Una rara especie de sinsonte, Mimus trifasciatus, podría ser reintroducida a las Islas Galápagos gracias a los especímenes recogidos por Charles Darwin durante sus expediciones por el continente americano. Un equipo de genetistas del Museo de Historia Natural de Londres extrajo ADN de dos aves que el famoso naturalista británico obtuvo en 1835.
Al comparar esa muestra con el ADN de las poblaciones vivas en otras dos islas, los científicos descubrieron la clave genética para conservar a las aves. Los investigadores, que publican sus hallazgos en la revista Biology Letters (Letras de Biología) de la Sociedad Real, utilizaron dos ejemplares que Darwin y Robert Fitzroy -el capitán del barco HMS Beagle- recogieron en la Isla Floreana durante su viaje a las Galápagos hace más de 170 años.
El sinsonte de Floreana se extinguió en la isla poco después de esta famosa expedición, principalmente debido al impacto humano en ese delicado hábitat.
Hoy sólo sobreviven dos subpoblaciones de la especie en dos pequeños islotes de las Galápagos, el de Campeón y el de Gardner. Supervivencia de especies
La doctora Karen James, investigadora del museo quien participó en el estudio, afirma que el sinsonte de Floreana fue una de las aves más raras del mundo.
"También fue importante porque con ella Darwin se dio cuenta de que los organismos podían evolucionar de manera independiente en las islas", dijo la investigadora.
La Fundación Charles Darwin, que lleva a cabo estudios de conservación en las Galápagos, planea eventualmente reintroducir a las aves en Floreana.
Pero para que este proceso sea efectivo, dice la doctora James, debe restaurarse una población "que sea lo más cercana posible a la que existía antes".
Para descubrir cómo hubiera sido esta población los científicos necesitan estudiar a las aves de Floreana.
"Hay muy pocos de estos especímenes" explica Karen James.
"Pero el Museo de Historia Natural tiene dos de ellos y precisamente son los que recogieron Darwin y Fitzroy".
Claves genéticas
La doctora James y su equipo pudieron tomar muestras pequeñísimas de cada uno de los especímenes históricos, de los cuales extrajeron ADN.
Los investigadores descubrieron "señales genéticas" en las dos especies sobrevivientes que también están presentes en las muestras de Darwin.
Esto reveló que las dos subpoblaciones se dividieron muy recientemente y es probable que esta división, dicen, fue la que causó la extinción del sinsonte de Floreana.
La extinción pudo haber roto el "puente" entre las dos poblaciones, lo que significa que ya no fue posible que las aves se cruzaran.
Aún cuando lograron evolucionar de forma independiente y reproducirse como resultado de la endogamia, este estudio demuestra que una pequeña subpoblación retuvo muchas de las importantes variaciones genéticas que una vez se encontraron en el sinsonte de Floreana.
Esto, dicen los investigadores, es buena noticia para la supervicencia de las especies.
El estudio llevó a los científicos a concluir que los futuros planes de conservación deben enfocarse "en la protección de las dos poblaciones satélites in situ y establecer una tercera población única en Floreana".
Esta reintroducción podría usar aves de ambas islas, explican la doctora James, para "maximizar la diversidad genética".
La investigadora afirma que el proyecto pone de manifiesto la importancia de los especímenes históricos.
"A pesar de que Darwin no supo nada del ADN, los especímenes que él y Fitzroy recogieron han logrado, después de 170 años de mantenerlos en colecciones, producir las claves genéticas que muestran un camino para la conservación de esta especie en peligro crítico y tan importante históricamente", expresa la científica.
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