barrameda.com.ar - un puente hacia contenidos originales -   aca
barrameda.com.ar - un puente hacia contenidos originales - contacto
acerca de barrameda
un puente hacia contenidos originales...
 
 
Inicio
Principal
Noticias
Artículos
Colaboraciones
Blog
Puente Verde
Búsquedas
Registro
 
 
 
Inicio arrow Artículos arrow Artículos arrow ¡Desabrígate, nena! lunes, 29 de abril de 2024
 
 

Ingresa el texto en la caja de búsqueda y luego pulsa Enter
Nube de tags

cambio climático extinción contaminación aumento peligro energía emisiones deforestación especies dióxido de carbono calentamiento global biodiversidad animales consumo bosques argentina nivel temperatura reducción explotación recursos calentamiento cambio inundaciones clima medio ambiente kyoto ecología climático protocolo global caza animal CO2 caracoles

Powered by RafCloud 2.0.2
Sindicación
 
 

¡Desabrígate, nena! Imprimir E-Mail
Calificación del usuario: / 1
MaloBueno 
Artículos - Artículos
Publicado por Administrador   
martes, 09 de marzo de 2010
El cambio climático explicado a mi hija Temperaturas asfixiantes, diluvios cotidianos, inundaciones como consecuencia de la negligencia e indiferencia política: las alteraciones provocadas por el ser humano en la maquinaria climática del planeta se palpan todos los días. Y ya no vale quejarse o pecar de ignorante. Lo que hay que hacer es adaptarse y, sobre todo, lograr, como hace este libro, que las nuevas generaciones comprendan por qué pasa lo que pasa y qué se puede hacer al respecto.

–Todo el mundo dice que el clima está cambiando. ¿Es cierto o es falso?

–Es cierto. Pero antes de entrar en detalles voy a tener que responder a otra pregunta: ¿tú conoces la diferencia que hay entre meteorología y clima, aunque en ambos casos se trate de temperaturas y de lluvia?

–Eh, no estoy muy segura...

–Y no eres la única: mucha gente los confunde, y creen que el clima cambió –o, por el contrario, dicen que no cambia– sobre la base de lo que pasó un día determinado. Sin embargo, es fundamental comprender claramente la diferencia. La meteorología se interesa por el “cómo está el tiempo” hoy o mañana, y eso cambia sin cesar. El clima, por su parte, se define con promedios sobre regiones más vastas (un país, un continente, o incluso toda la Tierra) y períodos más amplios (meses, años, siglos, en ocasiones milenios).

–Por lo tanto, ¿son las variaciones del promedio las que cuentan para la temperatura?

–Sí, exactamente. No se pueden sacar conclusiones de las variaciones de un día sobre el otro. Para el clima, lo que cuenta es saber cómo evolucionan los promedios –de la temperatura, de la lluvia, del viento o de la nieve– sobre varias décadas, digamos, por lo menos, treinta años, y en ocasiones mucho más tiempo, ¡20 mil o 10 mil años! Del mismo modo, una temperatura promedio que asciende significa que la temperatura de muchos días o noches va a aumentar. Y lo que comprobamos desde mucho antes de tu nacimiento –a grandes rasgos, en los años setenta– es que la temperatura “promedio” del planeta se eleva mucho más rápido que si no hubiera hombres sobre la Tierra.

–Y en un promedio que varía mucho, ¿cuántos grados hay de diferencia?

–Como todo el mundo confunde un promedio con lo que pasa delante de la puerta de su casa, la respuesta te va a sorprender. Entre el verano y el invierno en París, la temperatura varía fácilmente de 25 a 30ºC. Pero para el planeta, un “gran cambio” no es 30ºC de variación en seis meses, sino más bien... 5ºC en 10 mil años. Así, el recalentamiento que conoció el planeta al pasar de la última era glacial a “hoy” ¡es de apenas 5ºC más! Pero esto bastó para que Francia, que hace 20 mil años se parecía al norte de la Siberia actual, se parezca a lo que nosotros conocemos; bastó para hacer elevar el nivel del océano en 120 m; bastó para aumentar en un gran porcentaje la cantidad de agua que cae en Europa; desplazó los bosques y los animales, hizo cultivables tierras que no lo eran y viceversa... En suma, 5ºC es muchísimo para el planeta, y 5ºC en un siglo sería una elevación de una brutalidad inaudita que nunca se produjo desde que los hombres existen, y acaso incluso desde que existe la vida. El hombre añadió el 30% de CO2 en la atmósfera desde 1850 y, a causa de eso, aumentó significativamente el efecto invernadero.

–Pero si es grave, ¿por qué los científicos no se ponen de acuerdo entre ellos?

–Todos los científicos competentes en este tema, sin ninguna excepción, dicen que nuestra especie está cambiando el clima; la única cuestión es saber a qué velocidad y cuáles serán las consecuencias. Las personas que afirman lo contrario lanzan discursos en el aire para hacerse los interesantes, pero si miras lo que hicieron en cuanto trabajo científico para probar lo que dicen te das cuenta de que no hay nada.

–¿Qué es el efecto invernadero?

–La imagen del invernadero no es tan falsa, con la salvedad de que el vidrio por encima de nuestras cabezas es gaseoso y no sólido. El Sol envía radiación (la luz) que pasa sin demasiados problemas a través del aire. Una parte es reflejada, en particular por todo lo que es claro: nieve, hielo, desiertos, campos de trigo en verano. El resto es absorbido por el suelo y lo calienta. El suelo emite radiación, a su vez, para librarse de ese calor: infrarrojos, que el ojo no ve pero que se pueden detectar con aparatos apropiados. La atmósfera absorbe una gran parte de estos infrarrojos, como lo haría el vidrio de un invernadero, antes de que se escapen al espacio. Esta absorción de los infrarrojos por la atmósfera se llama “efecto invernadero”. Esto retiene la energía –el calor– cerca del suelo, y cuanto más importante es el efecto invernadero, más caliente está el suelo “en promedio”. Si se pudieran quitar instantáneamente los gases con efecto invernadero de la atmósfera, la temperatura promedio del planeta perdería unos 30ºC, para llegar a -18ºC. El efecto invernadero es también algo que existe en otras partes fuera de la Tierra. Por ejemplo, Venus tiene un efecto invernadero extremadamente poderoso. Su atmósfera está compuesta casi exclusivamente de CO2: hace más de 400ºC en su superficie, mientras que la temperatura promedio de la Tierra es de alrededor de 15ºC.

–¿Y entonces en la Tierra podría pasar lo mismo? ¡Es espantoso!

–No, en la Tierra no hay posibilidad de tener tal elevación de la temperatura. Pero algunos grados de elevación en un siglo significarían ya una modificación excesivamente brutal de nuestro entorno que tu generación y la de tus hijos y nietos no podrían soportar sin sufrimiento.

–¿Fue el hombre el que creó el efecto invernadero?

–No, por supuesto: en la Tierra existe desde hace cuatro mil millones de años. Por lo demás, el efecto invernadero que “encontramos al llegar” es incluso esencial: sin él no estaríamos aquí, porque con -18ºC sobre la Tierra en promedio, la vida no habría podido aparecer en la forma que conocemos. Pero lo correcto hubiera sido dejar ese efecto invernadero en el estado en que lo encontramos al llegar, justamente. Porque lo que hacemos desde hace alrededor de dos siglos es intensificarlo, añadiendo gases con efecto invernadero en la atmósfera, y el resultado no va a gustarnos, forzosamente.

–Y, ¿por qué emitimos tantos de esos gases con efecto invernadero?

–Antes, hace dos siglos, los hombres eran menos numerosos (ahora somos cerca de siete mil millones, contra 500 millones de entonces) y cada uno de nosotros utilizamos hoy muchos más productos industriales, que hay que fabricar o que requieren energía para funcionar (calderas, medios de transporte, aparatos eléctricos). Por último, comemos más carne, y la carne también es una gran fuente de emisiones.

–¿La carne, una fuente de emisiones?

–¡Sí! Para obtener un kilo de carne procedente de la cría hay que cultivar de dos a 50 kg de vegetales. Lo que significa que, si preferimos comer un kilo de carne antes que un kilo de comida vegetal, se necesitan de dos a 50 veces más de superficie agrícola (la vaca es la que requiere mayor cantidad de superficie). Y si esta superficie no existe todavía, porque no hay suficientes campos y praderas, entonces se tala el bosque para obtenerla. Cuando tú comes carne de Brasil (donde los pasturajes se toman del bosque), o un bizcocho seco que contiene aceite de palma (las plantaciones de palmeras de aceite en Indonesia también son tomadas del bosque), a pesar de ti misma participas en la desaparición de un orangután y en el cambio climático.

–Y si no es por la tala de bosques, ¿de dónde proviene el CO2 emitido por los hombres?

–De la utilización del carbón (hoy muy extendido para producir electricidad: por ejemplo, el 50% de la electricidad estadounidense se produce con carbón), del gas (¡aunque sea “natural”!) y del petróleo. Las emisiones de CO2 que vienen de estos combustibles fósiles fueron multiplicadas a grandes rasgos por 15 desde 1900. Este CO2 va a permanecer en parte en la atmósfera, y la cantidad de ese gas que se encuentra en el aire aumentó el 30% desde 1850.

–¿Y por qué el CO2 que ponemos en el aire no se va enseguida a otra parte?


–La atmósfera es un poco como una bañera con toda una serie de canillas para llenarla y un desagüe para vaciarla. Las canillas son las emisiones naturales (los océanos y los suelos) y las nuestras que se añaden. El desagüe es la disolución del CO2 en el agua de los océanos y la fotosíntesis de las plantas terrestres. Sobre dos litros de CO2 que el hombre pone en la atmósfera, un litro llega a “ser provechoso” para plantas y océanos, pero el otro litro se queda ahí y se acumula en el aire. Se comprende fácilmente que hay que dividir lo más rápido posible las emisiones mundiales de CO2 por dos, para que la cantidad en el aire deje de aumentar. Lo que nos espera no es un pequeño cambio, sino un cambio mayúsculo.

–Por lo tanto, si entiendo bien, la responsable es la civilización moderna.

–Entiendes muy bien: al utilizar carbón, gas y petróleo, y al talar bosques, entre otras cosas para criar 1.500 millones de vacas (que además eructan metano), el hombre aumentó el 30% la cantidad de CO2 en la atmósfera. Y si queremos seguir jugando ese juego –mientras se pueda–, este aumento será mucho más fuerte (el doble o más) mucho antes del fin del siglo XXI.

–El profe de geografía dice que antes de nosotros el clima ya había variado. ¿Cómo se puede estar seguro de que la causa de esto es el hombre?

–Es evidente: antes de nosotros, la Tierra conoció eras glaciares, e hizo mucho calor en la era de los dinosaurios, y nosotros no teníamos nada que ver. En líneas generales, el clima no dejó de variar desde que se formó la Tierra, a tal punto que el clima del pasado es estudiado por los científicos de disciplinas muy numerosas. De hecho son los mismos –o casi– que aquellos que estudian la evolución del clima futuro, y no es azar. Comprender cómo funciona el sistema climático por sí solo es indispensable para responder a nuestra gran pregunta, que es saber lo que ocurre a partir del momento en que el hombre se entromete.

–¿Tendría otras consecuencias el recalentamiento, además de elevar la temperatura?


–Sí, por supuesto, pero esas consecuencias van a depender de lo que hagamos a partir de ahora, un poco como el estado de un fumador depende de la cantidad de cigarrillos que fuma y de la cantidad de años durante los cuales fumó. Cuanto más tiempo y mayor cantidad haya fumado, tanto más aumentan sus posibilidades de terminar con algo que no le va a gustar mucho o directamente de morirse. Por lo que respecta al clima es igual: lo que te va a pasar a ti y a tus hijos va a depender mucho de lo que hizo la generación de tus abuelos y de lo que va a hacer la mía en los veinte a treinta años venideros. Además, las consecuencias más dramáticas cuando nos tomen de improviso no son una temperatura que asciende, sino la guerra, los motines, las hambrunas o las enfermedades, y a todas luces son las más difíciles de prever.

–Pero, en todo caso, hay cosas más simples, ¿no? Por ejemplo, todo el tiempo oigo decir que el océano va a subir.

–Efectivamente, cuando el agua oceánica se recaliente se dilatará y su nivel ascenderá algunas decenas de centímetros por lo menos de aquí a 2100. Pero como el océano va a tardar mucho tiempo en equilibrar su temperatura con la de una atmósfera más caliente –un milenio o más–, ya sabemos que el agua va a seguir subiendo algunas decenas de centímetros por siglo, durante diez o veinte siglos.

–¡Diez o veinte siglos! Pero entonces, lo que tu generación y la de mis abuelos hicieron ¿ya no se puede deshacer?

–En parte no. En una época teníamos la excusa de la ignorancia, pero ahora esto está más al alcance de todo el mundo.

El que avisa no es un traidor

Ingeniero francés especialista en energía y clima, Jean-Marc Jancovici es conocido por haber elevado la voz y alertado al mundo mucho antes de que los cambios sean, ahora tan palpables, noticias de todos los días. En 2002, por ejemplo, publicó el libro L’avenir climatique y desde entonces escribe sobre sus investigaciones en su sitio Manicore.com. Más realista que pesimista, ya se enfrentó –intelectualmente– con Jeremy Rifkins al quien le achacó su optimismo exagerado en relación con el hidrógeno como el “combustible eterno del futuro”. Y ahora vuelve a concientizar sobre los sacudones que se vienen si no se hace ya algo en el libro El cambio climático explicado a mi hija (Fondo de Cultura Económica). Claro, conciso, directo, la estrategia de Jancovici es inteligente: se dirige a las generaciones futuras, las que deberán pagar por las negligencias y excesos de sus antepasados.


Compartir

El último comentario se muestra en esta página, los anteriores podrás leerlos en las páginas subsiguientes. Todos los comentarios requieren de la aprobación del administrador.
No se publicarán consultas, las que sugerimos realizar a través del formulario de contacto.


Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios.
Por favor valídate o regístrate.

Comentario[s]

Powered by AkoComment 2.0!

 
< Anterior   Siguiente >

 
 
Google
 
Web en.barrameda.com.ar
Puedes encontrarnos en
Facebook
Twitter
Ning
o recomendarnos en Google
Acordes Partituras Tablaturas Guitarra| Letras de canciones | Letras de canciones | Letras de canciones
El universo | Geografía Argentina | La biología | La botánica | La zoología | La ecología | What is ecology?

 
 

barrameda v2.3
Aviso Legal

website statistics
cargando el contenido