El Demonio Espinoso (Moloch horridus) puede recoger todo el agua que necesita directamente de la lluvia, del agua estancada, o incluso de la humedad del suelo, en contra de la gravedad y sin emplear energía ni dispositivos de bombeo. Imaginemos que el lagarto pisa un charco; en ese instante el agua comenzará a “reptar” por su cuerpo dirigiéndose directamente a la boca de este lagarto del desierto, a través de la acción capilar de un sistema circulatorio que atraviesa toda la superficie epidérmica del lagarto, y que está compuesto de canales semi-encastrados de entre 5 y 150 micrómetros de anchura ubicados entre las escamas que recubren su piel.
La superficie de los canales está enormemente retorcida, lo que incrementa drásticamente el área de superficie efectiva para que el agua pueda crear enlaces de hidrógeno y por lo tanto ganar fuerza en su acción capilar.
Si creásemos sistemas de recolección y distribución pasiva de agua destilada de forma natural, podríamos suministrar agua limpia a los 1.000 millones de personas en el mundo que carecen de este recurso natural, al tiempo que reducimos los consumos energéticos necesarios para la recolección y transporte de agua mediante bombas (p.e. para elevarla a los depósitos ubicados en lo alto de los edificios).
Además podríamos desarrollar una amplia variedad de otras soluciones tecnológicas económicas tales como gestión del calor a través de sistemas de enfriamiento por evaporación, estructuras protectoras contra el fuego, etc. mediante barreras de agua accionables a demanda.
Otro maravilloso truco tecnológico inspirado por la naturaleza que podría facilitar nuestras vidas futuras gracias a la biomimesis.
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