El dinero invertido en proteger la naturaleza puede reportar grandes ganancias económicas, según una investigación a fondo sobre los costos y los beneficios del mundo natural. El estudio dice que el dinero destinado a proteger tierras húmedas, arrecifes de coral y bosques puede multiplicarse por cien si se traduce en beneficios de capital.
El informe, titulado "Economía de los ecosistemas y la biodiversidad" (TEEB, por sus siglas en inglés) cuenta con el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los gobiernos de varias naciones.
Según el director del proyecto, los países deberían tener en cuenta las conclusiones del trabajo en la cumbre de la ONU sobre cambio climático, que se celebrará el mes próximo en Copenhague.
El TEEB es el primer intento de medir el valor económico de los "servicios al ecosistema" –acciones que algunos actores del mundo natural hacen gratuitamente, como purificar agua potable o proteger las costas de las tormentas– de manera sistemática y global.
"Hemos analizado 1.100 estudios sobre diferentes países y diversos servicios del ecosistema", dijo Pavan Sukhdev, economista del Deutsche Bank que dirigió el estudio.
"Y hemos descubierto que en las áreas protegidas, por ejemplo, por más que se recorten las cifras acabas teniendo un radio de beneficios de entre 25 a 1 y 100 a 1".
"Ahora podemos decir, con seguridad, que invertir en áreas protegidas proporciona sólidos beneficios", dijo Sukhdev.
Mundo acuático
La primera etapa del proyecto se concentró en los bosques y concluyó que las pérdidas actuales relacionadas con esos ecosistemas equivalen a dos a tres billones de dólares, superando a la crisis bancaria.
En una etapa siguiente, los economistas analizaron el mundo submarino de la pesca y los arrecifes de coral.
Los grupos conservacionistas han instado en repetidas ocasiones a una mayor protección de los ecosistemas marinos, para proteger la biodiversidad y aumentar los rendimientos de la pesca a largo plazo.
Sukhdev dijo que esto también tiene grandes implicaciones económicas.
• Si aumentáramos la protección de los mares desde menos de 1% hasta 30%, ¿cuánto costaría?", se preguntó.
• Establecer reservas, aplicar políticas y demás costaría entre US$40.000 y US$50.000 millones al año, y el beneficio anual sería de US$4 o US$5 billones", aclaró.
Las ganancias provendrían del aumento en la captura de peces y de los ingresos por el turismo, y en el caso de los corales habría beneficios por la protección natural qué estos dan a las costas, evitando los daños de las tormentas.
"El informe TEEB tiene una importancia enorme, pues demuestra que [las pérdidas naturales] están unidas inextricablemente a una economía mundial sostenible, y celebramos el llamado a los políticos para que se aceleren y aumenten las inversiones en el manejo y la restauración de los ecosistemas", afirmó Stephen Hooper, director del Jardín Botánico de Londres.
Según el estudio, hay que elegir con mucho cuidado las áreas protegidas, dado que están concentradas en zonas de gran importancia ecológica y económica.
Otros ejemplos citados en el informe son:
• Un estudio de Costa Rica que indica que las zonas intactas de bosque aumentan las cosechas de café en un 20%, pues sirven de refugio a los insectos polinizadores.
• Una pradera conservada en Nueva Zelanda, que provee a la región de Otago de agua gratuita. Transportar el líquido desde otro lugar costaría US$100 millones al año.
• En Vietnam, la plantación y protección de cerca de 12.000 hectáreas de manglares le cuestan al gobierno US$1,1 millones, pero le permiten ahorrar US$7,3 millones en gastos de mantenimiento de diques.
El llamado de los bosques
Aunque economistas ya habían esbozado -por separado- estas ideas, el informe TEEB intentó reunir todas las pruebas para presentarlas a los que deciden políticas, con la esperanza de convencer a los gobiernos para que inviertan dinero en proteger la naturaleza.
"Demostramos que la incapacidad de los mercados para analizar adecuadamente el valor de los servicios al ecosistema les atañe no sólo a los ministros de medio ambiente, desarrollo y cambio climático, sino también a los de economía y finanzas", dice el informe.
"La evidencia presentada aquí muestra que, en la mayoría de los casos, las opciones a favor de la conservación son un asunto de sentido común económico".
Algunos gobiernos, como el de Alemania –que comenzó el proyecto en 2007-, Noruega y el Reino Unido ya respaldaron el trabajo.
"El informe realmente subraya la necesidad de comprender el papel que juega la naturaleza en nuestra economía a medida que se acerca el Año Internacional de la Biodiversidad", dijo el ministro británico de Medio Ambiente, Hilary Benn.
En la cumbre del mes próximo en Copenhague, se espera que los gobiernos terminen de delinear cómo financiar la protección de los bosques como una forma barata de reducir las emisiones de carbono.
Las conclusiones del TEEB dan sustento económico a los llamados de los grupos conservacionistas e indígenas que abogan por reducir la deforestación y la degradación de los bosques, más que concentrarse solamente en absorber los gases contaminantes.
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