Las aguas del Ártico podrían estar en su punto más gélido. Quizás eso explique por qué un oso polar cachorro se aferró a la espalda de su madre en busca de calor, un comportamiento –según los expertos- no muy común entre los miembros de esa especie. Este hallazgo sugiere que la práctica de los cachorros de treparse en la espalda de sus madres, es más común de lo que se pensaba.
El doctor Jon Aars, del Instituto Polar Noruego en Tromso, describió, en la publicación especializada "Polar Biology", lo que en principio era sólo una "inolvidable" fotografía tomada por una turista.
El 21 de julio de 2007, la señora Angela Plumb, una turista británica, estaba en un barco en el archipiélago de las islas Svalbard.
Plumb había decidido pasar sus vacaciones en Duvefjorden, en Nordaustlandet, una isla que pertenece a territorio noruego.
Plumb apuntó con su cámara a una osa que llevaba en su espalda a su cachorro de siete meses.
"El cachorro estaba en la espalda de la osa polar mientras ella nadaba y cuando salió, se quedó aferrado a ella y, después, se zafó", señaló Plumb.
Durante extensos periodos en el año, los osos polares (Ursus maritimus) viven en el mar congelado y se alimentan principalmente de focas.
Su desafío es nadar las áreas marinas que se encuentran entre las islas de hielo flotantes.
Tras ver a la osa y a su hijo, Plumb se comunicó con el doctor Aars para comentarle su foto y le preguntó si se trataba de un comportamiento común de esa especie.
"No había visto o escuchado hablar sobre ese comportamiento antes, por eso le pregunté a otros investigadores y descubrí que se trataba de algo que había sido observado antes, pero que no era nada frecuente", indicó Aars. Fuera del frío
A los cachorros se les conoce por montar las espaldas de sus madres cuando dejan sus guaridas y se movilizan por profundas áreas de nieve.
Los cachorros y otras especies de osos como los perezosos también se agarran a sus padres.
Sin embargo, que los osos polares cachorros se engancharan a los adultos de sus especies mientras nadaban era desconocido.
El doctor Aars está especialmente interesado en este comportamiento porque podría tratarse de una práctica de adaptación.
"Esto podría ser potencialmente importante porque significa que los cachorros están expuestos a menos agua. Si ellos están sumergidos, tendrían que nadar, pero por su edad carecen de protección ante las bajas temperaturas del agua", dijo el especialista.
Los adultos de la especie están bien adaptados para nadar en el agua fría, pues poseen grasa subcutánea y bastante masa corporal.
Sin embargo, los osos polares en sus años de juventud tienen muy poca grasa que los resguarde del frío, pues no desarrollan las reservas de grasa hasta que llegan a la edad adulta.
Su pelaje también pierde propiedades aislantes al frío cuando se sumergen en agua fría.
Aars sugiere que estar fuera del agua podría ser vital para que los cachorros sobrevivan en sus habitats. Transporte rápido
Otra razón que pudiese explicar el comportamiento captado por la cámara de la turista británica es la facilidad que ofrece la espalda de los padres de los cachorros para ser transportados en el agua.
"Creo que uno de los grandes beneficios es la rapidez con que se mueven las osas. Ellas son poderosas nadadoras. Los cachorros son mucho más lentos y el tiempo en el agua es tiempo perdido para la caza", señaló el profesor Andrew Derocher, de la Universidad Alberta, en Edmonton, Canadá.
"La madre preferiría invertir su tiempo en conseguir más comida que en nadar", explicó el experto.
Los científicos están interesados en determinar si este comportamiento podría ser frecuente en las poblaciones de osos.
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