Malawi es uno de los países más pobres del mundo. Hace cuatro años, la supervivencia de la mitad de su población dependía de la ayuda internacional. Y sin embargo, este año se ha convertido en exportador de grano. Un programa de suministro de semillas y fertilizantes subsidiados ha permitido que ahora muchos hablen del "milagro de Malawi", un país donde la población ya puede vivir de su agricultura.
Así lo hace Emma Aron, que cultiva su maíz en poco más de 8.000 metros cuadrados en un terreno cerca de la ciudad de Lundu. Su cosecha permitió alimentar a los cuatro miembros de su familia durante un año entero.
Aron recuerda cómo era su vida hace cuatro años. "Era tan duro ver cómo mis hijos pasaban hambre", cuenta. "No era fácil que los niños fueran al colegio, porque no tenían siquiera comida".
Según dice, el programa de subsidios agrícolas —alabado también por el presidente de la Unión de Granjeros de Malawi, Adiel Banda— es lo que ha permitido alimentar a los suyos.
Costoso y ¿a corto plazo?
Sin embargo, este plan tiene sus inconvenientes. Es muy costoso para el gobierno, que recibe un tercio de sus ingresos de la ayuda extranjera.
Pero además, su viabilidad económica depende del precio del fertilizante, que puede sufrir enormes variaciones.
Además, algunos temen que el uso excesivo de estos productos acabe degradando el suelo de Malawi a largo plazo.
La ONG Action Aid pretende desarrollar en Malawi un programa que enseñe a las mujeres del campo elaborar su propio fertilizante natural.
El objetivo es fortalecer el suelo, aunque de momento, el abono natural no es suficiente para cultivar cosechas productivas.
El futuro
Malawi tiene actualmente una población de 13 millones de habitantes, pero se espera que en los próximos 30 años esta cantidad llegue a los 30 millones.
Entonces, ¿será capaz el país de alimentar a tanta gente?
Edson Musapole, de Action Aid, cree que se puede lograr si se aplican las políticas adecuadas.
A pesar de las mejoras logradas, la productividad agrícola sigue siendo muy baja. El principal desafío es potenciarla, asegura.
Ministros y jefes de Estado de todo el mundo se reunieron la pasada semana en Roma para discutir medidas para estabilizar los precios de los alimentos, que aumentaron como consecuencia de la crisis económica global y generaron dificultades en todo el mundo.
Gran parte de la atención en esta Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) se puso sobre la necesidad de que los países en desarrollo encuentren sus propias soluciones para alimentarse sin depender de la ayuda externa.
Malawi es un ejemplo de ello que por ahora parece haber tenido éxito. Sin embargo, es importante destacar que este país del sudeste africano ha tenido suerte y ha evitado las sequías que han padecido algunos de sus vecinos en los últimos años.
Pero el mundo necesitará muchas iniciativas que, como ésta, funcionen, si pretende alimentar a los 9.000 millones de personas que se calcula habrá en el planeta en 2050.
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