Cuando uno se pasea por la riqueza de recursos que posee Venezuela comprende que es un país megadiverso. Desde ese punto de vista, la biodiversidad es un concepto que privilegia la vida frente a la extinción; y ese es el gran dilema del siglo XXI. “Se entiende por biodiversidad el número, variedad y variabilidad de seres vivos que habitan el planeta.
Además, la biodiversidad incluye las interacciones que se establecen entre las formas de la vida y que dan origen a sistemas interactivos complejos como son los ecosistemas”. A ese concepto se le suman las nuevas tendencias y enfoques para abordar la conservación del medioambiente. Ahora, no solo se toman en consideración las creencias y valores culturales tradicionales que rodean los lugares sagrados naturales, sino también el sentimiento profundo del hombre del respeto sobre la vida y el medio ambiente.
A propósito, surgen a colación de las palabras de Odairisama, Presidente del Instituto de Investigaciones de la Cvilización Yoko –Tokyo, Japón- quien afirmó que el deterioro del medioambiente no es mas que el reflejo del deterioro del sentimiento de la humanidad (Junio, 2008), es decir que los valores espirituales trascendentales ahora entran en el escenario del estudio y conservación de la biodiversidad.
En ese orden de ideas se destaca que, de los 912.050 kilómetros cuadrados de Venezuela, más de tres mil corresponden a costas. Así, la amplia red fluvial ofrece gran potencial hidroeléctrico y se distribuye en dos grandes vertientes marítimas: la del Atlántico y la del Caribe. El país posee 1.050 ríos de los cuales el más importante es el Orinoco, con 2.400 kilómetros de largo y por su magnitud es considerado el tercero de Sudamérica y el octavo del mundo. Al pasear la mirada sobre su territorio, también observamos que hasta ella se extiende un ramal de la Cordillera Andina, ofreciéndonos el maravilloso pico del águila con 4.100 metros de altura sobre el nivel del mar; y las nieves perpetuas del pico espejo, del estado Mérida.
Asímismo, las inmensas llanuras de Apure y Barinas; los tepúyes, en Bolívar; los Médanos de Coro; y pare usted de contar. Es decir un sin número de escenarios que resguardan gran cantidad de seres vivos en su flora y fauna, de ecosistemas que constituyen una gran riqueza y potencial para el desarrollo del país. Pareciera que los Dioses la bendijeron al dotar a Venezuela de múltiples riquezas naturales que albergan aproximadamente 25.000 especies de plantas, 323 especies de mamíferos, 1.340 especies de aves, 283 especies de reptiles y 202 especies de anfibios; que nos ubican como país megadiverso.
Es por ello que, según el Proyecto Nacional Simón Bolívar, que es el Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación (2007-2013) “la biodiversidad nacional es una de las diez mas altas del mundo. Contamos con abundantes recursos hídricos y con un alto número de áreas naturales protegidas”. Sin embargo, y a pesar de la gran protección jurídica del medioambiente y de los recursos naturales, “esta gran biodiversidad se encuentra amenazada por las actividades humanas. Entre 1978 y 1985, 430.000 hectáreas de los ambientes naturales del país fueron deforestados y 230.000 hectáreas fueron afectadas por la construcción de represas, mientras que sólo durante 1985, 62.000 hectáreas fueron intervenidas para la construcción de carreteras. (Rodríguez, j. 2001)
A pesar de esas cifras que han ido creciendo dada nuestra necesidad de crecimiento y desarrollo; a nivel nacional e internacional se siguen haciendo esfuerzos para revertir la acción depredadora del hombre sobre el medio ambiente. Un ejemplo reciente es que la UNESCO, en la 21ª reunión del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre El Hombre y la Biosfera (MAB) que se celebró del 25 al 29 de mayo de 2009 en la Isla de Jeju (República de Corea); incluyó El Delta del Orinoco a la red mundial de reservas de la biosfera. En nota de prensa se destaca que “El delta del río Orinoco está caracterizado por la gran biodiversidad de sus ecosistemas acuáticos y terrestres y alberga más de 2.000 especies botánicas, una vasta gama de especies animales terrestres y acuáticas. Además, a esa biodiversidad se añade el rico legado cultural del pueblo warao, que vive en sus parajes”. Ahora, la Red cuenta con un total de 533 reservas situadas en 106 países. Nos despedimos hasta la próxima semana.