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se pretende tender hacia un "desarrollo sostenible", hacia una calidad
de vida que proviene de la calidad ambiental, y para ello la sociedad
dispone de una información privilegiada que nace del saber de la
ciencia y que se promulga desde sectores poco sospechosos de estar
manipulados, y gracias a ellos sabemos de los riesgos y de las opciones
de vida alternativa a las que podemos optar, aunque generalmente
escondamos la cabeza en el hoyo de la ignorancia consentida que nos
mantiene "vivos" en un dulce y ficticio confort material, que a pesar
de todo, no nos puede hacer olvidar los riesgos de la industrialización
desmesurada, porque son cruelmente reales, como por ejemplo:
El reciente estudio realizado por investigadores del Instituto catalán
de Oncología y la Universidad Autónoma de Barcelona, sobre una muestra
de 208 pacientes, y que ha sido publicado en la revista Environmental
Health Perspectives, en el que se determina que la exposición a ciertos
contaminantes organoclorados que ingerimos a través de los alimentos,
aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon. Estos contaminantes
son los bifenilos policlorados, mas conocidos por PCB, y forman parte
de los alimentos que consumimos a diario.
Los PCB se vienen produciendo desde hace décadas pues se utilizan en
transformadores eléctricos, generadores, aceites refrigerantes, etc., y
ante la falta de control de sus residuos, estos se han venido vertiendo
al medioambiente y, a través de los ecosistemas, han pasado a los
alimentos. Pues bien, se estima que un 6 % de la población mundial
industrializada padecerá este tipo de cáncer y que un 40 % morirá por
esta causa.
En otro estudio recientemente publicado en el Journal of Epidemiology
and Community Health , realizado por investigadores de la Universidad
de Birminghan, se midieron los casos de cáncer entre niños nacidos
entre 1960 y 1980 en diversas zonas del país, y confirmaron que la
proporción de tumores diagnosticados en menores de 15 años se
multiplicaba por cuatro en los jóvenes que vivían a menos de un
kilómetro de las fábricas que emitían productos químicos a la atmósfera.
La lista de compuestos potencialmente cancerígenos es muy amplia, y va
desde los óxidos de nitrógeno, precursores del popular contaminante
ozono superficial, al monóxido de carbono, eficaz contribuyente al
efecto invernadero que asola al planeta, y a las conocidas
dioxinas, por citar sólo algunos ejemplos, siendo la leucemia, y los
tumores de cerebro y de médula, los cánceres más frecuentemente
observados.
El estudio de la Agencia Europea del Medio Ambiente del pasado mes de
julio del 2003, en el que se concluye que la polución del aire es
la causa de la muerte de sesenta mil personas en Europa cada año, y que
entre un 25 y 33 % de las enfermedades de los países industrializados
se debe a factores ambientales.
Que hay unas 30.000 sustancias químicas de uso diario, un 40% del total
conocido, que producen cáncer, y que entre ellas se encuentran los
"imprescindibles" artículos de limpieza de hogar, pinturas,
electrodomésticos, etc., que se introducen en el mercado sin haberse
analizado suficientemente su grado de riesgo toxicológico, y todo ello,
a pesar de que el pasado 7 de mayo del 2004, destacados médicos y
científicos del planeta firmaron el "llamamiento de París", un
documento en el que se advierte que la contaminación química ambiental
es la causa principal de los "azotes actuales de la humanidad tales
como, el cáncer, la infertilidad y las enfermedades congénitas". Este
movimiento, en el que están integrados varios premios Nóbel, sólo
pretende revisar los miles de productos químicos que están en los
mercados y en el medio ambiente, sin que se hayan hecho pruebas
suficientes para comprobar su inocuidad.
Sólo en Europa hay un 15 % de parejas infértiles; cada año aumentan en
un 0,8% en número de cánceres infantiles; metales pesados, dioxinas,
amianto, pesticidas y aditivos alimentarios, inundan sistemáticamente
el mercado de unos consumidores que estamos totalmente desinformados y
sometidos a las "malas artes" de los productores y distribuidores
industriales que, bajo la sospechosa y permisiva mirada de
las administraciones, ponen en el mercado unos productos no
controlados que alteran nuestra genética, afectan a las vías
respiratorias, degradan los ecosistemas y nos asume en una perdida de
calidad de vida, tan sólo por mantener en lo mas alto la balanza de
beneficios de unas cuantas multinacionales acostumbradas a corromper
voluntades y, mientras tanto, el pueblo es sodomizado con una
manipulación informativa que le somete a la condena de la incultura.
Lamentablemente, en este siglo veintiuno, un siglo que se pretende sea
el de la colonización del espacio, es aún un mundo de miserias y de
subdesarrollo que está poblado por seis mil millones de seres, de los
que mil doscientos millones no tienen abastecimiento de agua potable y
que unos dos mil trescientos millones no disponen de infraestructura
sanitaria para potabilizar el agua de beber, ni sistemas de
depuración para tratar las aguas residuales, y ello provoca la
muerte, cada año, de 15 millones de seres, de los que dos millones y
medio son niños, según la UNESCO.
Un mundo en el que cada día mueren 5.000 niños por enfermedades relacionadas con la contaminación.
Un planeta en el que el 78% de los niños desnutridos menores de 5 años
viven en países con excedente de alimentos, y que el 5% de la población
utiliza el 40 % del mercado farmacéutico, mientras que un 70 % de los
seres que viven en África y en Asia sólo disponen del 10 % de los
medicamentos.
Y es que entre los seres humanos existe una clara y evidente
desigualdad social provocada por un deseo de controlar el "poder" en el
planeta, y para ello nos apoyamos en temas intrascendentes de carácter
materialista, creando leyes a nuestra medida, y potenciando a grupos a
los que dotamos de privilegios para que ejecuten las maniobras que
hacen ricos a unos pocos y pobres a la inmensa mayoría.
Se malvive en un "primer mundo"que consideramos desarrollado, sólo
porque hemos creado un tercer mundo a base de expoliarlo en tan
sólo unos cientos de años, y todo ello sin percibir que
recibiremos la misma moneda en nuestro futuro real inmediato.
Pero esa es la Ley de la oferta y de la demanda que hemos creado los
seres racionales, esos que llamamos civilizados, y en la que sólo nos
planteamos la vida del presente, olvidándonos del "mas allá".....
Benito A. de la Morena
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sobre medios. Escrito por Invitado el 2005-07-11 10:52:18 "mientras tanto, el pueblo es sodomizado con una manipulación informativa que le somete a la condena de la incultura." |
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