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Noticias - Diciembre 2009
Publicado por Administrador   
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Copenhague Un problema de semántica

Pienso que hay centenares de periodistas y analistas que se han equivocado. Los principales obstáculos no tienen nada que ver con el nivel de recortes de emisiones que debería corresponderle a los países ricos o cuánto dinero les tocaría pagarle a los países en desarrollo.

Las siglas confunden a todos

No, el problema tiene que ver con la jerga y las siglas. Me mortifica la posibilidad de que más de 100 jefes de estado que están por llegar para “sellar el acuerdo” van a terminar yéndose a casa horrorizados.

Empecemos por el comienzo. Primero, cualquier delegado debe determinar a cuál de las principales discusiones debe incorporarse: la AWG-LCA, AWG-KP, SBI o SBSTA.

Las diferencias son importantes. Si te confundes con las dos primeras, puede que termines negociando fondos de adaptación y no recortes de emisiones.

Luego podrías confundirte entre los Cuerpos Subsidiarios: la sigla SBI en inglés significa Cuerpo Subsidiario para la Implementación, mientras SBSTA es el Cuerpo Subsidiario para Asesoría Científica y Tecnológica.

Y la guindilla en la torta serían los “no documentos” que siempre elaboran los negociadores – documentos que no tienen la condición de textos oficiales. Alicia hubiera tenido mejor suerte en el país de las maravillas.

Puede que uno se confunda en el momento de ingresar al gigantesco centro de conferencias. Por la derecha se pueden ver varios nombres colocados sobre las cabinas de diferentes salones dedicados a las organizaciones que representan a la sociedad civil.

Están las ONGs de grupos juveniles, YUGOs, las ONGs Ambientalistas (ENGOs), las TUNGOs (sindicatos) y las RINGOs (ONGs independientes y de investigación).

Me emocioné cuando vi el cartel BINGO. Pensé que sería una forma ingeniosa de bajarle un poco las tensiones a las negociaciones. Pero no, eso significa ONGs de Negocios e Industrias.

Un periodista descubrió algo titulado EUROFISH. Pensó que podría ser un nuevo pez exótico que ha surgido por la elevación de las temperaturas del mar.

Muchas ONGs y gobiernos que aquí han venido desde América Latina están muy interesados en las negociaciones del REDD. El REDD significa reducción de emisiones por la deforestación y degradación de la tierra.

Y para poder respetarse a uno mismo en las negociaciones, hace falta que puedas decir LULUCF (pronunciado lu-lu-cef) con autoridad. (Significa uso de la tierra, cambio del uso de la tierra y manejo de bosques).

Además hay que cuestionar la sabiduría de estas siglas. REDD significa “rojo” en inglés. Seguramente podrían haber encontrado la forma de denominar a las negociaciones sobre deforestación con la sigla GREEN, o verde.

Copenhague: ¿Circo o carnaval?

La palabra más común para describir este encuentro es circo. Después de todo, la mayoría aquí tiene que ofrecer alguna clase de espectáculo a veces frente a audiencias de miles de personas.

Primero están los famosos como el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que para verlo este martes hay que tener entradas.

Luiz Inacio Lula da Silva


Las delegaciones gubernamentales sostienen regularmente encuentros públicos para describir lo que están haciendo en el combate del cambio climático, o para explicar lo que otros deberían hacer y evitar así ser víctimas de este fenómeno.

Cada una de las cientos de organizaciones no gubernamentales tienen sus quince segundos de fama. Sus representantes se preparan, protestan, cantan o reparten alimentos vegans para captar la atención.

Miles de periodistas corren de un lado para otro. Muchos de ellos informaron sobre el retiro de los africanos de las conversaciones de la víspera. Un par de horas más tarde retomaron el tema para reportar sobre su regreso.

Sin embargo, no estoy seguro de que "circo" sea la mejor descripción. Comienzo a pensar que tal vez la de "carnaval" sea más adecuada.

La razón es que los brasileños están en todas partes. Uno escucha el portugués en todas las colas.

Según el diario británico The Guardian, Brasil trajo la delegación con mayor cantidad de delegados inscritos. Con más de 1.000 de ellos, supera a Dinamarca, con 800; a la Unión Europea, con 400; a China, con 250, e incluso a EE.UU., que aparentemente tiene "sólo" 200.

Y no hay que olvidar el número de sesiones informativas que los brasileños imparten a todo el que quiera escuchar. Este martes, por ejemplo, estuvieron hablando sin parar de 9:30 de la mañana a ocho de la noche.

Energía sostenible, temas agropecuarios, cambio climático y comercio son sólo algunos de los asuntos que han tratado en nueve sesiones comparada con una sola por parte de México.

Mis colegas Brasil aseguran que hay al menos medio centenar de periodistas de su país. Un corresponsal argentino me dijo que su país tenía tres periodistas aquí y sólo seis miembros oficiales de la delegación.

Una publicación de una ONG local informa que Brasil está encabezando el Índice de Desempeño Ambiental por sus planes de reducción de emisiones contaminantes.

Y como si esto no fuera suficiente, anoche dos periodistas brasileños ganaron el codiciado Premio de Periodismo de la Tierra por su cobertura del Amazonas.

Como me dijo un colega, "Brasil ya tiene la Copa del Mundo de 2014 y las Olimpíadas de 2016 y ahora está ganando Copenhagen".

Carnaval. Seguramente es carnaval.

A la espera del calentamiento global

Aquí en Copenhague no hay mucha evidencia del calentamiento global. En un clima helado, cientos de nosotros nos hallamos atrapados en una larga fila fuera del salón de conferencias.

Luego de siete horas de sufrimiento con esta temperatura, muchos de nosotros llegamos a nuestro límite y, de plano, nos rendimos.
Fila de asistentes fuera de la sede de la Cumbre de Copenhague

El problema es que el Centro Bella (¡no tan bella ahora!) ya colmó su máxima capacidad de cerca de 18.000 personas. Y Naciones Unidas acreditó para el evento a 45.000 asistentes.

De acuerdo, éste es probablemente el encuentro más importante que se ha realizado hasta la fecha para discutir el futuro del planeta, pero seguramente los organizadores podrían haberlo planeado un poco mejor, ¿o no?

Por suerte, hay suficientes latinoamericanos ingeniosos en la fila para mantener arriba el espíritu. Un periodista chileno se escapó a los baños para usar los secadores de manos y poder recuperar la sensación en los dedos de los pies.

Esto nunca hubiera pasado en América Latina. La paciencia se habría agotado. Y estaríamos viendo disturbios menores, o al menos un vendedor callejero emprendedor nos habría ofrecido café y empanadas.

Varios equipos de Televisión que no pudieron entrar comenzaron a filmar la fila. "Esta es nuestra única historia", se quejó un periodista de India.

Pero no eran sólo los representantes de medios de comunicación los que estábamos varados allá afuera. Pude ver ahí a uno de los destacados autores del informe de 2007 del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), vi al jefe de una delegación oficial y a un director de campañas de una ONG británica.

Un agente operador de carbón, brasileño, estaba furioso porque pudo haberse perdido un buen contrato. El representante chileno de una empresa de telecomunicaciones alemana tenía que hacer una presentación en un evento paralelo. No dejaba de decir en tono bajo: "Es un espanto".

Y luego, empezó a nevar. Un hombre ruso que trabaja para un Centro de Migración, parado a un lado mío, dijo que la Cruz Roja debería de declarar una emergencia y empezar a distribuir cobijas.

Una mujer sueca detrás de nosotros no dejaba de desear en voz alta que el calentamiento global ocurriera más rápido.

Cumbre de Copenhague

Una ONG verde que protestaba afuera de la conferencia empezó a cantar el habitual "¿Qué queremos?". El cual fue respondido con un: "que nos dejen pasar".

Conforme se filtraban las noticias de que las negociaciones se habían suspendido temporalmente, emergía un consuelo. Empezamos a pensar en la próxima gran reunión sobre cambio climático, que se realizará en la Ciudad de México a fines del próximo año.

Bueno, al menos ahí no habrá nieve.

Fuente: BBCMundo

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