si nunca tuviésemos que morir. Los pobres: Morimos como si nunca hubiésemos vivido.
Una era construye ciudades. Una hora las destruye. Séneca.
Breve reseña
Este libro ha sido publicado en abril de 2010 para brindar orientación a la reunión del medioambiente realizada en Cochabamba, Bolivia, como reacción del Tercer Mundo frente al fracaso de la previa reunión mundial de Copenhague (fines de 2009)
Su formato comienza con el examen de las causas que determinaron la destrucción del socialismo real europeo, las mismas que clasifica como internas, externas y coyunturales.
Destaca que los 20 años que han transcurrido, el sistema mundial de dominio no ha creado ningún orden social nuevo, ni otro más justo. Por el contrario, han empeorado las formas de dominio, abarcando otras formas técnicas de sutil aplicación más otras de orden bélico, para consolidar su poder. Todas aquellas son explicadas y sus marcos de aplicación.
Analiza tanto la crisis del dólar americano como la orfandad ideológica del sistema, que no conduce a nada que brinde esperanza. Reflexiona sobre la destrucción terrestre, que aquél causa, y la clasifica en cinco tipos: Destrucción del Reino Animal, del Reino Vegetal, del Reino Mineral, del Relieve Terrestre y la Destrucción del Hombre. Encuentra que no puede haber otro orden más adecuado a la naturaleza que el socialismo.
Las condiciones actuales motivan encontrarnos en una época donde el socialismo está obligado a encontrarse con la ecología, así como ésta ya se encontró con aquél. Empero destaca errores tradicionales del socialismo que deben ser depurados.
Termina considerando la Unión de Repúblicas Sudamericanas, UNASUR y al socialismo como arquetipo y como realidad.
Si deseas recibir el libro en forma gratuita en formato PDF, puedes solicitarlo a través del menú "Contacto" de la presente página, indicando "Hacia el socialismo en el siglo XXI". Te lo haremos llegar por mail.
Gustavo Portocarrero Valda
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