La compleja influencia de los aerosoles en nuestro clima se ha tornado más amenazadora: podrían hacer al metano -un gas de efecto invernadero- más potente de lo que anteriormente se creía, dicen modeladores del clima. Drew Shindell y sus colegas del Instituto Goddard para Estudios del Espacio de la NASA, en Nueva York, hicieron una serie de corridas de modelos computarizados para demostrar que el potencial de calentamiento global del metano es mayor cuando se combina con partículas atmosféricas en aerosol como el polvo, sal de mar, sulfatos y carbón negro. El trabajo fue publicado en Science.
El Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC, en inglés) y tratados tales como el Protocolo de Kioto asumen que el metano es, tonelada por tonelada, 25 veces más potente que el bióxido de carbono en el calentamiento global.
Pero la interacción con aerosoles aumenta el potencial relativo de calentamiento global del metano (GWP, en inglés) hasta 33 veces, aunque hay mucha incertidumbre alrededor de la cifra exacta. En el Protocolo de Kioto, las GWP son utilizadas para gobernar las emisiones negociadas.
Shindell también piensa que los generadores de la política climática necesitan poner mucha más atención en la restricción de contaminantes de vida corta, como el metano, monóxido de carbono, componentes orgánicos volátiles (VOCs) y aerosoles. Esto podría generar rápidos cambios significativos en el clima local y global, dice, mientras que los efectos en el esfuerzo para reducir las emisiones del bióxido de carbono de vida prolongada no se verán en muchos años.
La creciente influencia atribuida al metano es interesante, dice Frank Dentener, del Instituto para el Medio Ambiente y Sustentabilidad de la Comisión Europea, Ispra, Italia. Señala que suprimir las emisiones de metano usualmente no cuesta, y realmente puede incluso generar dinero recolectando el gas para venderlo, o reducir las emisiones haciendo procesos más eficientes y baratos.
Modelos confusos
El metano, los aerosoles y otros contaminantes de vida corta tienen una relación química complicada, solo una parte de la cual pudieron captar los modelos de Shindell. Por ejemplo, el metano lleva a incrementar la formación de ozono en la tropósfera, lo que puede reducir la producción agrícola. También eventualmente es oxidado a bióxido de carbono; o por otras reacciones químicas puede formar vapor de agua -también un gas de efecto invernadero- en la estratósfera.
Los modelos aún no toman en consideración todos los procesos. Pero el hecho de tratar de acoplar las químicas de aerosoles con ozono es ya un progreso, dice Dentener. "En lugar de ver a los componentes de forma unitaria, ven en mayor detalle lo que las emisiones de esos componentes harán a una secuencia completa de cosas", especifica.
Shindell indica que los futuros modelos climáticos de largo plazo deben empezar a incluir más de estos procesos secundarios locales.
Los aerosoles y los gases de vida corta no están siendo ignorados en su totalidad. "El momento para actuar es excelente", dice Greg Carmichael, científico climático de la Universidad de Iowa en la ciudad de Iowa.
"Hay una creciente conciencia entre los políticos y las comunidades científicas de que el período que viene representa una oportunidad clave e importante para relacionar las preocupaciones climáticas con las aérea", apunta.
Recientemente, científicos y políticos se reunieron en Gotenburgo, Suecia, en un seminario para discutir políticas climáticas intermedias. Nature News
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